Bahía Blanca | Sabado, 11 de mayo

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La UTN local y un puente hacia la excelencia académica

La Facultad Regional Bahía Blanca presentó una serie de mejoras en sus dependencias de calle 11 de Abril al 461. Ahora, ante la falta de espacio, planifican el campus universitario propio.

Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

La Facultad Regional Bahía Blanca (FRBB) de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) habilitó este mes una serie de adecuaciones en sus dependencias de calle 11 de Abril al 461, sumando áreas de trabajo y mejorando la conectividad entre los edificios que conforman esa unidad académica.

"Estamos satisfechos de haber completado estas obras que iniciamos en 2006. Es algo muy esperado, que se fue realizando en etapas y que mejora la comunicación entre los tres edificios de la facultad, el histórico, de 1908, y los construidos en las décadas del 60  y el 70", señaló el ingeniero Alejandro Staffa, Decano de la institución. 

Hasta ahora la planta baja funcionaba como un hall distribuidor para acceder a cada uno de los edificios, pero no había una comunicación directa entre los mismos, lo cual obligaba siempre a regresar a ese nivel. Con estas reformas se construyeron tres pasarelas, ubicadas a distintos niveles, quedando así conectados los edificios y logrando un funcionamiento más adecuado.

De izquierda a derecha, Ing. Hugo Mazzella (director de Construcciones Universitarias), Mg. Ing. Carlos Vera (Vicedecano), Esp. Ing. Alejandro Staffa (Decano). En el contrafrente del edificio de Aulas, a nivel 2° piso

La obra fue realizada a través del Plan Nacional de Infraestructura Universitaria 2020 y permitió además adecuar la planta baja, ampliar y modernizar el Centro de Cómputos y sus áreas complementarias.

También se remodelaron sanitarios, se instalaron equipos de aire acondicionado en la Torre Central y se construyó un salón de actos para 200 personas.

La remodelación fue ideada por el arquitecto Luis Caporossi, el plan de obra estuvo a cargo del ingeniero Oscar Marcolini, el ingeniero Horacio Varela tuvo a cargo el cálculo estructural y Hugo Mazzella actuó como director de los trabajos.

El origen, una mansión

La FRBB comenzó a funcionar en 1954 con el nombre de Universidad Obrera, ocupando una vivienda de Rodríguez y Zelarrayán. A pesar de lo inadecuado del lugar, las instalaciones estuvieron en ese lugar durante diez años. 

Recién en 1964 se mudó a un edificio propio, una casona de 500 m2 en la avenida Alem, con acceso por calle 11 de abril, ubicada en un terreno de 1.481 m2. La mansión había sido propiedad de la familia conformada por Luis Dumortier y Susana Tardieu, construida en 1908 según un proyecto del arquitecto Gregorio Salamandekov.

Terraza actual de la Casa Dumortier, en la que se reemplazaron los techos de chapa por un techo de losa, que hace de piso a la misma.

Cuando comenzó el ciclo lectivo 1965 la casa había sido remodelada para dar lugar a 12 aulas y dependencias varias. Ese mismo año se anunció la construcción de dos edificios, uno en la parte posterior del terreno de cuatro pisos y 1.500 m2, y un segundo con frente a calle 11 de Abril, de cinco pisos y 2 mil m2. 

Fue así que poco a poco la histórica casona fue quedando oculta entre las nuevas torres, más allá de seguir usándose su interior. Ahora volvió a ser intervenida, esta vez de manera más drástica pero buscando mejorar de manera muy favorable la conectividad del complejo académico.

Lo que viene

Más allá de la superficie sumada en las últimos cinco décadas, la FRBB sigue necesitando más espacio, tanto para dar una respuesta a su actual oferta académica como para lograr concretar  varios proyectos en marcha y en carpeta.

“El complejo de 11 de abril no admite más superficie, por eso tenemos siempre presente la idea de desarrollar nuestro campus universitario. Para eso disponemos de seis hectáreas de tierras donadas por Juan Carlos Bonacorsi en 2019, vecinas del cementerio Parque de Paz, donde hoy tenemos nuestro predio deportivo”, explicó el Secretario académico, Mg. Ing. Carlos Vera.

