Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Debate económico en La Nueva: ¿Hay que arreglar o no con el FMI?

Los economistas Mauro Trellini y Francisco Cantamutto expresaron sus diferentes visiones sobre la negociación con el organismo internacional de crédito.

Mauro Trellini y Francisco Cantamutto. (Fotos: Rodrigo García-La Nueva. / Video: Francisco Villafáñez)

   Argentina ingresó al FMI en 1956. De allí en más, y pese a haber adherido al organismo muchos años después de que fuera creado, el país ostenta el récord de ser uno de los que más tiempo pasó bajo acuerdos con el mismo.

   Hoy, como una vieja rémora de los ochenta o los noventa, el Fondo vuelve a ser noticia. Y con acuerdo o sin él, marcará a fuego la agenda de la política argentina de los próximos años.

   Para comprender este proceso, La Nueva. convocó a dos destacados profesionales bahienses a debatir sobre este tema.

   Se trata de Francisco Cantamutto, doctor en Ciencias Sociales y economista, docente de la UNS e investigador del CONICET y columnista de Economía en FM de la Calle, y de Mauro Trellini, también economista, asesor de empresas, docente de la UNS y columnista de Economía y Finanzas en La Brújula Radio. La organización estuvo a cargo del columnista económico de este medio, Francisco Rinaldi, y la moderación del debate correspondió al jefe de noticias, Maximiliano Allica. 

   En primer término, ambos contestaron a tres preguntas comunes, sin posibilidad de intercambiar entre ellos. Luego se produjo un diálogo libre.

   --El acuerdo con el Fondo ¿es un “mal necesario?  ¿por qué?

   --Mauro Trellini (MT): Es una consecuencia inevitable por una mala administración de los recursos. Es como ir al banco: vos elegís si vas como ahorrista o como deudor. El problema y el origen de la relación con el FMI en Argentina nace porque nuestros dirigentes decidieron tomar mayores gastos que los recursos disponibles para financiarlos.

    “El origen de la relación con el FMI, que es el prestamista de última instancia a nivel internacional, está en que los gastos superan a los ingresos públicos, y el déficit fiscal necesita ser financiado, básicamente, con una de las herramientas disponibles, que es la deuda.

   “Cuando las colocaciones de deuda comienzan a ser insostenibles, aparece el prestamista de última instancia para evitar que suceda lo que nadie en la comunidad internacional quiere, que es un default.

   “Por este motivo, lamentablemente, es inexorable la relación con el Fondo si uno no tiene responsabilidad en el manejo de las finanzas públicas. Fueron más de 70 años con déficit fiscal y eso te muestra claramente cuando inicia la relación con el Fondo. La madre de la deuda es el déficit, y por eso, ahora, estamos del lado al que nadie le gusta estar”.

   --Francisco Cantamutto (FC): No creo que sea un mal necesario. Es un mal elegido en todo caso. Los acuerdos con el Fondo son siempre malos o muy malos: cada vez que este organismo intervino en Argentina, los resultados no fueron ni el crecimiento ni la estabilización de la economía, sino todo lo contrario.

    “En términos generales, el impacto que tiene el acuerdo con el Fondo a nivel internacional es un deterioro en las condiciones de vida de la población. Por eso, todos los acuerdos son malos.

    “Y acá quiero señalar una diferencia: el Fondo no es un acreedor más, sino que, en teoría, su tiene la función de estabilizar la economía cuando está en una situación de inestabilidad, la que se puede generar no solamente por un desajuste de ingresos y gastos fiscales, sino por shocks internacionales.

    “En el caso del acuerdo de 2018, está viciado desde el punto de vista del Estado de Derecho, porque ni Dujovne ni Macri (N de R: Nicolás y Mauricio, ministro de Economía y presidente de Argentina en junio de 2018, cuando se firmó el arreglo financiero con el FMI por U$S 50.000 millones) contaban con las habilitaciones establecidas por la ley argentina para firmarlo, y, básicamente, lo que el arreglo hizo fue dotar de divisas a la economía argentina para sostener la salida de quienes vinieron a hacer la bicicleta financiera.

