Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Millones en el país, miles en nuestra ciudad: la fiesta más grande de la historia

Tres bahienses compararon los festejos que se dieron alrededor de la plaza Rivadavia después de los Mundiales conseguidos por la Selección Argentina en 1978, 1986 y ahora, en Qatar 2022. Los tres coincidieron en que el del domingo fue “un acontecimiento único y que difícilmente se pueda volver a repetir”.

Fotos: Rodrigo García y Archivo-la Nueva.

Instagram: @sergiopeysse

Twitter: @elpeche1973

(Nota ampliada de la edición impresa)

   Pedí una opinión, dos, tres, cuatro, hasta cinco... Y todos coincidieron en lo mismo, que nunca habían experimentado un acontecimiento tan movilizante en lo visual y en lo emocional, sin distinciones de razas, de géneros ni de clases sociales.

   Los festejos por el Mundial ganado por la Selección Argentina rebalsaron a lo largo y a lo ancho del país, y en Bahía Blanca, según los que también celebraron en 1978 y 1986, las dos Copas anteriores conseguidas por la albiceleste, es la primera vez que se da semejante suceso extraordinario. Jamás se vio tanta gente en las calles, el grito para exteriorizar ese sentimiento retenido durante 36 años venció cualquier tipo de grietas y unió las almas sin resentimientos ni diferencias clasistas.

   El tercer título mundialista llegó de la mano de un Messi indomable y de un equipo a la altura de una competencia hecha a la medida de un Seleccionado que supo como afrontarla y como obtenerla.

   La “T” que se formó en avenida Alem con Alsina, con epicentro en el Teatro Municipal, reunió a casi cien mil personas, aunque cualquiera podría decir que hubo más teniendo en cuenta que en las mareas humanas que van y vienen es imposible contar a uno por uno.

   Cánticos, familias enteras, camisetas de “Lio” de todos los tamaños, modelos y color, algún que otro disfraz y mucho líquido para apaciguar el calor, que entre las 16 y las 18 del domingo, después de la infartante final ante Francia, osciló entre los 33 y 38 grados centígrados.

   Claro, es el primer Mundial que, para nosotros, se juega en verano, porque en 1978 y 1986 se festejó con el frío, en el primero el 25 de junio, y en el segundo un 29 del mismo mes.

   ¿Cómo fueron esos festejos?

   * “Desde pequeños recién nacidos hasta ancianos, hombres y mujeres de todas las edades... Fueron muchos, y eufóricos, los que siguieron de cerca y de lejos el show estelar celeste y blanco que ofreció la multitud en el centro bahiense. Un gran número se congregó frente al edificio de este diario, donde se hicieron presentes las bandas del Comando de Operaciones Navales y del V Cuerpo de Ejército, las que compartieron con la gran masa humana el fervor del triunfo”, describió La Nueva Provincia el 26 de junio de 1978.

   * “Una bandera larga que marchó con los que iban en caravana, cintas de papel blanco colgadas de los árboles y el relato de Víctor Hugo Morales, reproducidos por dos parlantes colgados en la escalinata del edificio de este diario, que empezaba a inmortalizar el gol de Diego a Inglaterra, en cuartos de final. El Mundial 86, de la desesperanza a la ilusión, el título que terminó siendo realidad y que tapó varias bocas”, fue uno de los estractos de La Nueva Provincia del 30 de junio de 1986.

   Bien, a la hora de poner manos a la obra, no fue tan difícil encontrar a tres bahienses que salieron a las calles a gritar “¡Argentina, Argentina, Argentina..!” después de cada una de esas consagraciones, primero en nuestro país, después en México y ahora en Qatar.

   – “En el `78, bajo el régimen de un gobierno militar, fue todo más medido, se formaron interminables caravanas, a los bocinazos y dando mil vueltas a la plaza Rivadavia, con desconcentración por avenida Colón, donde, me acuerdo fugazmente, era un mundo de gente en las veredas viendo pasar a los autos. En el `86 los puntos de festejos fueron la Municipalidad y la puerta del diario La Nueva Provincia, por Sarmiento. Ahí las camionetas y camiones iban atestados de hinchas y desde los edificios caían las cintas de papel higiénico que se iban enganchando en las ramas de los árboles más altos”, de Juan Alfredo Fernández, agenciero, de 55 años.

   “Este último festejo fue inmenso, fuera de serie, sorprendente. Bajando de Villa Mitre por calle Corrientes, tuve que dejar el auto a 15 cuadras del teatro, no se podía pasar, había mucha gente y no era una protesta, al contrario, estaban todos felices y eso te daba la paciencia que tanto necesitabas. Nunca vi colapsada avenida Alem, la masa humana llegaba casi hasta el parque de Mayo. También es cierto que en 1978 eramos 25 millones de argentinos y ahora somos 45. No importa, este festejo fue un desahogo después de tanta presión a causa de la inflación, la crisis económica y la inseguridad”, agregó “Fredy”.

   – “En el `78 me sentí tan identificada con la Selección de Menotti que fui al último partido de la gira pre Mundial que jugó en cancha de Olimpo, contra un combinado de la Liga del Sur. En ese momento, la obtención de la Copa fue un alivio para muchos que estaban sufriendo con la dictadura militar. Los autos circulaban por avenida Colón, daban vuelta a la plaza Rivadavia y volvían por la misma avenida. No hubo un punto de encuentro fijo y había circulación por las distintas calles. En el `86 el colorido lo puso las banderitas cuadradas, todas iguales, provistas por una Multinacional de combustibles que todavía hoy sigue acompañando a la Selección. Fue el Mundial donde Diego quedó idolatrado para siempre”, Olga Martínez, docente jubilada, 74 años.

   “Lo que pasó el domingo nunca lo viví en carne propia. La ciudad convulsionó, la gente salió a festejar después de la gran ilusión que le había contagiado la Scaloneta. Para el futbolero, para el que ve partidos de cualquier divisional, para el que ama a Messi, fue un acontecimiento único, inigualable y que no se repetirá jamás”, acotó la mamá del arquero Rodrigo Martínez.

   – “Recuerdo perfectamente las carrozas, los muñecos de trapo arriba de las cajas de las camionetas, algunos autos que cortaban camino por el medio de la plaza Rivadavia, los micros fuera de línea arrebatados de gente... Uhhh, me da escalofrío... La fiesta por la obtención del Mundial `78 fue extraordinaria, con mucho colorido, papelitos que volaban por el cielo y sin celulares. En el '86 nadie creía en la Selección y Maradona y Bilardo lo hicieron posible, con un equipo que terminó de enamorar a los argentinos recién después de la fase de grupos. Ese título, acá en Bahía, lo festejamos mesuradamente, con intensidad pero con poco tiempo gritando por las calles; al menos es lo que se me viene a la mente”, Juan Alberto Beriglio, comerciante jubilado, hoy con 82 años y en un Centro Residencial para abuelos.

   “El domingo, a los festejos me llevaron mis hijos, pero llegamos a avenida Alem y Rodríguez y no pudimos avanzar más. Cuando un vecino puso un parlante en la ventana de un primer piso y la muchedumbre empezó a cantar el himno me emocioné. Claro, lloré, seguramente fue el último festejo de mi vida”, describió.

 

El archivo del diario, divino tesoro