Las tierras del Noroeste: sin destino ni respuestas
Es vital que el estado nacional Nacional defina el destino de tierras ociosas desde hacé décadas.
Una nueva polémica se instaló en la ciudad con la presentación por parte del club Olimpo de ocupar con un complejo deportivo gran parte de las tierras que fueran propiedad del ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste.
El proyecto fue presentado por la entidad aurinegra y despertó el inmediato rechazo por parte de los vecinos del sector, quienes desde hace años vienen desarrollando en el sitio un parque, luego de que la desidia y el abandono por parte del estado nacional llevara a la demolición de varios de los históricos galpones existentes en el lugar.
Las tierras que fueran del ferrocarril en nuestra ciudad han carecido de destino desde que pasaron a manos del estado, en 1946, cuando las empresas de capitales ingleses fueron expropiadas por el gobierno del general Juan Domingo Perón.
Desde entonces cientos de hectáreas ubicadas en zonas estratégicas han quedado libradas a su suerte, en manos del vandalismo, manteniendo su condición de barreras urbanas, que separan y dividen una ciudad que ha crecido por encima del denominado cinturón de hierro.
De no ser por la interminable burocracia no podría entenderse que desde hace casi 80 años no se ha resuelto el destino de esas tierras.
A lo largo de ese tiempo se han creado y cerrado decenas de organismos para su administración, sin que ninguna resolviera o diera respuesta a esta situación, sin siquiera atender varias propuestas presentadas por municipios, vecinos y particulares.
La propuesta de Olimpo –como podría ser la de cualquiera otra entidad local— no tiene nada de malo en sí mismo. Es una idea de uso, de aprovechamiento. Cómo lo es la de los vecinos en generar un espacio público o la del municipio de pensar en instalar allí una ciudad judicial.
Lo importante sería que finalmente se discuta un destino para esas tierras, se piense en lo mejor para la ciudad y finalmente se tenga una respuesta.