Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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En el hogar de la familia Onorio se respira fútbol y todos siguen los pasos de Rubén y Tomás

Los hermanos menores, hijos de Enrique, tienen historias en común. Compartieron inferiores en Liniers, club donde debutaron en Primera y suman anécdotas de cuando jugaban en el barrio Cooperación. Hijos y sobrinos heredaron la pasión.

Franco (izq.), Benjamín, Tomás, Rubén, Bautista y Morena. Arriba, Lionel y Lucas Urtizberea. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Javier Oscar Schwab /  jschwab@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

   

   Cuando eran chicos los hermanos Onorio pudieron patear para el mismo lado. Y también en 2011, cuando Tomás debutó en la Primera de Liniers y su hermano, Rubén, ya estaba afianzado -fueron cinco partidos- , y en Comercial.

   Pero lo más bello de esta relación nace en aquellos partiditos del barrio Cooperación en los que no estaban en juego los puntos sino el honor de la cuadra o de compartir momentos con su padre (Enrique Manuel) y hermanos mayores: Enrique (“Cachi”, categoría ‘80), que jugó en Bella Vista, y Víctor (en el “Chivo”, cat. ’84), quien dejó por problemas en las rodillas.

   Después siempre el fútbol los llevó por caminos enfrentados. Rubén Oscar tiene 31 años -24/06/90- y debutó en Liniers en 2008 contra Sporting. Ahora afronta el desafío de vestir la casca de Tiro Federal.

   Tomás Alejandro es 3 años menor -11/08/93- y jugó por primera vez en Liniers, aunque se enorgullece en afirmar que su primer club fue Juventud Unida.

   -¿Cómo fue esa infancia, qué recuerdos tienen?

   Rubén: -Ir a patear con mi viejo en el campito. Nos decía: “ponela acá…”, mientras estiraba la mano. Tomy era el más capaz, de diez tiros acertaba ocho. Tomás: -Papá me llevaba a jugar con gente más grande y me ponía de pichero: “Vos tenés que meter goles...; y tocala rápido, para que no te peguen mucho”.

   -¿El barrio era áspero?

   Tomás: -No. Había gente muy buena, se organizaban torneos. Yo era apegado a Rubén por la edad, pero mis hermanos mayores me explicaban todo. Mi viejo es obsesivo, hasta en pandemia me hacía entrenar en el patio de su casa.

   -¿La primera casaca que utilizaron fue la de Liniers?

   Rubén: -En 1999, a los 8 años. Bajé del rastrojero en el Zibecchi, estaba Puliafito. Y papá le dice: “Julio, acá le traigo a otro Onorio para que lo entrene”. Pasé por Daniel Onorato y al poco tiempo Correa y Fernando López me subieron a la ’89. Y seguí con “Pichu” (Desideri), Puliafito, Quintero, Comino y el “Patón” Ehulech. El debut fue con “Titi” Santanafessa, a los 17 años.

   “Me pusieron de stopper y en una jugada la ‘Chicha’ (Nieto) me levantó del cogote y me dejó flameando. Yo pesaba 60 kilos, lo choqué, me agarró: ‘A dónde vas nene… (risas)”.

   Tomás: -Lo veía a Rubén en Liniers, pero mi categoría aún no existía. Desideri y Fernando López me mandaron a la ’91. Estaba de suplente con “Lauti” Goroso, que era ’92. Hice inferiores, debuté en Primera en 2011 y luego pasé a préstamo a Puerto Comercial, en 2013, con Fabián Tuya. Ahí estaba mi hermano, pero enseguida nos abandonó, jajaja”.

   “Luego Pacífico (2014/16), un club hermoso; Tiro –un año en el Federal B- y la vuelta a Liniers, en 2018, de la mano de Walter Carrio”.

   -Tomás, ¿te sentís parte del plantel campeón de Liniers 2011?

   -Me cuesta. Debuté ante Villa Mitre, de visitante. Entré 5 minutos y me ahogué, parecía que había jugado todo el partido. En una acción choqué con “Nico” Goroso, me reventó. En ese torneo estuve en 5 partidos, pero el mérito fue de mis compañeros.

   "En los últimos dos campeonatos ganados (2019 y 2021) participé mucho. En el reciente hice el gol en la final y terminé como goleador. Algo soñado", señaló.

   -Rubén, ¿te vas de Liniers en 2011 siendo campeón?

   -Sí. Jugué 17 partidos, salimos campeones. Me fui porque quería probar de volante. Hablé con el “Pato” Mángano, que estaba en Comercial, y me llevó Tuya. Logré mi objetivo, fue un gran torneo pero perdimos la final con Liniers en cancha de Villa Mitre. La bronca de haber jugado un partidazo. No pude con mis excompañeros.

 Benjamín (8 años) y Bautista (2), los hijos de Rubén.

 

   "En 2013 nació Benjamín, cambié de trabajo y sólo tuve tiempo para entrenar y jugar en la zona, Liga Cultural: Gimnasia de Darregueira, Unión de Villa Iris, donde me rompí los ligamentos. Unos partidos en Juventud Unida y volví a Comercial, en 2017 -gracias a Pablo Recalde- para jugar el Federal C; y otra vez a Unión de Villa Iris, para ganar el Clausura", contó.

   “En 2018 jugué en Independiente (Jacinto Arauz) y luego vino la etapa de futsal, en el club ‘La Esperanza’ (Fitz Roy 643) el patio de mi casa. Chicos de la región, y amigos como Leo De Paola. En 2018 fuimos los primeros campeones de la Liga del Sur y repetimos al año siguiente, ya con Tomás como ayudante técnico”, sintetizó.

