Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Cultivos extensivos con biológicos: ¿una producción que llegó para quedarse?

El objetivo es, sin resignar rindes, alcanzar nuevas formas de producir buscando enfrentar resistencias y sumar productos más amigables.

El 98 % de los encuestados cree que el uso de biológicos crecerá en la Argentina en los próximos dos años.. / Fotos: Prensa agroagencia.com

Razones y argumentos, algunos de ellos ratificados —y concluidos, en una encuesta a productores y asesores de los cultivos de soja y de maíz— tras el II Encuentro Nacional sobre Producción de Cultivos Extensivos con Biológicos, que se realizó la última semana en la ciudad santafesina de Venado Tuerto:

—La principal motivación es la necesidad de incorporar herramientas para enfrentar la resistencia en todas sus formas.

—La resistencia de las malezas a herbicidas, y la inminente situación de resistencias en plagas y enfermedades, está marcando la necesidad de renovar el sistema productivo.

—En segundo lugar del relevamiento se ubicó la oportunidad de utilizar tecnologías que igualen, en rindes y en resultados, a los productos de síntesis química.

—También que puedan ser más amigables con el ambiente y, pensando en la relación entre el campo y la ciudad, con una menor toxicidad.

—El 98 % de los encuestados cree que el uso de biológicos crecerá en la Argentina en los próximos dos años.

—El objetivo básico, que no es sencillo, es por nuevas formas de producir buscando enfrentar resistencias y sumar productos más amigables sin resignar rindes.

La convocatoria

Más de 1.300 personas asistieron a la convocatoria santafesina sobre estrategias sustentables, tras la primera edición que se realizó en 2022 en la ciudad bonaerense de Tandil.

Los organizadores (Agribio, con la colaboración de Tranquera Abierta, de Venado Tuerto) propusieron —y lo lograron con suceso— aprender, debatir y evaluar sobre las nuevas tecnologías biológicas que llegan al mercado para la producción de cultivos extensivos.

La jornada consistió en un recorrido por doce estaciones de lotes de soja tratados con algas marinas, polifenoles, diferentes cepas de hongos, bacterias, consorcios microbianos y levaduras, entre otras alternativas.

En la zona de estands comerciales se presentaron 33 empresas argentinas y del exterior, presentando bioinsumos para soja y para maíz, lo que denota una clara tendencia sobre un eventual cambio en la forma de producir.

En Venado Tuerto no fueron pocos los especialistas que participaron de las exposiciones.

Dr. Luis Wall, director del Centro de Bioquímica y Microbiología de Suelos de la UNQ.

Entre ellos estuvo el Dr. Luis Wall, director del Centro de Bioquímica y Microbiología de Suelos Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes, quien dijo que se necesita ir hacia modelos de transición que incorporen lo biológico.

“¿Qué hace la microbiota del suelo? Transforma la materia, genera estructuras y, sobre todo, crea redes de interacción que se incrementan notablemente con la rotación de cultivos de alta intensidad y diversidad”, explicó Wall.

Por su parte, el Ing. Agr. Fernando Salvagiotti (matrícula 82-2-0719), del INTA Oliveros, en la provincia de Santa Fe, sostuvo que las bacterias de fijación libre, incluidas en los inoculantes, pueden provocar diferentes reacciones positivas en el cultivo o en el sistema de producción.

“El efecto de la promoción de crecimiento son, muchas veces, más importantes que los nutricionales”, aseguró.

“Mejores condiciones para la producción de biomasa estarán ligadas a la absorción de nitrógeno y a mayor aporte de la fijación biológica”, dijo.

Ing. Agr. Fernando Salvagiotti, del INTA Oliveros, Santa Fe.

“El aporte nutricional de microorganismos incluidos en los inoculantes tendrá mayor impacto cuando se trate de fijación simbiótica” explicó Salvagiotti.

Durante el evento se presentaron, además, los beneficios de sumarse al Sello Bioproducto Argentino, donde integrantes del Senasa expusieron sobre la nueva resolución de bioinsumos y biopreparados.

Las cifras en el país

En nuestro país existen, actualmente, 942 productos registrados en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), incluyendo fitosanitarios, fertilizantes y enmiendas. Corresponden a un total de 158 empresas registrantes.

La gran mayoría de los productos son elaborados a base de bacterias (Bradyrhizobium Pseudomonas y Azospirillum) y, en menor medida, hongos (cepas de Trichoderma).

Están destinados a la producción de soja, seguida por otras leguminosas como maní, vicia y legumbres, cereales y forrajes. El 88 % de los productos están registrados —en el Senasa— como fertilizantes biológicos.

De acuerdo con los datos de la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA), el 38 % son fitosanitarios; el 17 %, enmienda orgánica; el 29 %, fertilizante mezcla; el 13 %, fertilizante puramente orgánico y el resto, enmiendas biológicas.  

Cruzando datos aportados por las diferentes cámaras, empresas y organizaciones del sector, el porcentaje de uso de biológicos en la Argentina ya está cercano al 7 % en cultivos extensivos.

