Bahía Blanca | Martes, 14 de mayo

Bahía Blanca | Martes, 14 de mayo

Bahía Blanca | Martes, 14 de mayo

¡Qué reencuentro!: "Con Willie no nos vimos nunca más", contó Fefo Ruiz

El tirador uruguayo, que marcó una época jugando en Bahía, estará en el Casanova junto a Scott, entre otros tantos inolvidables, en el "Partido de las glorias".

Twitter: @rodriguezefe

Instagram: ferodriguez_
 

Fefo se interioriza: "¿A qué hora tengo vuelo a Bahía? Porque la idea es poder almorzar con alguien. Me ha llamado un montón de gente", le cuenta a "La Nueva", desde Uruguay.

El inolvidable tirador Wilfredo Ruiz prepara su viaje para participar, el próximo viernes 21, del "Partido de las glorias", en el Casanova, donde se reunirán muchos de los que marcaron una época en los inicios de la Liga Nacional y otros desde antes también.

—¿Sabías que hay mucha expectativa por este reencuentro?

—¿Qué te parece? Hay una historia de básquetbol con todo ese rejunte.

—¿Con Willie (Scott) volviste a verte?

—Con Willie no nos vimos nunca más.

—Ufff... Por eso te digo... Y con el resto alguna vez que viniste, pero poco. ¿Te moviliza?

—¿¡Cómo no me va a movilizar!? Primero que nada me moviliza volver a Bahía. Ojalá pueda jugar aunque sea cinco minutos.

—¿Bahía es sinónimo de qué para vos?

—Bahía Blanca es la tierra de (Beto) Cabrera.

—Nada menos que quien te trajo.

—Claro, tuve ese orgullo.

Su referente. Beto Cabrera recibiendo a Fefo.

Fefo Ruiz fue el máximo anotador en las tres primeras temporadas de Liga, promediando 32,9 puntos (en 34 partidos); 31,5 (en 32 pj.) y 30,4 (en 30 pj.).

—¿Por qué decís que no sabés si vas a jugar?

—Primero que estoy viejo, tengo 62 años... Posiblemente pueda cambiarme pero...

—¿Cómo está la muñeca?

—La muñeca de diez-nueve, pero la tiene que acompañar el físico.

—Un tirito a pie firme y listo.

—Algo vamos a inventar, je.

Jorge Ferrini intenta defender a Fefo.

—Vas a tener un problema: a vos te gustaba tirar con defensa y acá justamente de eso habrá poco. Sí, tal vez, alguno te pega, je.

—No importa. Mientras me pegaban yo facturaba, je.

—Uno de los que va a estar es Ferrini, que intentó defenderte cuando le metiste 60 a San Andrés.

—Me acuerdo... Quería marcarme la Pantera. Creo que en dos noche se llevó 100 puntos, je.

Willie chocó con Carrizo (Instituto) y se la pasó a Fefo.

—¿Willie te la pasará?

—A Willie lo miro y sabe dónde ponerla. Aparte es el “no te compliques mucho Willie, dámela y festejá”. Capaz que no la emboque ni adentro de un aljibe, pero bueno, la metí cuando tenía que hacerlo.

—¿Para un tirador es lo más importante?

—Todas las bolas son importantes, el problema que si tirás todas y no metés la última, la que gana el juego, es como que no existís. Ahí siempre tenés que estar.

—¿Es la que más te gustaba?

—Es que sería un cara rota si tiro todas las pelotas y la última la paso. Hay un compromiso mucho mayor en el tirador que en el resto. Y vuelvo a destacar la virtud que tenía diferente al resto: tirar marcado.

Se apoya y tira. Ruiz, ante Gerald Cunningham.

—Buscabas al defensor y te tirabas encima.

—Exactamente. Bueno, ustedes lo vieron, no estoy inventando nada.

—Si te habrán insultado, ¿no?

—Miles de veces. Me hicieron cualquier cosa adentro de una cancha de básquetbol. Me apagaron cigarros...

—Y en nuestra Liga, que estaba en sus comienzos. Todo más precario.

—Era muy difícil. Si ganábas de visitante prácticamente te asegurabas el pasaje a la A-1. Y casi nadie ganaba, porque no había una idiosincrasia como ahora, con televisión, lo ve todo el país, no te pueden perjudicar los árbitros... Algunos jugaban con su integridad física.

Fefo cubre al árbitro Eduardo Alagastino.

—Bueno, una vez le tiraste la gente al Mono Alagastino y después tuviste que defenderlo.

—Cuando vi bajar la gente me asusté. Dije: “La cagué”. Alagastino te respaldaba de visitante, podías jugar tranquilo, se ponía firme. Era difícil ganar de visitante. Y había lugares que se enojaban y ni siquiera podías quedarte a comer.

