Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La biblioteca Rivadavia cumple 140 años: diez historias y curiosidades

No hay acaso en Bahía Blanca una institución más trascendente que la biblioteca Rivadavia. Durante tres siglos los bahienses transitaron sus salas, donde el silencio, el saber y la lectura marcan el rtimo de las horas. Un verdadero templo cultural, orgullo de toda la ciudad.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   La Asociación Bernardino Rivadavia – Biblioteca Popular cumple hoy 140 años de existencia. Es una institución civil sin fines de lucro, la segunda en su tipo de país. Fue fundada el 16 de julio de 1882 por un grupo de vecinos, notables e idealistas, entre ellos Felipe Caronti, sus hijos Juan y Luis; Eliseo Casanova, Daniel Cerri, Leónidas Lucero, Octavio Zapiola, Angel Brunel, Daniel Aguirre.

   La Biblioteca inició el préstamo de libros el 9 de octubre de 1882, a pocos meses de su fundación, acontecimiento elocuente del despertar cultural bahiense. A 140 años de su fundación, atravesando una compleja situación financiera y alentando a los vecinos a asociarse para ser parte de sus sostenimiento, rescatamos diez historias (y curiosidades) en su más de un siglo de existencia.

1.

   El edificio que desde 1930 ocupa en la avenida Colón fue considerado en su momento como el primero del país especialmente diseñado para funcionar como biblioteca. Sin embargo, el que ocupó entre 1891 y 1930 en Moreno 88 también fue construido especialmente para que allí funcionara la entidad.

2.

   El edificio de la avenida Colón se construyó con parte de la herencia de Luis Caronti, uno de sus fundadores. Caronti legó 200 mil pesos moneda nacional a la institución, mientras que la ejecución de la sede demandó $ 180 mil.

Luis Caronti, el gran benefactor

3.

   El primer presidente de la Asociación fue Eliseo Casanova. La calle Casanova de nuestra ciudad, en Estomba al 500, lleva el nombre en su memoria. Eliseo fue el padre de Haroldo Casanova, ex intendente municipal, y de Osvaldo Casanova, legendario directivo del club Estudiantes, cuyo estadio lleva su nombre.

4.

   En 1882, año fundacional de la casa, Bahía Blanca era un modesto pueblo de 1.200 habitantes. La biblioteca empezó a prestar libros antes de que llegara el ferrocarril, de que los ingleses habilitaran su puerto en Ingeniero White y de que Teófilo Bordeu fuese elegido primer intendente.

El edificio de Moreno 86. Allí funcionó entre 1891 y 1930. Hoy demolido.

5.

   Daniel Aguirre fue el celoso primer bibliotecario. Había nacido en la Habana, Cuba, vivió en Bilbao, país vasco, y un año antes de la fundación de la biblioteca se radicó en nuestra ciudad. Falleció en 1895, siendo inhumado en el actual cementerio, aunque se desconoce la ubicación de su tumba. Según un diario de la época, murió “pobre y solo, sin un ser que sobre su tumba vaya a derramar una lágrima de dolor”.

6.

   Justo José Querel fue el constructor del edificio de la avenida Colón. Querel construyó además el palacio de Tribunales y la sede del club Universitario de la avenida Alem. Apasionado por el automovilismo, en 1925 con su Lincoln 8 cilindros de 60 HP batió el record local, estableciendo una velocidad de 130 km/h. Terminado el edificio de la biblioteca se radicó en Neuquén, donde diseñó naves para navegar en los ríos. Los "Autodeslizadores Querel", equipados con dos motores de aviación de 400 HP, podían desarrollar velocidades de 80 km/h en calados de apenas 20 centímetros.

7.

   En junio de 1980 el martillero Oscar Macagno remató, montando una tarina en el frente del propio edificio, el histórico inmueble de Moreno 86. Salió a la venta con una base de 100 millones de pesos, donde el valor lo fijaba el lote que ocupaba de 10 metros de frente por 50 de fondo. Con cuatro meses de plazo para el pago, fue vendido en 180 millones de pesos, unos 97 mil dólares al cambio de la fecha.

Remate del histórico edificio, demolido al poco tiempo.

8.

   En 2010 la municipalidad editó el libro Poesía Civil, de Sergio Raimondi. Uno de sus poemas se titular “Biblioteca Rivadavia”, cuyas primeras líneas destacan el poder de un pasillo que separa la calle de los libros, el ruido del silencio. “Entrar es ascender. Luego el pasillo destinado/a preparar el cuerpo a la liturgia del saber: ojos/que se aclimatan a la estoica luz, silencio erúdito/ante el que se han de amilanar sonidos de fuera”.

9.

   En 1921 el diputado Nacional Enrique González presentó ante la cámara un proyecto para que se donara a la Asociación Bernardino Rivadavia el terreno existente sobre la avenida Colón, entre el edificio que ocupaba la Aduana y el banco Hipotecario Nacional. Cinco años después el pedido había caducado sin tener una respuesta. Por en 1926 el propio González insistió con un nuevo proyecto hasta finalmente conseguir su aprobación. Enrique, médico de profesión, era hermano de Eduardo González y de Aurora González, mujer del abogado Valentín Vergara. Los tres, Enrique, Eduardo y Valentín fueron intendentes de nuestra ciudad.

El médico Enrique González, gestinó y consiguió la donación del terreno de la avenida Colón 31

10.

   Uno de los libros más antiguos de la Biblioteca es el “Pequeño manual del misionero para evangelizar a los indios fronterizos” (1876), presentado como “una catecismo menor en castellano y en indio”. Entre los primeros libros comprados por la biblioteca figuran “Biografía de hombres ilustres” (1881), del Alphonse de Lamartine y “Pot-pourri y Silbidos de un vago” (1882), de Eugenio Cambaceres. Eugenio es el padre de Rufina Cambaceres, protagonista de una de las leyendas urbanas más famosas de nuestra historia, y tío abuelo de Rufino Luro Cambaceres, vecino de nuestra ciudad, nieto de Pedro Luro y Jefe de Línea de la Aeroposta Argentina a las órdenes de Antoine de Saint Exupéry.

"Pequeño Manual del Misionero...", entre los libros más antiguos