Esperando la llegada de un justo
Hay muchas cosas que se pueden hacer sin ir a chupar las medias al Fondo Monetario Internacional. Todo se ha trastocado y adulterado.
Argentina es un país de individualidades generosas. Como la del Dr. Favaloro, a quien los jefes del Pami en ese entonces le pedían prebendas para cobrar millones de dólares que se debían a la Fundación Favaloro. Desesperado, se suicidó. En su carta póstuma lo explica muy bien. Ejemplos como el del Dr. Arturo Illia, a quien Grondona, desde la Revista Visión, y todo el gorilaje, en especial los laboratorios medicinales a los que les dolía la ley Oñativia, le crearon el clima para que los “azules”-entrenados en el Comando Sur de EE.UU.- lo derrocaran y terminara sus días ejerciendo como médico en Córdoba: pobre y viudo pero digno. Y así podríamos también recordar la figura del vicepresidente de Irigoyen, Dr. Elpidio González, que rechazó una jubilación de privilegio, terminó vendiendo anilinas en el barrio del Once y, como carecía de casa y dinero, llego a conducir al cementerio el carruaje mortuorio de su madre.
Hay muchas cosas que se pueden hacer sin ir a chupar las medias al FMI, que actúa como mentor imponente del aparente ministro de Economía argentino. Todo se ha trastocado y adulterado. Pero yo te voy a demostrar la solución posible sin quedar como un mendigo en Brasil al cual Lula sentó de nalgas. Esta semana asumió como nueva secretaria de Estado de la Secretaría de Género, Igualdad de la Mujer, etc., la ministra Ayelén Mesina. Hasta ahí, la noticia no pasaría del ridículo mote de una Secretaría de Estado que no puede evitar que los feminicidios hayan aumentado al promedio de una muerta cada 24 horas, a manos de un hombre (concubino, esposo, etc.) que ahora viene convoyado al suicidio del homicida. Es un ministerio que tiene como estructura de funcionamiento 3 secretarias y 6 subsecretarias, con 1.004 empleados -tomados o ingresados a razón de uno por día-, con 211 asesores que no se sabe qué asesoran, de los cuales por concurso público solo ingresaron 15. Se gastan 2 billones de pesos por año como presupuesto para la perspectiva de género, lo que equivale -calculado al precio del dólar oficial de hoy- a la módica suma de 13.000 millones de dólares por año, en un país que tiene secas las arcas del BCRA.
Pero veamos qué se podría hacer con esos 13.000 millones de dólares anuales: el 40% de los argentinos no tiene cloacas. Las enfermedades en el mundo tienen su origen casi total en la falta de cloacas. O sea 16 millones de argentinos sin cloacas. 10 millones no tienen agua corriente. Un millón de personas no tiene baño ni letrina (solo yuyos o descampado). Dos millones de personas -a razón de tres a seis horas por día que se invierten en buscar agua en baldes a una canilla única- invierten en ello tres meses completos por año para buscar el líquido elemento. Hay una falta de 3.800.000 viviendas. Sociológicamente mis maestros me enseñaron que el feminicidio se puede evitar con solo viviendas dignas. Con esos 13.000 millones de dólares anuales que se gastan al ñudo en perspectiva de género se podrían hacer 50.000 kilómetros de cloacas, 6 millones y medio de pozos de agua potable de napas aptas. Se podrían hacer 500.000 casas de dos dormitorios por año. O sea que en 5 años estaría solucionada la falta de viviendas. 800.000 salas de quimioterapia por año.
De esta inmoralidad tan ostentada como impúdica, los políticos de la rosca no hablan. La gente buena, cuando se enoja, hacer tronar el escarmiento. Hay que estar atentos y aguardar -como en Esparta- la venida de un justo que enderece las veredas.