—Vos también atacando tenías tus mañas y "sacabas" a los defensores.

—Es que me pegaban cada latazo (sic) que eran infernales. Mirá que me pegaban, ¿eh? Gracias a Dios nunca nadie entendió que yo tiraba mejor marcado que solo, porque sin defensa me faltaba una referencia. No muchos tiran marcados.

Fefo vuela, exagerado, ante Epifanio.

—En esa época el juego era menos atlético, algo que también te favorecía.

—Era mucho más lento. Recién salía la línea de tres. Había unos cambios importantes. Lo que se mantenía era la altura del aro y la circunferencia.

—¿Y cómo fue para vos cuando se reglamentó la línea de tres puntos?

—Desgraciadamente uno no estaba acostumbrado a tirar de tres y para poder tirar un metro más atrás de donde yo habitualmente tiraba, tenía que modificar el tiro, por eso siempre prefería definir de dos y no de tres. Con los años entendí que dos conversiones de dos puntos valían más que uno de tres, y me tenía mucha confianza. No dejo de reconocer, de todos modos, que el tiro de tres fue una regla que favoreció al básquetbol en general, sobre todo a los chicos.

El uruguayo contagiando al público.

—¿Cómo definirías tu vínculo con el público?

—A mí me gustaba que la gente disfrutara del espectáculo. ¿Me entendés? Cuando me levantaba lo hacía con ellos también. Y la confianza era total y absoluta.

—¿Te motivaba tanto como tenerlo en contra al público?

—Sí. Siempre me motivó mucho la gente en contra. Pero el ganar, cuando tenés la gente a favor, es como culminar una obra de teatro. Era como, vinieron a buscar esto y se lo pude dar.

—¿El que entraba a jugar con vos sabía que ibas a tirarlas casi todas?

—Se dieron muchas cosas cuando me vinieron a buscar de Bahía. Recién había terminado la Liga en Uruguay con 51 puntos de promedio en 33 partidos y en uno con récord personal de 84 puntos (13 de noviembre de 1984, jugando para Neptuno, contra Colón), sin triples. Y Beto, que me eligió, sabía. Yo había jugado muchas veces con Uruguay en Bahía y siempre pensaba "qué lindo sería jugar del otro lado", porque veía con el fervor que la gente vivía el partido, la lucha. Porque, en definitiva, no dejaba de ser un espectáculo, pero a veces se tornaba como una batalla.

—Y qué bienvenida te dio la ciudad, antes de debutar con Estudiantes, cuando jugaste un amistoso por Bahía contra Cuba.

—Esa noche me acuerdo que jugué con championes (zapatillas) prestados. Había ido a jugar y me comprometió a jugar (Rubén) Rábano (presidente de la ABB). Beto me prestó la ropa.

Richotti, enfurecido. Fefo pide calma.

—¿Te acordás del piñerío, je?

—¿¡Cómo no me voy a acordar!? Marcelo (Richotti) armó todo el lío y después salimos todos atrás de la camorra. Pero a mí no me importaba. Yo jugaba siempre para ganar, a veces perdía, pero bueno, una vez que entrás a la cancha no hay amistoso. Los amistosos son una mentira, voy a intentar ganar y si puedo meter 50, también. Esa noche creo que hice más de 40 y...

—Cuarenta y cuatro.

—Claro. La gente quedó como loca y la de Estudiantes ni te cuento. Siempre quería jugar en Bahía Blanca.

—Alguna vez, recordando tu paso por Olimpo lo definiste así: “El dinero no compra todo”.

—No tengo dudas de que me equivoqué. Porque hasta soy hincha de Estudiantes. Entonces, cuando tenés un sentido de pertenencia por un club, se hace muy difícil jugar en contra. Tuve la suerte, acá en Uruguay, de nunca enfrentar a Welcome, mi club de origen. En aquél momento cuando fui a Olimpo no medí las consecuencias. Después de eso me di cuenta que no todo pasa por ahí. Y los sentimientos no se compran.

¡Qué trío! Tato, Hernán y Fefo.

—¿Qué te dejó positivo ese paso por Olimpo?

