Parque Coronel Ramón Estomba
La compra de las tierras del ferrocarril y un parque que demoró en concretarse
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 45 años, en junio de 1978, el entonces intendente municipal, Víctor J. M. Puente, anunció la construcción del parque “Coronel Ramón Estomba”, en terrenos que fueran parte del complejo de la ex estación ferroviaria del Rosario-Puerto Belgrano.
En una operación muy conveniente, ante organismos que es habitual que resuelvan ese tipo de cuestiones, el jefe comunal concretó la compra de las tierras comprendidas entre calles Drago y Brown a Ferrocarriles Argentinos, en las cuales se ubicaban los rieles que unían nuestra ciudad con Punta Alta.
La adquisición se hizo en 132 millones de pesos (165 mil dólares de ese mes), pagaderos en tres cuotas anuales, la primera de ellas, de 55 millones, abonada al momento de firmar el boleto respectivo. La propuesta era entonces proceder a la parquización de las cuatro hectáreas adquiridas. “Primero haremos una evaluación del solar y los trabajos de limpieza iniciales. Luego le daremos forma definitiva al proyecto, que es de largo aliento y que habrá que cumplir en distintas etapas”, señaló Puente.
La idea era “hermosear ese ruinoso sector”, sobre todo considerando que estaban avanzadas las tareas de pavimentación del nuevo acceso por el lugar de la ruta nacional 3 Norte, con lo cual el sitio sería “una importante vidriera de la ciudad”. A eso se sumaría la avenida (nunca concretada) sobre el entubado del arroyo Napostá, obra también iniciada ese año.
Lo cierto es que el parque Estomba nunca pasó de esa primera intervención de limpieza y las tierras fueron ocupadas por las nueva terminal de ómnibus y recién este año, en que un mix público-privado, se comenzó a dar forma a un paseo con la plantación de árboles, el trazado de caminos y un adecuado equipamiento. El proyecto es nuevo así como el nombre del lugar, que ahora rinde homenaje a César Milstein, el bahiense merecedor del premio Nobel de Medicina de 1984.
Paseo César Milstein, la nueva propuesta