Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Amigos, como hermanos: juntos desde el jardín hasta ser médicos

Para Franco Maurizi y Santiago Laco, quienes cursaron juntos toda su trayectoria educativa hasta recibirse en Mendoza, lo suyo es "una hermandad".

Franco Maurizi y Santiago Laco, dos bahienses amigos de toda la vida, compartieron hace unos meses un momento único.

Después de haber cursado juntos todos los ciclos educativos, jardín, primaria y secundaria en nuestra ciudad y sus estudios superiores en Mendoza, se graduaron como médicos en la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y recibieron el diploma el mismo día.

Hoy celebran no solo este logro, que tantos esfuerzos les demandó, sino que la amistad entre ambos sigue intacta, tanto como cuando eran chicos y jugaban a la pelota en el patio de alguna de sus casas, aunque, según Franco, su amigo "siempre jugó mucho mejor, así que era un afano".

Los primeros recuerdos juntos son del Jardín de Infantes Colorín Colorado. Santiago no tenía un hermano menor y Franco no tenía un hermano mayor (sí una hermana). La combinación fue perfecta. 

"Siempre fue una amistad muy linda, recuerdo ir a su casa, un montón de veces y él venir a la mía. Si lo ves en retrospectiva no te podés imaginar jamás que esto pueda pasar: una amistad de tanto tiempo, ya es una hermandad", dijo Franco.

"En Mendoza, nos levantábamos y estábamos todo el día juntos y ya decíamos en tono de broma:  'Quiero abrir una puerta y que no estés'", contó.

La felicidad: Santiago Laco y Franco Maurizi, con su look sin cabello, post recibida.

Sin embargo al llegar a Bahía de vacaciones lo primero que hacían era llamarse uno a otro para ver qué estaba haciendo, para tomar unos mates.

"¡Y no habían pasado ni cuatro horas de que nos habíamos bajado del colectivo!", compartió Franco entre risas.

Santiago, alias El Ruso, con 31 años, rescató que es amigo del "Mono" desde que tiene "uso de razón".

Luego del jardín cursaron juntos la primaria y la secundaria en el colegio La Inmaculada (hoy La Salle) donde solo estuvieron separados un par de semanas porque habían elegido diferente orientación pero finalmente Santiago se inclinó por Naturales en vez de Humanidades.

En una de sus tantos encuentros. Siempre juntos.

En el caso de Franco todo su entorno está orientado a la atención en salud: tanto su madre, Patricia Ivancich, como su padre, Fabián Maurizi, son veterinarios y su tío es el reconocido infectólogo Diego Maurizi.

"Tuve esa influencia hacia la salud en mi familia y además siempre me gustó la biología y también hacer de la vocación de servicio un trabajo: eso es algo bastante gratificante", añadió Franco.

Santiago hizo deportes toda la vida y siempre le interesó llevar un estilo de vida saludable con el foco puesto en lo social asociado al deporte, la nutrición, la calidad de vida.

"Me gustaba educación física, nutrición y la biología asociada a la fisiología humana, pero Medicina fue la carrera que me cerró. Mi idea era recibirme de médico, hacer la especialización en traumatología y luego seguir deportología. Hoy algunas de esas cosas cambiaron. Es una carrera que te abre muchas puertas.", comentó.

Los amigos que fueron haciendo en el camino.

En 2014 rindieron juntos el curso de ingreso para entrar a Medicina en la UNS pero la experiencia no resultó positiva para ellos en un año en que cambió la modalidad de exámenes.

Mientras cursaban Farmacia y Bioquímica, en 2015, se inscribieron en la UNCuyo y lograron entrar. Alquilaron un departamento en Mendoza una semana antes de empezar a cursar y convivieron juntos hasta graduarse.

"Nos llevamos excelente. Nunca nos peleamos. En la convivencia tampoco. Siempre aclaramos los tantos de entrada", dijo Franco.

