Bahía Blanca | Jueves, 10 de julio

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"El barrio donde no nací", pero que honra y siente como propio

Estrechó lazos con sus vecinos, a quienes los consideró sus familiares. Del mismo modo, le abrieron los brazos en Rivadavia al 800, en una historia reciente, hace 35 años. Hoy, rinde homenaje con la edición de un libro.

Natalia Miguel
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   Plasmó en el papel sentimientos, recuerdos, vivencias.

   No improvisó. Por el contrario. Documentó fechas y momentos. Recopiló datos en el Archivo Histórico Municipal. Habló con familiares y hasta visitó en la necrópolis a quienes ya no están en vida para tomar nota de su día de nacimiento y muerte.

   Todo con sumo respeto, compromiso, paciencia, dedicación y valorando las experiencias vividas en una historia cercana, hace 35 años.

   Así comenzó a escribir, hizo algunas poesías, incorporó fotos, y le dio formato a una narración que avanzó casi sin darse cuenta hasta su punto final.

   De esa manera, nació "El barrio donde no nací, el libro de Marcela Hereñú de Monateri.

   Llegada desde su Buenos Aires natal, previo paso durante tres años en Ushuaia, la autora se instaló hace más de tres décadas en Rivadavia al 800, lugar donde echó raíces, adoptó y fue adoptada por "una nueva familia", sus vecinos, a quienes ahora ella homenajeó con sus escritos.

   La publicación, en su primera edición -porque tiene pensado lanzar una segunda- tiene una tirada de 100 ejemplares. Cuenta con unas 70 páginas y el diseño de tapa, cuatro imágenes del sector que se describe en el texto, corresponde a Liliana Frias, profesora de Matemática, quien "recogió todo lo que le iba contando y armó una tapa preciosa con cuatro fotos de Punta Ata, cuando la calle era empedrada o cuando estaba la cartelería anterior de color azul".

   Marcela es docente jubilada, se desempeñó como directora de la Escuela Nº 24, en Puerto Rosales, y además, durante sus años de servicio, realizó la carrera de locución periodística.

   "En la primera cuarentena fuerte, abrí un canal de Youtube 'Cuentacuentos La Nonna Marcela' para mis nietos y, luego, se convirtió en el inicio del libro. La pandemia sirvió para pensar, hacer un repaso de la vida, contar historias. Dio como resultante  272 cuentos en el canal de Youtube y me entusiasmé en la redacción. Después, salió el libro", expresó en diálogo con La Nueva.

Simbiosis

   "Cuando terminó el tiempo de zona fría -destino al cual acompañó a su esposo, militar-, nos trasladamos a Punta Alta. Al poco tiempo, pudimos acceder a la compra de la casa donde vivimos actualmente y, desde entonces, sucedieron hechos y personas que reemplazaron a nuestras familias", expuso.

   "Siempre estábamos lejos. Y allí éramos los jóvenes del barrio, en Rivadavia al 800. Todas las familias que nos rodeaban eran personas mayores que ya estaban retiradas de sus trabajos y tenían también a sus hijos lejos".

   "Se dio una simbiosis muy particular, de adopción mutua. Nosotros carentes de papás y abuelos, y ellos carentes de hijos y nietos. A medida que fue pasando el tiempo, los lazos se fueron acentuando tanto, que se confundieron. Cuando venían de visita nuestras familias, los vecinos estaban presentes también. Teníamos que presentarlos. Y todas esas personas que ya no están y que pasaron por la historia de Punta Alta, cada una de ellas tiene muy ricos hechos, acciones y recuerdos que no quise que se olvidaran".

   "Un día -siguió en su relato-, iba caminando, haciendo los mandados, y me di cuenta que cada una de las casas por donde iba pasando, ya no tenían a sus dueños originales. Volví por la vereda de enfrente y me pasó lo mismo".

   "Pensé así que era el momento de darles las gracias, de alguna manera, escribiendo sobre su paso por la vida. Cuando quise acordar estaba terminando el libro. Fue muy de a poco. Empecé con una historia, la publiqué en Facebook y los descendientes de esa familia se emocionaron mucho y me instaron a que escribiera el libro. Charlé con los familiares de muchos vecinos de esa época, pedí permiso, visité a los difuntos en el cementerio para corroborar las fechas de nacimiento y muerte. Documentar históricamente su paso por Punta Alta".

   "Y me pareció que esta historia reciente de los últimos 35 años en la ciudad era algo que debían conocer los mismos nativos. Hay muchos que tuvieron oficios que ya no están, y actividades que ya no se realizan. También fui al Archivo Histórico Municipal. Un trabajo hecho desde el afecto pero con la historia real, documentada en forma correcta".

   "Fue una oportunidad muy linda que la pude plasmar gracias a la iniciativa de tres jóvenes puntaltenses, quienes están haciendo sus primeras experiencias en una nueva editorial llamada Buu! Para ellos fue el desafío de su primera obra editada y para mí, el primer hijo de papel".

   "Todo fue un complot de amor, donde cada uno puso lo suyo. El arte de tapa es de Liliana Frias, quien no se dedica para nada a esto, sino que es profesora de Matemática".

   Los capítulos están dedicados a cada uno de los vecinos o a cada situación, y al padre Francisco Del Brío "quien fue un sacerdote muy importante con un accionar relevante en la ciudad. Si bien no era del barrio, tuvo que ver con toda la ciudad y los recuerdos".

   "Se trata de una narración muy amena que, según los lectores, lleva entre uno y dos días su lectura completa. Tiene algunas poesías también".

   "Todo tiene que ver con lo que viví, en primera persona. También hay algunas imágenes. Hace 35 años, cuando no era corriente sacar fotografías, yo le tomaba fotos a mis vecinos. Y eso habla del amor porque eran afectos muy particulares".