Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Fertilización: ¿por qué hay que poner el foco en las pasturas y en los verdeos?

“Diseñar estrategias de aplicación permitirían aumentar la productividad, rentabilidad y sustentabilidad de la ganadería pampeana”, dijo Alejandra Marino, del INTA Balcarce. 

Las pasturas perennes podrían ofrecer desde 7.000-10.000 kilos MS/ha/año a 12.000-15.000 kilos MS/ha/año. / Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva. / Pool de Periodistas / Archivo LN.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “La fertilización es una tecnología clave para la producción de pasto. El desafío, entonces, es adecuar el manejo para aprovechar sus beneficios en los sistemas ganaderos regionales”.

   Lo dijo la Ing. Agr. MSc. M. Alejandra Marino, docente e investigadora de la Unidad Integrada Balcarce (FCA, UNMDP, INTA Balcarce).

   “En tal sentido, diseñar estrategias de fertilización que contribuyan a corregir las deficiencias nutricionales, integradas con buenas prácticas de manejo del pasto, permitirían aumentar la productividad, rentabilidad y sustentabilidad de la ganadería pampeana”, añadió.

   De acuerdo con trabajos de investigadores de la FCA, en la región pampeana es factible producir pasto de calidad buena parte del año.

Ing. Agr. MSc. M. Alejandra Marino, docente e investigadora de la Unidad Integrada Balcarce.

   La conclusión es sencilla: se abaratan los costos de producción y se reduce el impacto ambiental de la ganadería.

   En tal sentido, pasturas perennes podrían ofrecer desde 7.000-10.000 kilos MS/ha/año a 12.000-15.000 kilos MS/ha/año.

   Incluso, se precisó que pueden ser superiores con especies como alfalfa en ambientes sin limitaciones productivas.

   Sin embargo, la producción forrajera promedio de gramíneas, tales como festuca, agropiro, cebadilla, raigrás, pasto ovillo y demás y leguminosas como alfalfa, tréboles, lotus y otras, es considerablemente inferior desde menos de 4.000 a 8.000 kilos MS/ha/año.

   “Uno de los motivos de esta diferencia es que la disponibilidad natural de nutrientes suele ser insuficiente para abastecer la demanda de las plantas”, explicó la Ing. Marino, en una reunión convocada por la firma Profertil junto a Pool de Periodistas.

   También admitió que la agricultura lleva la delantera y que a la ganadería le falta tomar algunos conceptos en cuanto a nutrición mineral.

   “Se conoce que las deficiencias nutricionales restringen el crecimiento de las plantas y la producción de forraje”, sostuvo.

   Además, reducen la capacidad de competir con malezas, la eficiencia de uso del agua disponible y, en leguminosas, la fijación simbiótica del nitrógeno atmosférico, el contenido proteico del forraje, la persistencia y estabilidad productiva de las pasturas y el aporte de materia orgánica (secuestro de carbono) al suelo.

   Análisis recientes muestran que el buen manejo de la fertilización y de la utilización del pasto producido permiten duplicar y hasta cuadruplicar, según la pastura considerada, los beneficios económicos obtenidos en sistemas ganaderos de la región.

   La pregunta es: ¿Cuáles son los aspectos a tener en cuenta para establecer una estrategia de fertilización?

   Veamos entonces:

Definir la demanda de nutrientes de las plantas

   La producción de pasto varía según las condiciones de suelo, el clima y la especie forrajera considerada.

   Por esto, la necesidad de nutrientes debe establecerse según la productividad esperada.

   Las leguminosas son dependientes del suministro de fósforo (P) y otros nutrientes. Pero, la fijación biológica de nitrógeno les permite, si no tienen otras limitaciones agronómicas, autoabastecerse de nitrógeno (N).

   Las gramíneas requieren no sólo P, sino también el suministro de N.

   En pasturas mezcla, las leguminosas pueden transferir parte del N fijado simbióticamente a las gramíneas, pero en la mayoría de los casos resulta insuficiente para cubrir la demanda de estas últimas.