    “Por eso, el arreglo fue exitoso para financiar la salida de capitales especulativos, pero no para generar crecimiento ni estabilizar.

   “La estrategia definida por el Gobierno fue, en lugar de impugnar el acuerdo por la vía legal o diplomática, criticarlo, pero intentar un nuevo arreglo, por eso llegamos a este resultado, que es más o menos lo que esperaba".

    --¿Cuál fue el rol histórico que tuvo el Fondo en nuestro país? ¿y en el resto del mundo?

    --FC: Basándonos en los estudios de la mayor especialista en la materia, que es Noemí Brenta, la llegada del Fondo a nuestro país jamás generó resultados positivos, pero si deterioro en la distribución del ingreso, caída de los salarios y aumento de la pobreza.

     “El Fondo es una suerte de guardián de la llave del sistema financiero internacional, porque todos los acreedores, en lugar de proponer sus demandas, exigen arreglar con el Fondo, que nos dice que hacer a través de reformas que no van de la mano con mejorar los niveles de vida ni garantizar los derechos de la población.

    “Y esto es muy importante, porque los derechos humanos y económicos han sido sistemáticamente vulnerados por el Fondo, a pesar de contar, en el caso de Argentina, con un estatus constitucional. Es más, a lo largo de su relación con nuestro país, el organismo demandó reformas que implicaron pérdida de soberanía en términos de política económica, que hacen a la economía argentina más vulnerable a los shocks internacionales.

   --MT: El FMI no es una institución financiera propiamente dicha, sino que es más política, porque en el board del Fondo (N de R: el directorio ejecutivo, a cargo de las operaciones del organismo, compuesto por 24 miembros que son nombrados o elegidos por los países o grupos de países que representan) intervienen los países, que son los que deciden a través de su voto. De hecho, si fuese una institución más de las finanzas, todos irían a pedirle plata, porque es la más barata.

   “Por eso, se imponen condiciones políticas para resolver, teóricamente, el desorden que llevó a esta situación. De vuelta insisto con que fue lo que nos llevó al Fondo, porque podríamos estar del otro lado, del de los acreedores, en lugar de los tres o cuatro deudores.

    “El problema está en que cuando se toma financiamiento con esta institución o con cualquier otra, se debe contar antes con un programa para saber cómo se van a pagar esas obligaciones, las que nacen de un contrato que el país asumió.

    “Y si no hay un programa y solamente nos limitamos a esquivar la restricción intertemporal, que nos impone no gastar más de lo que se recauda, entonces, vamos a tener Fondo para rato en Argentina”.

    --El gobierno destaca como dato positivo del arreglo la falta de reformas estructurales (laboral, tributaria, previsional, etcétera) ¿coinciden con esta idea?

      --MT: No. Como el Fondo es una institución que tiene más un vínculo político, lo que hace es tender un puente financiero para que te ordenes, pero te recomienda qué hacer para alcanzar ese orden, evitando las situaciones que te llevaron a acudir al organismo.

    “Y ahí es donde choca con los objetivos de determinada dirigencia política de ese momento, porque el orden no le gusta a los que les gusta gastar de más. Pero lamentablemente, los equilibrios existen, existe la restricción temporal, y aunque el orden suene antipático y se hable de ajuste, lo que se trata de hacer es evitar lo que te llevó a caer ahí.

     “Insisto, hay muchos países que tienen relación con el Fondo, pero como acreedores. La pregunta es: ¿se puede ir al Fondo de otra forma? Sí, como los países que tienen cierto orden de sus finanzas y van del lado acreedor. Pero en nuestro caso, lamentablemente, tenemos que ir del otro lado y eso no va a cambiar mientras no modifiquemos nuestra responsabilidad en el manejo de las finanzas públicas”.

      --FC: Hay un punto en el cual acuerdo con Mauro, y es que el Fondo es un organismo de carácter político. El valor de los préstamos del Fondo en el financiamiento de los países no es alto, salvo en el caso actual de Argentina, por el acuerdo de 2018.