En la actualidad, es la primera vez que viven a distancia ya que Franco se quedó en Mendoza, donde está en pareja con Josefina, quien tiene una hijita, Clara, de 10 años. Viven juntos y tienen planes de casarse. Además está haciendo la residencia en traumatología.

En tanto, Santiago regresó a Bahía Blanca, donde tiene una familia numerosa (en gran parte regresó por circunstancias vinculadas a sus afectos) y muchas metas a corto y largo plazo que van mutando acorde a su espíritu de ir fluyendo día a día, aunque siempre con un norte, tanto en la vida personal como profesional. Aun no sabe dónde hará la residencia pero, de momento, se inclina por Anestesiología, Emergentología o Terapia Intensiva.

"Nuestra relación es impecable, no recuerdo ninguna pelea que haya generado distanciamiento. Nos conocemos mucho, incluso en Mendoza, donde convivimos, era cuestión de llegar a casa, verle la cara y saber si estaba enojado, tenía ganas de hablar o de ir a tomar una cerveza, tenemos personalidades que se acoplan, que no chocan, sería la mejor definición", remarcó Santiago.

En cuanto a las anécdotas, coincidieron en que hay miles: "¡Las que me acuerdo no se pueden contar!", dijo Franco. Su amigo reforzó: "Tendría que pensar en alguna apropiada".

En estos 7 años, hasta el 2022, fueron llevando la carrera casi a la par. Solo se atrasaron medio año cada uno en distintas instancias y otro medio año, por la pandemia, porque no podían realizar las prácticas.

El fútbol y el asado también los une, como a la mayoría de los argentinos, sobre todo porque comparten camiseta: ambos son hinchas de Vélez Sarfield.

"La relación es de mejores amigos, de hermanos, y siempre nos vamos a juntar, siempre va a haber motivos. aunque pase el tiempo siempre será lo mismo al igual que con otras amistades, como el grupo de fútbol y de la facultad, ese tipo de amistades se mantienen y cuando te juntás después de mucho tiempo de no verte es como si el tiempo no hubiera pasado y te hubieras visto hace dos días", dijo.

Al fin, Franco rescató una anécdota en la escuela.

"Recuerdo que siempre nos sacaban juntos del aula. No hacíamos maldades a nadie, era entre nosotros. Nos escondíamos las cosas, nos llenábamos las mochilas de agua, cosas así. Era moneda corriente. En la secundaria no te podías ir al kiosco a comprar algo sin la mochila porque sabías que cuando volvías no la tenías más y tus cosas estaban desparramadas por el piso", recordó divertido.

En cuanto a la profesión ambos respondieron qué es para ellos ser un buen médico.

"En parte significa ser un buen profesional. Primero la preocupación por cada paciente y la ocupación en él. Todos son distintos y tienen requerimientos diferentes. En segundo lugar: ser una buena persona, creo que eso resalta muy por encima de los conocimientos. Aunque los conocimientos son muy importantes se adquieren pero la calidad humana se forja a lo largo de toda la vida. Por último, creo que ser un buen colega habla muy bien de uno: si uno tiene experiencia, enseña; si no la tiene, escucha", destacó.

Santiago coincidió en todos los aspectos y detalló su punto de vista.

"Ser buen médico es la sumatoria de ser un buen profesional e intentar ser una buena persona, no es algo único de la medicina, sino en todos los aspectos de la vida. Buen profesional significa ser una persona responsable, que ha realizado estudios, que se actualiza constantemente. Intentar ser una buena persona lo relaciono con la humildad, la empatía y ser compañero en tu grupo de trabajo, con enfermería, administración, instrumentistas, laboratorio y toda la gente que te asocies en tu trabajo. Eso corre para todos los trabajos", dijo.

Agregó que generar un buen entorno es fundamental y en su profesión es muy importante escuchar al paciente que viene por una dolencia o por una consulta para mejorar su estilo de vida, ser respetuoso y hacer el trabajo con un ánimo de servicio.