Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Cuando la maldad se revela

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   Los más jóvenes seguramente no saben en parte de qué se trata el uso de la metáfora, los mayores entienden y hasta evocaran con nostalgia el rollo de fotos.

   ¿Quién no buscó un rayo de luz o un foco para ver la imagen en un negativo?

   Los negativos son esas imágenes latentes que tras el proceso de positivado aparece como por arte de magia la foto. Hoy, con las nuevas tecnologías no hay imagen latente, de forma instantánea, y simultánea la foto está en el mismo momento y con posibilidad de editarla y mejorarla, con un simple “touch” en la pantalla generalmente del celular, las fotos se deslizan.

   ¡Los negativos se han extinguido! ¿Se han extinguido o dejaron de ser imágenes latentes que no necesitan ser reveladas?  

   Hoy quiero hablar de ese sentimiento, negativo como la figura del negativo, denominado maldad. Personas que no necesitan ser vistas a trasluz, pues la maldad está a flor de piel, emana por sus poros, por sus pensamientos, por sus deseos y por las maldiciones que reparte a diestra y de forma muy siniestra.

   Pensemos, reflexionemos, busquemos en el ámbito familiar, en el trabajo, entre los vecinos, compañeros de estudio, el club, y seguramente coincidimos y podemos establecer categorías: están los que hacen, emprenden, se esfuerzan, se superan y construyen para sí y los otros; también están quienes ni se despeinan, están ahí, como un decorado, no hacen, no generan, pero tampoco molestan, pero los que nunca faltan son los negativos o malvados que no hacen, no generan, no emprenden y el único objetivo es impedir, entorpecer, malograr y destruir al que intenta hacer.

  Si revelamos a “ese negativo” advertimos que su misión se centra en desear el mal a los otros y lo que es peor aún alegrarse cuando al prójimo la vida precisamente no le sonríe. 

   ¿Las causas? Frustraciones, inseguridad, incompetencia, heridas no sanadas, tal vez Edipo. Podríamos investigar en todos los tratados de Psicología, en el DSM V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) editado por la APA (Asociación de Psiquiatría Americana), pero no perdamos tiempo, disfrutemos el domingo, el diagnóstico vulgar es “mal bicho”.

   Pesimismo, irritabilidad, envidia, fracasos y obviamente gran insatisfacción son las características del negativo; y si bien su objetivo es hacer daño se convierte en víctima de sí mismo y vive sumido en el sufrimiento perpetuo por el permanente desencanto que experimenta. Baja autoestima, apatía y desprecio se ponen de manifiesto en palabras y acciones; dispone de un arte especial para contagiar la negatividad en los círculos que frecuenta. 

   Si el “desgraciado” es cercano, será cuestión de poner límites con equilibrio y calma para que su maldita influencia no te altere o lastime; puede ser titánico, pero no imposible hacerle ver que está equivocado o inmerso en la infelicidad; alejar el miedo, no dejarse sugestionar por sus malos deseos y responder de manera asertiva obra como un antídoto para alejar a quien pretende envenenar con pensamientos, dichos y actos.

   Algunos negativos en algún momento se revelan y aflora la maldad, otros cual tecnología de última generación irrumpen instantáneamente para destruir; te aseguro que no caben las venganzas, ignorar, “correrse” y tal vez lo mejor es desearles suerte, seguramente en algún momento la van a necesitar o tal vez se terminen velando.