Bahía Blanca | Martes, 07 de mayo

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Salud mental: preocupa la falta de espacios de atención en niñez y adolescencia

"Somos los adultos quienes debemos repensar nuestras acciones", sostuvo Andrea Martínez, presidenta de la filial Bahía Blanca de la Asociación Argentina de Salud Mental. Jornada en la UNS para abordar tan sensible temática.

“En situaciones de problemática infanto-juvenil, a veces sólo es necesario trabajar con los adultos para direccionarnos hacia una solución”. 

En ese sentido se expresó la licenciada en psicología Andrea Martínez, presidenta de la filial Bahía Blanca de la Asociación Argentina de Salud Mental.

Ella y varios profesionales de su ámbito y de la docencia, serán parte de un encuentro a llevarse a cabo mañana en el salón de actos de la Universidad Nacional del Sur, avenida Alem 1253, de 8 a 19.

El evento, organizado por la Asociación Argentina de Salud Mental, el Instituto Superior Juan XXIII, la Universidad Salesiana y el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires, tiene que ver con miradas en abordajes de niñez y adolescencia.

Durante el programa "Gente de Palabra" que se emite por La Nueva Play y FM 96.3, Martínez dejó en claro el crecimiento de consultas post pandemia sobre situaciones que involucran a la salud mental de nuestros chicos. Y su preocupación por el limitado escenario de espacios existente en nuestra ciudad para contener tan sensibles requerimientos.

-¿Tras la pandemia se han exacerbado los problemas de salud mental en el segmento infanto-juvenil? ¿Es tan así?

-Parece extraño estar transitando 2023 y seguir hablando de las consecuencias derivadas de la pandemia. Y la verdad es que recibimos muchísimas consultas a diario. Yo soy psicóloga terapeuta de adolescentes y es muy notorio, en ese sentido, el aumento post pandemia. Muchas de las dificultades que atraviesan los chicos son consecuencia de aquel 2020. Y diría de 2021. Se aprecian inconvenientes en lo pedagógico, de desempeño escolar, en sus emociones.

-¿Dónde habría que centrar el foco más preocupante?

-En los cambios bruscos de sus estados de ánimo, en las ideas de suicidio y autolesiones en adolescentes. Y en el consumo de sustancias, claro.

-Demasiadas cuestiones neurálgicas…

-Debido a ello y frente a tanta demanda, está siendo muy difícil en nuestra ciudad conseguir espacios de atención. Desde el municipio se trabaja en temas complejos, como los relacionados al suicidio o a consumos problemáticos, pero no se da a basto porque son muchos los requerimientos que están surgiendo.

-¿Percibe que hoy en día subyacen muchos más motivos de insatisfacción en los chicos y en los jóvenes que los que se apreciaban en anteriores generaciones?

-Hay que tener en cuenta que los adolescentes de hoy, por ejemplo, atravesaron casi dos años de su existencia sin poder tener una vida social acorde a sus edades. Sin poder salir con sus grupos de amigos o acudir a eventos relacionados a esta etapa de la vida. Todo ello, que es motivador para el joven, que lo lleva a conocerse y a conocer otros espacios, a poder elegir, de pronto se vio obstaculizado. Les noto una gran dificultad para encontrar un norte, para decirlo de alguna manera.

-Últimamente se han visto muchas situaciones de violencia entre chicos y chicas a la salida de la escuela, de un boliche, en el ámbito del deporte formativo. Y cada vez de más corta edad. ¿Cómo se analiza esta realidad y qué tanto tenemos que ver los adultos en este proceso desalentador?

-Lo primero que se me ocurre es preguntar dónde estamos los adultos. Hace unos diez días fui a dar una charla gratuita a una secuela secundaria, destinada alumnos y familias de dos cursos del turno mañana de primer año. ¿Saben qué? Asistieron sólo dos matrimonios…

-Justamente, y en relación a los padres, los chicos emiten mensajes en forma permanente. ¿El problema es que, a veces, no solemos escucharlos?

-Exacto. El tema pasa por pensar todo este escenario desde el adulto. Sucede en el tránsito cuando nos ponemos a insultar al que demoró en arrancar su auto cuando el semáforo dio el verde. Hay niños que nos escuchan y somatizan toda esa violencia. No hace mucho, una colega me decía que se va a extinguir la terapia infanto-juvenil porque tendremos que trabajar básicamente con los adultos. Soy una partidaria de que somos los adultos los que debemos repensar cómo actuamos.

-¿Cuándo debemos interpretar que surge una lucecita de alarma en nuestros chicos en relación a su salud mental?

-Hay que estar atentos en los cambios bruscos en las conductas de los chicos, cuando resultan infrecuentes y nos llaman la atención. Más allá de mis conocimientos en psicología, en general los padres son muy perceptivos y son ellos quienes tienen el mayor conocimiento sobre ese niño, niña o adolescente. Sobre sus miedos, enojos, sobre lo que obstaculiza su vida diaria o desarrollo. Por allí debido a una mudanza, a una separación. Ver cuando presentan problemáticas escolares o dificultades en el aprendizaje, que en ocasiones están relacionadas a otros factores, por lo que debemos estar atentos.

“Y cuando como padres nos encontramos con esa incertidumbre de ya no saber qué hacer, es cuando necesitamos llevar a cabo una consulta a un profesional. A veces sólo es necesario trabajar con los adultos para direccionarnos hacia una solución”.