Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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A casi diez años de su incendio, el Vergara sigue abandonado

La ciudad continúa sin contar con un centro de detención y contención de menores. En 2019, la provincia prometió la construcción de un nuevo edificio, pero muy poco se avanzó al respecto.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.
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Audionota: Mario Minervino

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   El 31 de octubre de 2013 un enfrentamiento entre internos y guardias en el Instituto de contención de menores que funcionaba en Holdich y Almafuerte derivó en un incendio que afectó completamente las instalaciones del histórico edificio.

   Salvo un sector de edificación en la parte posterior del edificio, que se sigue utilizando con destino administrativo y alojamiento de no más de tres menores durante un plazo de hasta cinco días, el resto quedó completamente inutilizable.

   Desde entonces Bahía Blanca no cuenta con un espacio destinado a la detención y contención de menores en conflicto con la ley, por lo cual quienes son detenidos por distintos delitos son derivados a algunos de los centros existentes en localidades como Mar del Plata, Azul, Tandil o La Matanza. 

   Esta situación va a contramano de la ley 26061, que dispone que esos menores “tienen derecho a mantener contacto permanente con su familia o con quienes mantengan lazos afectivos”. 

   Tampoco su ubicación debe “obstaculizar su asistencia a lugares para su formación educativa o su trabajo”, con lo cual la distancia a estos sitios alternativos se convierte en una traba para cumplir con esos requisitos.

Sólo en el olvido

   Si bien a poco de ocurrido el incendio un funcionario provincial de turno aseguró que “de inmediato” se procedería a la reconstrucción del inmueble siniestrado. 

   No fue hasta 2019, seis años después, que el gobierno provincial anunció la posible recomposición de la situación. 

   Descartada la posibilidad de reconstruir la sede debido a su muy mal estado general, se anunció la construcción de un “Centro de Admisión y Derivación”, especialmente diseñado para las exigencias actuales en la materia y el cual se ubicaría en un terreno donado por el municipio, en calles Los Tamariscos y Scalabrini Ortíz, del barrio Espora.

   A pesar de realizarse el correspondiente llamado a licitación para erigir un edificio de 643 metros cuadrados, con un presupuesto de 74 millones de pesos (1,4 millones de dólares de la época), desde el comienzo la convocatoria tuvo dificultades, al punto que la fecha de presentación de ofertas fue postergada en cinco ocasiones. 

   Finalmente, en febrero de 2020, la Dirección Ejecutiva del Organismo de la Niñez y la Adolescencia del Ministerio provincial de Desarrollo de la Comunidad anunciaron la suspensión de la licitación. 

   La explicación fue que el ministerio decidió evaluar “la situación de los establecimientos propios y redefinir prioridades”. 

   Desde entonces la provincia no ha vuelto a referirse a la obra sino y además es completamente complejo acceder a algún tipo de respuesta oficial por parte del organismo provincial. 

   Para colmo de males, en marzo de este año falleció Andrea Balleto, Directora Ejecutiva del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia, quien había mantenido algunas reuniones con representantes locales de la Asociación Trabajadores del Estado, entidad que viene ocupándose del tema desde el mismo momento del incendio.

   La única novedad, extraoficial, se conoció unos meses atrás, cuando se aseguró que a fines de este año, cuando se discuta el presupuesto provincial, volverá a considerarse la posibilidad de construir un nuevo edificio, mencionando que podría haber fondos aportados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

   Ninguna de estas versiones pudo ser confirmada a través de canales oficiales.

El lugar

   Popularmente conocido como “El Vergara”, por el nombre del ex intendente municipal y gobernador bonaerense Valentín Vergara, el edificio incendiado se mantiene completamente abandonado, en muy mal estado, con riesgo de derrumbe de algunas de sus partes, sufriendo las afectaciones lógicas del paso del tiempo para un bien que quedó sin cubierta, expuesto a la acción del clima. 

   Incluso a pesar de los nueve años transcurridos del incendio, ni siquiera se ha procedido a la limpieza del lugar, ocupado por restos de libros, sillas, computadoras y lo poco que dejó el siniestro. 

   Por otro lado, la naturaleza va ganando lugar. Crecen plantas, yuyos y malezas, acaso el signo más poderoso del abandono.

   La vivienda fue construida a principios del siglo XX por el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, con una organización típica de los conventillos: varias habitaciones organizadas alrededor de un patio central. 

   Su uso original fue funcionar como vivienda familiar de William Harding Green, máxima autoridad de esa empresa ferro-portuaria, y como alojamiento para autoridades de la empresa que visitaba la ciudad. 

   Sirvió luego como establecimiento educacional y finalmente, en 1942, fue expropiado por la provincia para alojar el Instituto Departamental para menores varones procesados. 

   "El niño delincuente tiene oportunidad de readaptarse al trabajo, disciplina y honor que han de inculcárseles en estos institutos con instrucción adecuada y consejos de conducta cívica y moral", se dijo entonces. 

   Allí funcionó de manera ininterrumpida hasta el 2013.