     “El Fondo transmite a los países intereses de acreedores, principalmente, EEUU. En ese sentido, las recomendaciones del Fondo no tienen que ver con ordenar la economía, sino en mejorar la capacidad de pago, aún si esto va en contra de las posibilidades de crecimiento de la economía o de los derechos de quienes viven en esos países.

    “Sobra evidencia mundial y Argentina no es una anomalía. Hay un centenar de países en desarrollo que enfrenta problemas de pago de la deuda, algo que el propio FMI y el Banco Mundial admiten. Hablamos de niveles de deuda que no se condicen con el déficit fiscal.

    “¿Qué logró el Gobierno? Validar un contrato viciado. Estoy de acuerdo en que se debe respetar, el tema es que hay otros contratos, que también se deben respetar. Es como si yo a mi tío le digo que me cuide la casa y vaya a comprarme el pan, y en el camino fue a una financiera y sacó un crédito a mi nombre, que debo pagar yo.

    “Hoy el Gobierno logró un acuerdo con consolidación fiscal sin explicitar las reformas estructurales, pero eso no quiere decir que no vaya a haberlas, porque vamos a tener al Fondo durante dos años y medio revisándonos trimestralmente, y está comprobado que se usan esas revisiones para incorporar demandas de reformas estructurales, que no solo son la laboral o la previsional, sino la apertura de la economía, justamente, uno de los principales inductores de las crisis internacionales”.

¿Acordar o no acordar? He ahí la cuestión

   Luego de contestar las tres preguntas, La Nueva propuso un disparador y se produjo el diálogo entre ambos economistas. 

   --La Nueva: ¿Cuál es la influencia para la gente de tener o no el acuerdo?

     --MT: La influencia es indirecta, a través del costo de la tarjeta, sacar un préstamo, si se levantan los subsidios de las tarifas, que están atrasadas en términos de costo y precios, van a subir los servicios públicos, lo que va a afectar al poder de compra de los salarios.

     --La Nueva: Pero ¿creen que el Gobierno debe llegar sí o sí a un acuerdo?

      --MT: Yo creo que sí.

      --FC: No. Aunque eso no quiere decir necesariamente que no se tenga que acordar. Digo que la presunción de que acordar es la única vía es falsa, como demuestran la enorme cantidad de países que están mejor sin el acuerdo con el Fondo.

      “El FMI usa un doble estándar, porque si bien es el financiamiento más barato, cobra un sobrecargo a los deudores alegando que se cubre del riesgo de impago, pero por el otro, se presenta como un acreedor preferente, es decir, como el único que no puede dejar de cobrar, algo que no tiene sustento jurídico alguno en el Derecho Internacional.

      “El Fondo debería hacer más concesiones, porque, y quiero ser enfático en esto, el acuerdo que se está negociando está viciado tanto desde la óptica de la legislación local como desde la del Estatuto del propio Fondo.

      “Se debería hacer una revisión del acuerdo en lugar de acordar por acordar, porque el límite entre el asesoramiento y la vulneración del régimen democrático es muy delgado, y no lo digo para agitar el espanto. De hecho, el FMI no tuvo ningún tapujo en apoyar a dictaduras”.

      --MT: ¿Y cómo ves vos a la economía argentina sin un acuerdo?

      --FC: El peor escenario ya está, con el Fondo adentro. No se corta mucho crédito internacional y las transnacionales seguirán teniendo financiamiento.

     “Además, estoy de acuerdo con vos en que la inflación hay que bajarla, pero con suba del dólar y aumento de tarifas, como nos pide el Fondo, no la vas a bajar, todo lo contrario”.

     --MT: La inflación va a seguir aumentando si seguimos emitiendo moneda y con menor demanda de ella por la falta de confianza.

     --FC: Perfecto. Aun asumiendo que el déficit es la principal causa de nuestros males, como vos decís, cosa con la que no coincido, el Fondo te pide recaudar más, pero no con impuestos a los que más tienen, sino con tributos que afectan a los más pobres.

