Llueven dólares y el BCRA con colador: con ingresos récord, pierde reservas
El elevado superávit externo de bienes no es suficiente para que la autoridad monetaria mejore su posición de reservas, algo que preocupa.
Licenciado en Economía por la UNS y periodista económico con 16 años de trayectoria en La Nueva. A la largo de su recorrido profesional, se ha especializado en el seguimiento de los grandes problemas de la economía argentina y sus posibles implicancias para la bahiense, con una mirada local.
También se desempeña como profesor de los niveles secundario, formación profesional y terciario en Economía Política, Administración y Contabilidad.
Francisco Rinaldi / frinaldi@lanueva.com
Aún con ingreso récord de divisas por las elevadas exportaciones de bienes, el Banco Central no consigue acumular dólares en sus reservas: desde diciembre de 2019 a abril de este año, los U$S 31.000 millones que entraron por el superávit comercial récord (diferencia entre exportaciones e importaciones) no alcanzaron para abastecer a las salidas durante el mismo lapso, algo que constituye, para el consenso de los economistas argentinos, el mayor nubarrón en el horizonte del Gobierno.
Es que haciendo una sencilla resta, resulta claro que a pesar de los ingresos récord de dólares, la cuenta del BCRA fue negativa en casi 4.000 millones de dólares en el lapso mencionado, según un informe del Monitor de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE), un grupo de economistas santafesinos.
Así, sustrayendo de las entradas de dólares (U$S 35.357 millones, que se dividen en 31.031 millones de excedente comercial más 4.326 millones de reparto de DEG`s, la moneda del FMI), las salidas, que totalizaron U$S 39.299 millones, surge una diferencia negativa de U$S 3.942 millones, algo que preocupa a los analistas locales.
Y el desvelo tiene sustento, porque que la falta de una posición fuerte de reservas deja muy expuesto al Gobierno frente a una corrida contra el peso, algo que ya vivió el país en muchísimas oportunidades. La última fue a finales de 2019, en las postrimerías del Gobierno de Macri, con un dólar que parecía indetenible. Tanto, que hubo que reestablecer el “cepo” cambiario.
Para el economista Lorenzo Sigaut Gravina, la suba reciente del dólar esta motivada, precisamente, por esta incapacidad del Banco Central de acumular reservas, “incluso, con un nivel de compras muy bajo comparado con otros segundos trimestres".
"Y si no lo hizo en la época de vacas gordas, con las ventas altas del campo, en la segunda mitad del año va a empezar a bajar la oferta de dólares y eso seguramente va a traer un montón de restricciones", alertó el analista.
¿Para dónde salieron las divisas ingresadas? Unos U$S 9.608 millones fueron para cancelar el déficit comercial de servicios (N de R: flete y transporte internacionales, viajes al extranjero, etcétera), U$S 6.901 millones a atesoramiento del sector privado (la llamada “fuga”), U$S 8.507 millones a pagos por la deuda del sector público y U$S 2.614 millones tuvieron un destino no identificado (Otros componentes).
Pero el mayor monto (U$S 11.679 millones), fue para el pago de intereses y capital de la deuda privada, es decir, las que toman las empresas con acreedores foráneos.
Sobre este punto es donde se posan las mayores críticas por parte de los economistas más heterodoxos, quienes se preguntan porque no imponer restricciones adicionales al pago de deudas por parte de empresas privadas, sobre todo, si se tiene en cuenta que del stock total de pasivos a finales del año pasado (U$S 76.206 millones, según el BCRA), una parte no menor se explica por préstamos desde la casa matriz a sus subsidiarias locales, es decir, se trata de deuda relacionada.
Desde esta óptica, forzar a las empresas a refinanciar sus pasivos externos o imponer límites a los que se pretendan tomar restaría presión sobre el mercado de cambios, algo que desde el Central vienen haciendo desde finales de 2019.
Las restricciones, que aún están vigentes, incluyeron la obligación de refinanciar al menos el 60% de los vencimientos de deuda de las corporaciones y la prohibición de cancelar deuda relacionada, entre otras medidas.
La entidad que dirige Miguel Pesce asegura que estas regulaciones permitieron el ahorro de más de U$S 26.600 millones desde 2020 a la fecha (como esos pasivos se refinanciaron, no hubo que pagarlos), medidas que, a la luz de los hechos actuales, tampoco pudieron contribuir a mejorar la posición de reservas del BCRA.
Por su parte, la adelantada suba de las tasas de interés para los depositantes busca descomprimir otra de las salidas, esto es, la "fuga". La idea es que con intereses más atractivos, los pequeños ahorristas dejen de mirar al dólar y se inclinen más hacia los bancos, lo que no siempre ha salido bien en el pasado.
Del lado del mercado informal o blue, los efectos vienen por el lado de las expectativas, ya que cualquier mala noticia o rumor que inunde a los mercados financieros, despierta al dólar paralelo.
Según el experimentado economista Víctor Beker, los reciente aumentos para la divisa del mercado libre se sustentan en que que desde la semana pasada se registró una liquidación de bonos en pesos, por temor a que el próximo gobierno haga una reestructuración.
Pero aunque tener muchas reservas no siempre es un reaseguro contra el voraz apetito argentino por el "verde", que tantos disgustos ha dado, no tenerlas es todavía peor. Ir a la guerra, sin fusil, no parece lo más recomendable.