Bahía Blanca | Martes, 15 de julio

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Ángel Vargas, el cantor con aroma de jazmín

Fue un cantor de gran personalidad, de fraseo intimista, un susurro agradable y confidente, un estilo único e irrepetible.

Ángel Vargas, el cantor con aroma de jazmín Ángel Vargas, el cantor con aroma de jazmín

José Valle (*) / Especial para “La Nueva.”

   Ángel Vargas está presente a través del pedido continuo de sus fanáticos en cada audición radial de tango, en cualquier lugar del país.

  Fue un cantor de gran personalidad, de fraseo intimista, un susurro agradable y confidente, estilo único e irrepetible de un extremo buen gusto.

  Nació en la calle Pepiri, del porteñísimo barrio de Parque Patricios el 22 de octubre de 1904.

   Su verdadero nombre era José Antonio Lomío. De pibe se inclinó por el canto, realizó la escuela primaria y cursó 3 años de educación secundaria.

   Se ganaba la diaria en el tradicional frigorífico de Avellaneda "La Negra", que poseía una planta modelo en la localidad de Cuatreros (hoy General Cerri), en las afueras de Bahía Blanca, con muelle propio y un ramal ferroviario que llegaba hasta el puerto.

   También trabajó como tornero por poco tiempo.

   Sus inicios como cantante fueron en los cines de su barrio, en el año 1923.

   A comienzos del año 1930 debutó en el legendario café Marzotto, que estaba en Corrientes 1124, como cantor de la orquesta de Lando-Mattino, en el horario previo a la hora del té, es decir de 13 a 17.

   Al poco tiempo se incorporó a la agrupación dirigida por el bandoneonista y compositor  Antonio Sureda, junto al cantor Santiago Devin, quien fue su primer referente y guía.

   Pasó por el cuarteto de Armando J. Consani, brevemente por las orquestas de Ángel D´Agostino, José Luís Padula y fue contratado por el bandoneonista, compositor y director bahiense Augusto Pedro Berto, para actuar en las Radios Prieto y  Argentina.

   Adoptó el seudónimo de Ángel Vargas en reconocimiento a su admiración por el escritor colombiano José María Vargas Vila.

   En 1938 grabó con la Orquesta Típica Víctor dirigida por el bandoneonista Federico Scorticati, para finalmente en el año 1940 ingresar a la de Ángel D´Agostino.

   Allí formó un binomio que haría historia en la música ciudadana, permaneciendo juntos hasta 1946, en que Vargas inició su carrera como solista formando su propia orquesta, sucesivamente dirigida por el bandoneonista Eduardo Del Piano, el pianista Armando Lacava y los bandoneonistas Edelmiro D'Amario, Luis Stazo y José Libertella.

   En 1947, el locutor de radio Splendid Raúl Ástor lo bautizó "El ruiseñor de las calles porteñas".

   Ángel Vargas realizó registros fonográficos publicados por las compañías Odeón y RCA Víctor.

   Con Ángel D´Agostino grabó noventa y cuatro temas, veinte con el bandoneonista Eduardo Del Piano, cuarenta con el pianista bahiense Armando Lacava, veinte con Edelmiro "Toto" D´Amario, dos grabaciones con la orquesta de Daniel Lomuto, seis con Luís Stazo, dos con la orquesta de José Luis Padula, cuatro con el Trío Alejandro Scarpino y dos con José Libertella.

   Participó en la película "Su última pelea", dirigida por Jerry Gómez, interpretando el tango "A pan y agua", de Enrique Cadícamo y Juan Carlos Cobián.

   Se estrenó el 8 de junio de 1949 y tuvo como protagonistas a Armando Bó, Laura Hidalgo, Santiago Arrieta, Marcos Caplán, Pepe Marrone y Augusto Codecá. El argumento está inspirado en la vida del boxeador Justo Suárez, "El Torito de Mataderos".

   Ángel Vargas era un fanático del boxeo, deporte que llegó a practicar para mejorar su estado físico junto al recordado exboxeador y entrenador Juan Aldrovandi.

   Vargas dejó grabaciones únicas que realmente son verdaderas joyas del género como: "Tres esquinas", "Muchacho", "Agua Florida", "Yo soy de Parque Patricios", "Viejo coche", "El cuarteador", "Carnaval de mi barrio", "Cartas viejas", "Noche de locura", "El aristócrata" (El Shusheta), "Vos Hacés Lo Que Querés", "Ninguna", "Caricias", la "Milonga para Gardel" y el vals “Esquinas porteñas”.

   Con Armando Lacava registró su única grabación a dúo con otro cantor, su hermano Amadeo Lomio, el tango fue “Ya no cantas chingolo (Chingolito)”, de Antonio Scatasso y Edmundo Bianchi.

   Vargas falleció una gélida mañana del martes 7 de julio de 1959, como consecuencia de complicaciones surgidas después de la operación en la que se le extirpó un pulmón.

   Julián Centeya manifestaba que “era el cantor para las novias que no se habían desvinculado todavía de las trenzas, de la barra brava del boliche y de la esquina, del rectángulo colorado de los patios con glicinas…”.

 El autor es historiador del tango,conductor radial, escritor y gestor cultural.