Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Cómo lograr que los niños pequeños coman más frutas y verduras

La alimentación variada suele ser un problema no menor para las madres y los padres. Consejos para conseguirlo.

En batidos de frutas que contengan banana, manzana o yogur, pueden ocultarse las zanahorias, ya que son dulces y no se nota el sabor.

   Lograr que los niños pequeños coman frutas y verduras muchas veces puede volverse una odisea para los padres. Para empezar, los especialistas recomiendan calma y una dosis extra de paciencia, ya que es completamente normal que los chicos se nieguen a ingerir algunos alimentos.

   Es más, es habitual que las primeras veces rechacen todo lo nuevo que se les ofrece. Y aquí el primer consejo: insistir. Algunos niños deben probar un alimento varias veces u observar cómo lo comen los padres para comerlo sin rechazarlo.

   En este punto, conviene conocer que hay edades en las que los niños se vuelven más selectivos con los alimentos, y también que algo que saboreaban sin problemas, un día, puede “dejar de gustarles” y negarse a comerlo.

   El “no me gusta” que suelen decir los pequeños ni bien divisan algo “verde” en el plato recién apoyado en la mesa, sin saber siquiera qué es lo que les sirvieron -y desde luego sin probar-, es una actitud que desmoraliza a más de un padre, que termina cediendo en la “guerra” y deja de ofrecer tal o cual tipo de alimento.

   Un estudio realizado por la International School for Advanced Studies, de Trieste, Italia y publicado en el periódico “Scientific Reports”, afirmó que la razón principal del rechazo no está relacionada con el sabor y que, de alguna manera, ellos no tienen la culpa de negarse a este tipo de alimento.

   Según la investigación, la visión tiene un rol crucial al momento de elegir. “Según algunas teorías, nuestro sistema visual evolucionó para identificar fácilmente las bayas, frutas y verduras particularmente nutritivas del follaje de la jungla”, explicó Raffaella Rumiati, profesora de Neurociencia Cognitiva y coordinadora del nuevo estudio. 

   Por eso, aseguran, el verde no sería la opción evolutivamente más tentadora; en cambio, el rojo produce una atracción inmediata e invita a abrir el apetito.

   “Somos particularmente eficientes en distinguir el rojo del verde. Es principalmente el color de los alimentos que nos guía, y nuestros experimentos muestran cómo”, expresó posteriormente Rumiati. 

Consejos

   1) Predicar con el ejemplo: “Es clave que en casa se coman verduras; no pretendamos hacer que nuestros hijos coman algo que los adultos no consumen”. Tal el primer tip de la licenciada en Nutrición Laura Romano, quien agregó que además “todos en la mesa deben comer lo mismo, y si el niño no quiere las verduras, que igualmente las tenga en el plato”.

   Es importante “ofrecerles variedad de verduras desde los seis meses, cuando empiezan a comer y nunca dejar de ofrecerlas, aunque digan que no les gustan”. 

   2) Hacer uso de los “alimentos remolcadores”. Son los alimentos “ricos” -y a veces no tan sanos, o que no solemos dar a los niños a diario- que pueden ayudar a comer algo que no gusta tanto.

   “Si una cucharada de manteca hace que el niño coma un plato de chauchas, bienvenida sea. Quizás luego equiparás poniéndole aceite de oliva en lugar de manteca a un puré de papas -recomendó-. Y si vas a freír, freí vegetales que cuestan que acepten, como la coliflor”.

   Romano aconsejó ofrecerles las verduras nuevas “con algo que ya conocen y les gusta”. Por ejemplo, a la pasta con brócoli o con espinaca se le agrega queso rallado o se la gratina con salsa blanca y eso la va a hacer mucho más sabrosa. 

   3) Disfrazar los nutrientes en formatos conocidos. En un muffin, por ejemplo, todo sabe más rico. Se los puede hacer salados, con las verduras mixeadas, o bien dulces, por ejemplo, con la preparación de una carrot cake.

   Resulta conveniente poner en práctica algunas estrategias que, de cierto modo, “ocultan” esos vegetales que los chicos no quieren comer a priori. De esta forma, podría mejorarse la calidad de su nutrición y evitar batallas campales a la hora de la comida.

Cifras que preocupan

   1. Sólo el 5% de los niños, niñas y adolescentes consumen de manera simultánea alimentos recomendados en cantidad frecuente (aceptable o adecuada).

   2. En el extremo opuesto, el 38% los consume, también simultáneamente, en forma regular o inadecuada. El 57% tiene una alimentación de calidad media.

   3. Cuando las verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, lácteos y carnes registran bajas frecuencias de consumo, la alimentación pierde calidad. 

   4. En el consumo de alimentos recomendados y no recomendados, las brechas más amplias ocurren en el consumo de legumbres, cereales, verduras y frutas.