—Tuve la suerte de juntarme con Tato (López) y con Hernán (Montenegro). Por eso, una cosa es lo que sentía y otra lo que viví. Y se dio que internacionalmente en esa mitad de década tuvimos una época muy destacada con Uruguay. Teníamos un compromiso que nunca pudimos cumplir. No pude jugar el Preolímpico porque tuve un problema con la Federación Uruguaya (estaba suspendido por 99 años) y quizá yo me estaba preparando mentalmente para jugarlo. Tampoco jugó Tato y Uruguay, de local, quedó afuera de una olimpiada y dejó de contar con sus dos figuras de la época. Eso fue un golpe muy grande para mí. Tenía mucha pretensión. Creía que Uruguay podía hacer una gran olimpiada, porque ya había pasado cuatro años antes. Siendo gurises y con mucha menos preparación habíamos sido sextos olímpicos, que para Uruguay fue como salir campeón. Con Tato teníamos una manija interior como para superar lo que habíamos hecho cuatro años antes. Pero bueno, las cosas por algo se dan.

Fefo y Jorge, firmando para Estudiantes.

—¿Si tuvieras que elegir un compañero que te dejó tu paso por Bahía?

Jorge Faggiano. Me acuerdo porque conversaba mucho con él y teníamos una amistad muy grande; lo mismo con (Claudio) Severini. Muchas veces yo estaba solo en Bahía y por más que ganes y triunfes, llega un momento que necesitás de amigos.

—Sentís la soledad.

—Y... Sí. Gente que te escuche y que puedas compartir una opinión. Me acuerdo de todos, del Huevo (Sánchez), (Carlos) Danussi, con quien tuvimos una relación que fue más allá de técnico-jugador, con consejos de padre. Aquella banda de Estudiantes era un buen grupo humano, por eso se llegó dónde se llegó. Un equipo con, quizás, menos figuras que muchos. Fijate que teníamos los dos extranjeros de menos de 1m95 (1m92 él y 1m78 Willie), cuando todos traían grandes. Hicimos grandes campañas y creo que fuimos perjudicados en aquel cuarto partido con Ferro en Buenos Aires. Podríamos haber dado el batacazo, porque después, definir en Bahía era difícil para todos.

—¿Te quedó la deuda pendiente de meter una Liga?

—Si metíamos una Liga hubiéramos reafirmado que Bahía era la Capital del Básquet. Yo la considero así, pero en el básquetbol argentino para serlo tenías que ganar una Liga Nacional. Realmente era intentar hacer cosas que te dejaran en la historia.

—¿Con qué Fefo se encontrará el público que vaya al Casanova? ¿Vas a tirarte algún triple?

—Primero, no era tirador de tres.

—Es verdad, tenés razón. Pero tampoco te achiques, ¿eh?

—Mi intención es estar, por la gente y por todos los jugadores que van, los cuales marcaron una época para mí. Pero, sobre todas las cosas, para poder agradecer a Bahía Blanca, porque fue muy importante en mi carrera deportiva, me impulsó, y uno siempre tiene que ser agradecido en la vida.

Fefo, la gente en Bahía también te espera a vos. Quiere agradecerte por tantos momentos inolvidables que le regalaste...

Los que dieron el sí

Hasta el momento, confirmaron su asistencia y aseguraron estar para saltar a la cancha  Willie Scott, Wilfredo Ruiz, Jorge Faggiano, Marcelo Richotti, Esteban Pérez, Rubén Ariel Scolari, Fabián Horvath, Raúl López, Raúl "Chuni" Merlo, Julio Ariel Rodríguez, Jorge Ferrini, Jorge Zulberti, Claudio y Mauro Grippo, Juan Carlos Belleggia, Ricardo Segal, Diego De Mayo, Juan Martín "Piru" López, Flavio Serra, Guillermo López, Fabián Andreu, Darío Buzzo, Roberto Juanpataoro, Sergio Pettorosso, Ignacio Barga y Fernando Lliteras.

Esteban Pérez, Navallo, Pettorosso y Espil, los observadores del albo. Tira Villar.

Los entrenadores serán Alejandro Navallo y Carlos Danussi, más Fernando "Nano" Lacasa como asistente.

Arbitrarán Raúl Chaves, Alejandro Ramallo y Horacio Sedán.

En la mesa de control estarán José "Tito" Fardighini, Sebastián Martínez y Mariano Ferracuti.

También, por el momento aseguraron su presencia para compartir esta noche especial: Juan Alberto Espil, Marcelo y Daniel Allende, Hernán Montenegro, Juan Andrés García, Martín Ipucha, Carlos De Battista, Juan Carlos Merlini, Luis "Oso" Núñez, Juan Carlos Alonso, Claudio Palermo, Alejandro Mellinger, Daniel Iturrioz, Sergio Lasdica, Adolfo y Jaime Scheines, Néstor "Pechuga" Martinelli, Raúl Alvarez, Héctor "Pato" Maidana, Mario y Norman "Pantera" Habib, Carlos "Bocha" Calvo, Jorge Almendra y Facundo Petracci.

Las entradas pueden adquirirse por Ticket Bahía.