Bahía Blanca | Miércoles, 02 de julio

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Los egresados de Medicina de la UNS y una señal auspiciosa

Lideran la elección de las especialidades más demandadas en el país, que actualmente están consideradas en crisis.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.
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Audionota: Marina López

Los egresados de Medicina de la Universidad Nacional del Sur (UNS) tienen una característica que los destaca del resto de las universidades del país: lideran, en porcentaje, la elección de especialidades médicas hoy consideradas en crisis y en general las que menos interesan a los estudiantes, por caso las de Medicina familiar, Clínica, Pediatría y Tocoginecología.

Así surge de un análisis elaborado por el Departamento de Ciencias de la Salud de la UNS, a partir de los datos publicados en www.argentina.gob.ar/salud/residencias/ingreso/concurso-unificado/habilitados-concurso-unificado

Sobre un total de 18 especialidades consideradas, en siete de ellas –justamente las más requeridas— la UNS registra el porcentaje más elevado de egresados en comparación con el resto de las universidades del país. 

A modo de ejemplo, mientras que a nivel nacional menos del 2% de los estudiantes de medicina se inclinan por medicina familiar, en la UNS ese porcentaje se acerca al 13%. Pediatría, otra de las más demandadas, es elegida por el 11% de los estudiantes locales contra el 7%  del resto de las universidades. El cuadro que acompaña esta nota permite comparar el resto de las especialidades. 

Pablo Badr, director Decano del Departamento de Ciencias de la Salud de la UNS, refiere que esos porcentajes elevados en disciplinas que no son las que elige la mayoría de los alumnos a nivel global, son impulsadas, por un lado, por el tipo de estructura curricular innovadora de la UNS y, por otro, por el modelo de rol que muestra el dictado de la carrera en la parte práctica-asistencial. 

“Sin ir más lejos, Medicina Familiar es un espacio curricular de 543 horas, cuando en otras universidades directamente no existe”, detalló.

Los porcentajes que registró la UNS este año en cuanto a las especialidades se vienen manteniendo desde hace años. 

“Lo que percibimos es que han empeorado los indicadores nacionales, donde los alumnos se inclinan cada vez más por alternativas como anestesiología, dermatología ó cirugía estética”.

Badr explicó que la elección de determinada especialidad por parte de los estudiantes no necesariamente es vocacional. 

“En nuestro caso responde al modelo de formación que ofrecemos, que no es fragmentada y que muestra un modelo de rol del médico de familia y la posibilidad de formarse en escenarios diversos, trabajando a nivel comunitario durante el desarrollo de la carrera”.

Por eso aseguró que si todavía hay en la UNS interesados en medicina familiar y general, clínica y pediatría, “es gracias a los dictados implementados de manera más recientes, que ofrecen carreras innovadoras, pequeñas y centradas en la comunidad”, citando los casos de la UNS y las universidades de La Matanza, Río Negro, del Centro de la provincia y Arturo Jauretche.

Por otra parte, el decano menciona que el problema que atraviesa hoy el país en materia de salud no se debe a la poca cantidad de médicos que se producen –“tenemos idéntica proporción por habitantes que los países de Europa”— sino a las especialidades que eligen y a los lugares donde ejercen su profesión.

Otro dato interesante es que si bien muchos de los egresados de la UNS eligen hacer su residencia fuera de la ciudad, cerca del 60% termina trabajando aquí.

El cupo, ese detalle

En el caso de la UNS, siempre es motivo de consulta el porqué de un cupo tan reducido de ingresantes a medicina –se admiten entre 60 y 80 cada año—, considerando que es la carrera con más inscriptos.

“Si hablamos del tema de la cantidad de ingresos, podemos mencionar que las universidades de Buenos Aires, Rosario o Mar del Plata lo tienen de manera masiva, pero sólo el 20% termina la carrera. En nuestro caso tenemos una tasa de egresos del 98%, que además completa la carrera en el tiempo establecido por el plan de estudio. Otras universidades, con ingreso libre, tienen una sobre duración de 2,5 años”, explicó el decano Badr.

“Este cupo tiene que ver con nuestro modelo pedagógico, centrado en el estudiante y en realizar prácticas desde el primer año. Es un sistema con sobradas evidencias de resultar útil para los resultados que plantea el Departamento”, agregó el decano. 

Por otro lado, el Departamento de la Salud tiene una visión ética acerca de cómo dictar la carrera. 

“No consideramos honesto ingresar 1000 alumnos para que terminen 200 en 8 años. Tampoco que para formarse tengan que estar 20 estudiantes rodeando la cama de un paciente. En nuestro caso rinden el ingreso 300 aspirantes, de los cuales entran 64”.

Pocos interesados

Otro tema que aflige al sistema sanitario actual es que cada vez menos egresados se inscriben para cumplir con las residencias, esa suerte de posgrado rentado que termina de formarlos como profesionales y que desarrollar en hospital o clínicas. 

También en este rubro la UNS supera, con un 80% de inscriptos, la media del 60% de interesados en cumplir con esa pasantía, de acuerdo a datos aportados por el Ministerio de Salud de la Nación.

En el examen único de que se tomó este mes para cubrir 5.848 vacantes de medicina, enfermería y bioquímica, se notó la pérdida de interés de los egresados en participar de esa formación. De acuerdo con los registros oficiales, subió además a casi un tercio la proporción de extranjeros anotados para ocupar esos cupos. 

A través de esta evaluación se contratan profesionales recién egresados para cubrir unas 70 especialidades de medicina, bioquímica y enfermería. Las más demandadas son las de enfermería, anestesiología, cirugía general, pediatría, clínica médica, tocoginecología, cardiología, oftalmología, medicina general/de familia y diagnóstico por imágenes.

En el caso de Pediatría, por poner el énfasis en una de las especialidades críticas, la necesidad de este año alcanza a los 837 cargos. Aun cuando todos los postulantes anotados aprobaran el examen, quedaría vacante el 40% de esos puestos.

Excesivas horas de trabajo, situaciones de estrés, bajos sueldos y otras alternativas más atractivas son algunas de las causas de la negativa de los egresados a cumplir con esas residencias. 

Docentes de la UBA han manifestado su preocupación porque muchos egresados comiencen a atender sin haber cumplido esa etapa de formación. 

“Es algo que pone en peligro la calidad de la asistencia y hay que plantearse si el título de grado es o no habilitante en caso de no cumplir con esa práctica”, señalaron.