   En ciertos ambientes algunas pasturas pueden presentar deficiencias de azufre (S), boro (B), zinc (Zn), magnesio (Mg) o calcio (Ca) y deprimir su rendimiento. 

Conocer el aporte de nutrientes en cada ambiente

   En la región Pampeana, el P y N suelen ser limitantes para las plantas forrajeras.

   El suelo aporta nutrientes pero su disponibilidad es variable.

   Es importante distinguir ambientes según su potencial productivo y conocer la oferta de nutrientes, cuál es la historia del lote y las fertilizaciones previas. 

   Análisis de suelo y/o de plantas aportan valiosa información para tomar decisiones acertadas.

   Asimismo, se debe considerar la disponibilidad de agua en el perfil y la presencia de napas, que contribuye al abastecimiento de nutrientes como S.

Un plan de fertilización

   Es importante realizar un diagnóstico, cuantificar requerimientos (según especie, ambiente, época de crecimiento, clima) y aportes de nutrientes, para aplicar fertilizantes cuando la oferta de nutrientes es menor a la demanda esperada de las plantas forrajeras.

   Algunos ejemplos son los siguientes:

—Fertilización fosfatada: Sería conveniente aplicar P en aquellos lotes con niveles en suelo inferiores a 12 o 15 ppm P Bray para pasturas base gramíneas o base alfalfa, respectivamente.

   Por su escasa movilidad en el suelo, es mayor la eficiencia de uso con aplicaciones incorporadas en la siembra, pero en pasturas implantadas refertilizaciones pueden efectuarse al voleo.

—Fertilización nitrogenada: Su deficiencia en suelos es generalizada en épocas frías (< 12°C), sobre todo en aquellos con bajo nivel de materia orgánica.

   Por su elevada movilidad, es conveniente considerar la demanda estacional de las especies forrajeras y las condiciones ambientales.

   La fertilización con N a la salida del invierno permite anticipar la oferta de forraje 20/30 días con respecto a pasturas con deficiencias.

   Esto puede ser fundamental para adelantar la producción primaveral de pasto.

—Otros nutrientes deficitarios: En suelos de textura gruesa, como en la pampa arenosa, bajo o moderado contenido de materia orgánica (< 3% M.O.) o historia agrícola prolongada, S puede limitar la producción de forraje en pasturas de alta producción (12 – 14 toneladas MS/ha/año).

   En algunos casos particulares pueden registrarse deficiencias de potasio (K), magnesio (Mg), calcio (Ca) o micronutrientes (como zinc o boro).

La adecuada provisión de nutrientes es central para un buen sistema nodular

Por Ing. Agr. MSc. Martín Torres Duggan / Tecnoagro

   La mayor parte de los agro-ecosistemas pastoriles de la Región Pampeana se encuentran condicionados por diferentes limitaciones de fertilidad edáfica, particularmente deficiencias de nutrientes.

   La planificación del uso de las tierras destinadas a producción ganadera debería considerar una detallada descripción y clasificación de los suelos, incluyendo su capacidad de uso (limitaciones permanentes).

   Esta información constituye el marco de referencia para realizar, posteriormente, diagnósticos de las deficiencias nutricionales, basados en los análisis de suelos y/o plantas.

   En verdeos y en pasturas plurianuales de gramíneas, el N es el nutriente con mayor impacto productivo, pero un plan nutricional integral debería considerar además la disponibilidad de P y S.

   En praderas de leguminosas y en especial en alfalfa, se debe evaluar la acidez edáfica (pH y saturación de bases) y garantizar la adecuada disponibilidad de P, S y B.

   La adecuada provisión de estos nutrientes es central para un buen funcionamiento del sistema nodular y alcanzar altas eficiencias en la FBN.

   En praderas polifíticas (asociación de varias especies de forrajes), donde la proporción de leguminosas sea mayor al 20-30 %, el N lo aporta la transferencia desde el sistema radical de las leguminosas.