Se trata de un porcentaje que crece campaña tras campaña. En lo que hace al tratamiento de la semilla de soja con productos biológicos inoculantes, el porcentaje está en torno al 80 %.

El uso de tratamientos de semilla biológicos con Trichoderma, Bacillus, u otras sustancias activas, en cultivos como trigo y soja el porcentaje es del 7 al 10 %.

La utilización de biológicos de aplicación foliar está cercana al 3 %. 

Estos porcentajes crecen en el manejo de cultivos intensivos (tomate, pimiento y demás) en la Argentina. Por su parte, en Brasil el uso de biológicos en cultivos extensivos ya supera el 17 %.

Respecto del porcentaje de biológicos que se utiliza en extensivos, y de acuerdo con el estudio de mercado realizado por la consultora Research and markets y presentado por la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA), los insumos biológicos en el año 2021 produjeron 10.600 millones de dólares en toda América latina.

Cultivos extensivos de Brasil y la Argentina, junto a producciones intensivas de frutas y hortalizas de México, Chile, Perú y Colombia han convertido a la región en la zona de mayor crecimiento de uso de biológicos agrícolas en todo el mundo.

Se proyecta que, en el año 2025, el mercado de bioinsumos alcance los 1.8000 millones de dólares y crezca por sobre los U$S 3.400 millones en 2029, de acuerdo con los anuncios de la Red Agrícola.

Se demanda un trabajo interdisciplinario

El Ing. Agr. Carlos Pichineti, investigador del INTA IMyZA Castelar (matrícula 03744 del Ciafba) explicó qué debe tener en cuenta el productor, en el campo, cuando levantan una planta de soja.

“Lo importante es la interacción entre el microorganismo y las plantas; es decir, la fijación biológica de nitrógeno que está ampliamente distribuida en los ecosistemas”, sostuvo.

“La simbiosis fijadora de nitrógeno en soja es una herramienta eficaz para sostener la producción. La selección de cepas con mayor eficiencia simbiótica agrega valor a la simbiosis Rizobio-soja”, añadió.

“Con las buenas prácticas de inoculación se puede lograr un sistema nodular robusto y efectivo. Y la base de elevados aportes de nitrógeno se logrará con un inoculante de calidad”, aseguró Pichineti. 

La Ing. Agr. Florencia Acame (matrícula 03058 del Ciafba), coordinadora de la Red de Nutrición Biológica de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), destacó que no se trata de una red experimental, sino que se plantea como un espacio de investigación y extensión en el uso de tecnologías de estimulación y promoción del crecimiento vegetal.

El encuentro de Venado Tuerto reunió a más de 1.300 personas.

“Está ligada al Sistema Chacras, el programa de Aapresid creado para dar respuestas concretas a demandas específicas del productor”, sostuvo.

“Se necesita una mayor colaboración y trabajo interdisciplinario para hacer frente a una nueva agricultura”, concluyó Acame.

El Dr. Gustavo González Anta (Ing. Agr. matrícula 013333), director científico de Indrassa, planteó qué eficiencia e impacto agronómico tienen los biológicos en los problemas de origen fúngico.

“Las respuestas son no generar resistencia a los patógenos; el posicionamiento sobre las raíces y captura de nutrientes; la estrategia de parasitismo en la producción de complejos enzimáticos que no perforan la red celular de los organismos patógenos y los invaden, y la estrategia de antibiosis: producción de antibióticos que inhiben y destruyen el desarrollo de los patógenos”, explicó.

Para González Anta , el futuro de la agricultura será posible si la agronomía trabaja guiada por la microbiología. 

El Ing. MSC Agr. Adrián Mitidieri (matrícula 03102 B0133RC), de Agrodesarrollos, se refirió a los efectos de los bioestimulantes en semillas sanas.

“Los bioestimulantes aportan rendimiento superior, o similar, al testigo químico (soja, trigo, cebada); incrementa el desarrollo radicular y foliar, y el estand de plantas bajo bajo condiciones de estrés salino planchado”, indicó.

“Tienen un efecto biocontrolador de patógenos en semillas con prestaciones normales alcanzando un control, número de plantas y rendimiento similar al testigo químico”, agregó.

“Sólo bajo condiciones de muy alta presión como, por ejemplo, de fusarium o rhizoctonia, presentaron una performance menor que las tecnologías de síntesis química”, dijo.

También señaló Mitidieri que en intensivos los resultados son excelentes.

“Trabajamos con diferentes trichodermas, bacillus, micorrizas y extractos vegetales, materia orgánica líquida y concentrada proteica con excelentes resultados en bioestimulación en tomates pimientos o cultivos de hoja”, contó.

“La bioestimulación en soja también funcionó muy bien, pero la clave es aplicar en R2; es, en ese momento, donde la planta mejor aprovecha el impulso de los bioestimulantes, cuyo efecto decae si se lo aplica en estadios fenológicos posteriores”, describió. (agroagencia.com)