     --MT: ¡Qué debate nos hubiéramos evitado si hubiésemos sido fiscalmente más ordenados! Podríamos ser uno de los tantos países que no tienen este problema con el Fondo. Es simple. Ni tendríamos que debatir.

      --FC: El problema es cómo nos ordenamos. El Fondo siempre promueve formas regresivas de recaudación, de hecho, los aumentos de IVA, que en Argentina son delirantes, son frutos de acuerdos con el Fondo.

     “Si al Fondo le decimos, queremos bajar el déficit, pero para eso tenemos que poner un techo al pago de intereses y poner el impuesto a las grandes fortunas para siempre….”

   --MT: ...pero ahí te hacés trampa al solitario, porque cuando más presión fiscal tenés, menos reinversión, menos crecimiento, se achica el PBI, y más tenés que salir a cobrar, porque hay cada vez menos recursos. El caso de Venezuela es evidente en ese sentido.

    --FC: El impuesto a las grandes fortunas no produjo huida en masa de empresas….

    --MT: Pero hubo una caída de la inversión…

     --FC:  En medio de una pandemia, no podemos aislarnos de eso. Numerosos estudios demuestran que la desgravación fiscal no produce aumento de la inversión ni crecimiento económico.  

     --MT: Todo va de la mano. Sin confianza ni condiciones en un contrato social para reducir la incertidumbre de los que invierten, si encima le aumentás los costos con más impuestos, el combo es malo.

    --FC: El impuesto no es un costo para las empresas…

     --MT: Sí un costo, porque del otro lado no hay una reciprocidad en la calidad de los servicios públicos.

    --FC: Depende. Vos podés dejar de gravar las ganancias de las empresas y hacerlo sobre el patrimonio de las personas que se benefician de ello.

    --MT: Pero ahí tenés un problema, porque estarías gravando un stock, que es la riqueza, en lugar de los flujos que la generan. Y para eso está el impuesto a las Ganancias, como hacen muchos países.

    --FC: Bueno, trabajemos sobre eso. El impuesto a las Ganancias en Argentina recauda 15 puntos menos con respecto al promedio de los países de la OCDE…

    --MT: Sí, pero ¡tenés todos los demás impuestos! Yo no tengo problemas, subamos Ganancias, pero bajemos IVA, eliminemos Ingresos Brutos….

    --FC: Bueno, ahí coincidimos.

     --MT: La presión fiscal es altísima sobre los privados…

    --FC: No es así, hay cálculos de CEPAL y la OIT que dicen que no es alta la presión fiscal en Argentina.

    --MT: Depende cómo lo midas. Yo trabajo con empresas y te aseguro que la actividad cotidiana del comercio y la industria paga impuestos altísimos.

    --FC: Yo también tengo contacto con empresarios pyme y emprendedores y es verdad que los “matan” con IVA e Ingresos Brutos. Y yo quiero que no les cobren más esos impuestos, porque son pésimos impuestos.

    --MT: Del otro lado, hay un tema que es la baja calidad de los servicios públicos, porque se pagan impuestos como en Alemania, pero la gente tiene que poner la diferencia para poder proveerse esos servicios que el Estado no le da.

   --FC: Bueno, entonces, pidamos eso, no el acuerdo con el Fondo.

   --MT: No. Tenemos que crecer sosteniblemente, el PBI per cápita de nuestro país es el único de América Latina que no aumentó en los últimos 30 años, a excepción de Venezuela.

   --FC: En los últimos 10. En la Convertibilidad, régimen que no me gusta, también subía el PBI per cápita y no nos iba bien…

   --MT: No importa, pero si el promedio de todos los países latinoamericanos aumenta aunque sea mínimamente el PBI per cápita en forma sostenida y nosotros nos quedamos estancados, no vamos a tener recursos para financiar servicios públicos de mayor calidad.

   --FC: Yo estoy de acuerdo, hace diez años que nuestras condiciones de vida no han mejorado e incluso se han deteriorado.