 Por otra parte, el municipio le ha donado a la facultad parte de las tierras que ocupara Villa Quilmes, en Montevideo y Brown. La FRBB gestiona además otros terrenos en el mismo sector, propiedad de Vialidad Nacional. 

“Para poder desarrollar nuevas instalaciones en ese lugar contamos con el Programa Construir Ciencia, que consiste en un complejo edilicio que aloje a grupos y centros de investigación y desarrollo. También buscamos concretar algo similar en el Parque Industrial”, agregó Vera.

El directivo mencionó la importancia de poder concretar esas obras para una Facultad que hoy cuenta con dos tecnicaturas, cuatro ingenierías, una licenciatura, tres Ciclos de Complementación Curricular, cuatro Especializaciones, dos Maestrías, un Doctorado y capacitación de Extensión Universitaria.

La FRBB tiene además entre sus planes inmediatos  sumar carreras relacionadas con el gas y petróleo y un proyecto relacionado con la formación en Ingeniería Vial. También mantiene el  dictado de tecnicaturas en las localidades de Tres Arroyos, Adolfo Alsina, Cnel. Suárez y Pehuajó

Campus, edificios y más

La idea de construir un Complejo Universitario en las tierras de la ex Villa Quilmes es además para la FRBB parte de la política de descentralización de edificios públicos que se plantea para la ciudad. 

El Decano de la facultad, Alejandro Staffa, señaló a La Nueva. que el proyecto contempla además “incorporar mejoras al sector, como la concreción de la plazoleta de la industria –teniendo como hito la histórica chimenea de la fábrica Quilmes--, materializar un cruce ferroviario y establecer una circulación vial por las manzanas del lugar”.

Para ese emprendimiento en particular  se inició un expediente ante el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, con la propuesta de un complejo que incluirá Laboratorios, investigación, Vinculación Tecnológica y divulgación científica. 

“Esta obra tendrá además como particularidad que será de baja huella hídrica y de carbono, con bajo consumo y auto generación eléctrica. Es decir un edificio autosustentable”.

Frente actual de la que fuera Casa Dumortier. Se ven las columnas laterales de la vieja entrada, en la que se encontraba la escalera de acceso y donde estaban los leones.

En cuanto a sumar una línea de Ingeniería Vial, Staffa explica que la misma incluirá capacitación y ensayos de pavimentos. 

“La idea es comenzar con el dictado de cursos de posgrado y llegar a una Maestría en Ingeniería Vial. Todo con financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y en conjunto con la UTN Facultad Regional La Plata”. 

Vista desde un pasillo al frente de la Casa Dumortier, que vincula a los edificios de Aulas y de Laboratorios a un nivel de 4 metros.

Leones tecnológicos

A pocos pasos del acceso a la FRBB, en calle 11 de Abril al 400, ubicados sobre una casilla de la empresa EDES, descansan dos leones realizados en piedra, pintados de blanco. Esas figuras formaban parte de la mansión Dumortier, colocados en los muretes que flanqueaban la escalera de acceso. 

A medida que se fueron construyendo los nuevos edificios de la facultad y remodelando la casona, las figuras quedaron arrumbadas en un rincón hasta que un docente, que también trabajaba en dependencias del mercado Victoria, en calle Donado y Chile, los hizo trasladar al acceso de uno de los galpones, donde quedaron durante casi 30 años hasta que finalmente en 2004 retornaron a su lugar de origen. 

Y si bien en principio se pensó que sólo daban testimonio de la que fuera casona original, las autoridades académicas entendieron que los mismos también podían ser un distintivo de la casa, que identificara a “una  Universidad federal, cuya fortaleza se patentiza en la resistencia y victoria sobre los históricos embates contra su existencia”. 

Se reconoció a la institución como “un espacio donde se busca la sabiduría”, en el cual el tesón “es un rasgo característico de sus alumnos, docentes, no docentes y graduados”, quienes dan vida con su esfuerzo diario al "ser tecnológico".

Se buscó entonces la acepción figurativa de la palabra león, que define a una "persona muy audaz y valiente", y se decidió finalmente que los "leones tecnológicos" servirían para distinguir a los integrantes de la Facultad, “aportando sus características distintivas, tan cercanas al diario quehacer en aulas, laboratorios y oficinas”.