Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Carteles enlozados en calles bahienses: un patrimonio para descubrir, cuidar y preservar

Los tradicionales carteles indicadores del nombre de las calles --chapa enlozada azul, letras blancas-- conforman un patrimonio que hay que conocer y proteger. Hay unas 35 que todavía se pueden admirar.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva, Ilustraciones: Leonardo Medina-La Nueva

Cada vez hay menos y, con cada uno que se va, se pierde una historia. La referencia es a los antiguos carteles indicadores del nombre de las calles de la ciudad, esos nomencladores enlozados, azules de letras blancas, colocados en algunos casos hace más de un siglo, un puñado que ha sobrevivido de manera casi milagrosa, generalmente ubicados en esquinas, en los frentes de antiguas viviendas antiguas.

Planos y bombé, simples o con un fino marco blanco, descascarados algunos, impecables otros. Aunque no han sido reconocidos como tal conforman, sin dudas, un patrimonio urbano que debería estar protegido y a salvaguarda. Indican el nombre de la calle, pero además testimonian una forma de producir y comunicar a lo largo del siglo XX.

Vinieron a reemplazar a otros más antiguos de hierro, también ellos en algún momento comenzaron a ser cambiados por indicadores en esquina, sobre postes, indicando el nombre de la calle, la mano de circulación y la altura.

Un bien que merece un rumbo

Tienen formato rectangular, variables sus medidas y su tipografías. Incluso sobre una misma calle los hay de distinto tamaño y diseño. Es posible que los fabricara alguna casa local, con su diseño idéntico al utilizado en la Capital Federal.

Estas placas fueron desapareciendo por demolición de las obras que las sostenían, por vandalismo, descuido, desconocimiento o desinterés. En algunos portales de la web se ofrecen en venta, como elementos de culto.

Lo ideal sería que un puñado de esos carteles, quizás los más representativos, quizás todos, porque no superan los 35, fuesen incorporados al inventario patrimonial, de modo de protegerlos, como primer paso, y eventualmente, disponer las medidas para su conservación.

En la práctica, disponer que si se demuele una casa se preserve el cartel, o se notifique de su existencia y se lo reinstale o guarde. Y si se pinta o reforma una fachada se consulte sobre como intervenir. Esta nota busca visibilizarlos. Porque además cada uno cuenta una historia, rescata la memoria de un personaje, de una batalla, de un lugar.

Un toque de historia

No es simple saber cuándo comenzaron a colocarse este modelo enlozado, pero hay fotos que los muestran apenas comenzado el siglo XX y hay comentarios en diarios de época que dan cuenta de su existencia en la primera década de ese siglo.

Brown y avenida Colón en la década del 20. Sobre la vivienda de la izquierda se advierte el cartel que sobrevive hasta hoy

En 1909, por caso, una nota de este diario daba cuenta de una particular situación: algunos errores en la manera de escribir los nombres de ciertas calles. “Las chapas indicadoras ostentan una ortografía arbitraria y, pásmese el lector, hasta errores que están destinados a perpetuar”, se dijo.

La primera observación –y acá se da la maravilla que uno de esos carteles todavía existe—se refería a la calle que corre entre Roca y Patricios, en la cual sus chapas ostentaban la palabra “Blandenguez”, con z al final, “que nada significa y en lugar de Blandengues, el plural de Blandengue, “soldado con lanza que defendía los límites de la provincia de Buenos Aires”.

Otro error detectado estaba en calle Brown, que “ostenta tableros con Gral. Brown”, cuando Guillermo era en realidad Almirante. “El cambio es ridículo y atentatorio a la verdad histórica”, se apuntó.

La misma nota da cuenta que estos carteles azulados vinieron a reemplazar a “las enormes chapas de hierro fundido del tiempo viejo”, algunas de las cuales todavía existen.

Por último una mención a una calle que, milagrosamente, conserva al menos tres carteles. Corresponde a la arteria que queda “detrás de las vías del Pacífico”, colocados en los frentes ladrilleros del barrio Inglés. “Recuerdan al capitán de Brigman, pero las chapas indican Brickman, habiendo entre uno y otro tanta diferencia como el día a la noche”.

También aquella crónica refiere que los chapones de la calle del palacio municipal dicen “Alsina”, cuando la ordenanza respectiva es “Valentín Alsina”.

Por supuesto que en esta voluntad de señalar esos errores existía además un tinte político, una excusa para criticar al gobierno municipal. “No son de extrañar “lapsus” e incongruencias por parte de una autoridad que vive desvinculada del presente, atenta solo al porvenir de Bahía Blanca y la acción que este demande”.

Con el tiempo se fueron agregando nuevas chapas, a medida que la ciudad se extendía y hay ordenanzas de la década del 30 donde se menciona su colocación en calles distantes del centro.

Las ilustraciones que acompañan esta nota muestra algunas céntriocas, otras de barrio como Noroeste y Villa Mitre y hasta algunas maravillosas en las tradicionales casa de chapoa y madera de Ingeniero White.

No proteger las chapas deriva en intervenciones inadecuadas

La esquina de 9 de Julio y Rondeau, de las pocas que mantiene los carteles indicadores de ambas calles

Ingeniero White, chapa centenaria

Una nota sobre Ingeniero White en la revista PBT muestra un cartel de calle Siches

Cada artes, por sobre su arte, cuenta una historia que hay que rescatar