Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Tejiendo solidaridad: el proyecto que unió a un cercano pueblo chico

El grupo, con 20 integrantes presenciales y más colaboradoras se junta los miércoles en el Espacio de Arte El Descanso, en Arroyo Corto (a 17 km de Pigüé).

 

Tejiendo Solidaridad es un proyecto que surgió en Arroyo Corto, una pequeña localidad (situada a 17 km de Pigüé y a 35 km de  Coronel Suárez) a partir de que Andrea Cortés, quien es docente jubilada y fundadora y coordinadora del Espacio de Arte El Descanso, advirtió que, durante la pandemia, muchas mujeres se habían volcado al tejido.

Entonces, reflexionó acerca de qué manera podía articular este nuevo contexto para generar un proyecto que diera lugar al encuentro y a la unión.

"Se me vino la idea de tejer, de ser como un ovillo donde pudiéramos ir tejiendo solidariamente para hacer feliz al otro mientras también nos hacíamos felices a nosotras mismas por darnos la oportunidad de encontrarnos, de salir de nuestras casas para compartir con otras personas", dijo.

Hoy, el grupo está compuesto por 20 mujeres que acuden a El Descanso cada miércoles de forma presencial para tejer mantas que luego serán donadas a familias que lo necesiten para pasar el invierno con abrigo.

Además, hay otras personas que se han ido sumando a este espacio en el que se produce también intercambio de energías, de ideas y hasta de recetas.

"Comenzamos a hacer cuadraditos, algunos a crochet y otros con agujas. No solo haremos mantas, pero comenzamos por ahí. Hay gente que no puede venir a los encuentros pero colabora tejiendo desde la casa. Hoy nos llamó la nuera de una señora que teje en un hogar de ancianos para decirnos que quería donar esos tejidos. Nos da mucha emoción que sucedan estas cosas ¿Qué mejor que aquello que nos una sea la solidaridad?, destacó.

El grupo no se desarticulará en la segunda parte del año sino que en vez de tejer mantas las voluntarias realizarán tareas de costura con telas donadas y recibirán ropa en buen estado y en desuso para donar.

"Quien no guste de la costura puede tejer con hilo, por ejemplo. Tenemos pensado donar gorritos para niños en tratamiento oncológico, que sabemos que no pueden usar lana. Tendremos todo el año para disfrutar de estos encuentros, conocernos y aprender cosas nuevas", expresó.

"Quiero recalcar que esto no sería posible sin el acompañamiento de Esther Ruppel quien coordina el proyecto porque es una genia del tejido y va mirando y supervisando todo lo que se va generando", contó.

El lugar de reunión, la quinta El Descanso, es muy especial tanto para Andrea (ex directora de la Escuela Nº 6) muy vinculada desde siempre con el arte y la cultura, como para la comunidad. Se inauguró el pasado 24 de marzo en un emotivo evento.

"Mi idea era generar un espacio en el cual la gente de este pueblo chico pudiera disfrutar, ver y aprender lo mismo que las personas en las ciudades grandes. Hoy es un lugar de encuentro y arte con una propuesta cultural bastante amplia y que da lugar a diferentes actividades y eventos", comentó.

Andrea y Esther, los motores de esta actividad creativa y solidaria.

No fue fácil encontrar el lugar para concretar este sueño que la acompañaba desde hacía mucho tiempo pero finalmente lo logró.

"No hay muchas viviendas en el pueblo y yo buscaba algo que tuviera un estilo rústico pero a la vez fuera de campo, familiar. Había desistido un poco de la idea y, de repente, por esas cosas de la vida y de Dios, apareció este lugar que es una hermosa quinta con una particularidad: tiene un pequeño monumento a la Virgencita de San Nicolás", contó.

No es un detalle menor ya que el pueblo es muy devoto de la Virgen y por eso muchas personas ya frecuentaban el sitio que estaba deshabitado.

"A la familia propietaria le encantó el proyecto y lo acompañó y apoyó desde el primer momento", dijo.

La iniciativa se vio atravesada por la pandemia y por una situación personal inesperada que convocó a Andrea a atender el estado de salud de un familiar muy cercano.

"Perdí a un ser querido muy importante en mi vida. Fue una situación muy dolorosa que me sirvió para entender por qué la virgencita me quería ahí. Cuando regresé de a poquito a El Descanso ahí estaba la virgen esperándome. Ella me había elegido para ayudarme a sanar el dolor. Por eso le puse El Descanso, porque es un lugar de descanso del alma y del cuerpo y quería que quienes vinieran sintieran lo mismo" dijo.

Fueron muchos los amigos que la ayudaron en este proceso, alentaron la iniciativa y participaron.

"Los amigos son tan importantes, no solamente por los recursos humanos que aportan, ya que me ayudaron a pintar y hacer los arreglos necesarios, sino porque me acompañaron a sanar y me decían que todo iba a estar bien", expresó.

En El Descanso, además de la propuesta de Tejiendo Solidaridad, la música es protagonista porque a Andrea le gusta cantar y participa en los Serenateros de Artimusa, un grupo de Pigüé que dona el dinero recaudado en eventos (a los que van contratados) a las instituciones que lo necesitan.

En El Descanso hay desde talleres para cuidados de la piel hasta Café Concert, tertulias literarias y ensayos abiertos con varios coros.

"Las ideas son muchas, van surgiendo cada vez más y eso es algo emocionante. El 2 de abril hicimos un homenaje a Roberto, un veterano de Malvinas y cantó el grupo Los de Arroyo, que hacía mucho que no cantaban juntos. Fue una noche soñada", contó.

"Son muchos los que dicen que la energía que se siente en el lugar es muy particular. Y debe ser así porque la gente participa y acompaña cada propuesta", concluyó emocionada de ver concretado su sueño y de haber podido tejer una maravillosa red con tantos otros sueños que andaban sueltos por ahí.