 

Cuatro campeonatos ganaron entre los dos. Rubén (que jugó 106 partidos en la Liga) y Tomás lo hicieron juntos en 2011 en Liniers. Tomy sumó dos estrellas más: 2019 y 2021, también en el "Chivo".

   -¿Qué partidos resaltan de sus campañas?

   Tomás: -Uno con Villa Mitre de local, en 2019. Recuperé una pelota y le metí una vaselina a Arias. Y una semifinal ante Olimpo, en el último torneo, donde clavé un golazo de tiro libre al palo del arquero, arriba. Fue determinante para pasar a la final.

   Rubén, de 106 partidos jugados Liga del Sur anotaste 3 goles.

   -Ufff… El primero contra Huracán de White, en 2010. Centro de Joaco, quedó una pelota boyando en el área y le grité a Mángano: “dejala…”. Le pegué de lleno al segundo palo.

   "Igual el mejor partido fue ante Comercial en cancha de Tiro. Ganamos 5 a 4, hice dos goles y le tiré el centro a Di Santoro en el último".

   -¿Cómo viven el presente?

   Tomás: -Lindísimo. Peleando por ascender al Federal A. La prioridad es Liniers, lograr el objetivo. Probarme en una categoría superior es algo que quiero cumplir.

   Rubén: -Me picó el bichito otra vez… El 24 de diciembre me mandó un mensaje Tuya, me entusiasmó. Hablé con mi familia, con el “Negro” Rosell, estoy con muchas ganas.

   -Qué fue mejor, ¿jugar juntos o enfrentarse?

   Rubén: -En Primera, contra Villa Mitre, le tiré una puteada por no volver a ayudarme con la marca. Y tuvimos la suerte de jugar un clásico whitense a cancha llena. Enfrentarnos nos pasó una vez, yo en Comercial y él en Tiro.

   “No estaba citado porque jugaba el Federal, pero le dije a Recalde: 'dejame ir de suplente, entrar y sacarme un foto con mi hermano'. Estando yo en el banco, Tomás hace un gol y tenía unas ganas de entrar a abrazarlo, pero veía que mis compañeros me miraban y por dentro decía: 'No me miren, no lo voy a hacer, jajaja”.

   Tomás: -¿Abrazarme? Cuando entró me pegó un codazo en la cara. Pero vino la revancha y el árbitro (Fernando Márquez), cobró falta al revés: “bien Fer, no pasa nada” decía él; y yo: “¿Qué cobrás, si es falta de Rubén?".

   "Se mataba de risa. Fue algo único”.

   -¿Quién es el más tranquilo en la cancha?

   Tomás: -Yo. Cuando me pongo incordioso, los árbitros me dicen: “Sos igual a tu hermano…” Pero en realidad no jodo mucho.

   Rubén: -Me la paso pidiendo disculpas. Tuve agarradas con muchos árbitros, pero todo queda en la cancha. Ahora quiero disfrutar, sentirme bien.

   -¿Cómo eran los picados entre los cuatro hermanos?

   Rubén: -Para pelea, jajaja. Teníamos un turno los jueves. Los grandes por un lado y los chicos por otro. Al principio nos sacaban ventaja, pero después se cansaban y los hacíamos calentar.

   -¿Qué tiene de especial Liniers?

   Rubén: -Encontrás gente macanuda en cada rincón: Rosell, Martínez, Bilbao, el “Beto” (Pelizario) en su momento; “Pichu”, Quintero, un segundo padre, y Fernando López, entre otros.

   -Hay una nueva generación que viene asomando.

   Tomás: -Lucas (Urtizberea), mi sobrino, hijo de mi hermana Angélica. Tiene 16 años, jugó en reserva y entrena conmigo. Su potencial es terrible como delantero. Y Lionel (13), un zurdito que ya salió campeón y metió un gol en la final.

 Johanna toma la foto con Bautista y el tío Tomás.

 

   Rubén: -Crack es Morena, la hija de “Cachi”, que juega en Villa Mitre. Es la única mujer de su categoría, donde hay 55 chicos. Vino de Tres Arroyos, bajó con el trofeo. Es central, titular, te raspa todo, jajja. El hermanito, Franco, también juega de central en Villa Mitre.

   “Y está Benjamín, mi hijo de 8 años. Se divierte y tiene buenos profes en Liniers. ¿Bauti? Por ahora sólo se pone la camiseta y canta: ‘Olé, olé, olé, chivo, chivo…’; ‘Dale campeón…’ . Le pregunto, quién hace los goles: ‘Tío Pumi (por Tomás)’.

   -¿Por qué esa diferencia de color en los ojos entre ustedes?

   Tomás: -Jajaja. Los míos son de contacto. En 2017 la vista me jugaba en contra y decidí hacerme lentes. Hace cuatro meses me incliné por unos de colores para hacerle la contra a mi sobrino, Lionel, que tiene unos ojazos celestes. El agrandadito andaba diciendo que era el único lindo de la familia.

   "Le metí facha con el cambio de color, salieron más bien azules...; ahora me gastan en todos lados. En la final me agarró el árbitro Nebietti: ‘Vení Tomy que quiero verificar algo…”. Cómo se reía.

   -¿Su madre es la hincha número uno?

   Tomás: -María siempre está. Igual que mis hermanas, sobrinas (Bárbara y Julieta) y mi cuñada (Johanna Troncoso). En época de pandemia hasta con el streaming nos seguían.

   Rubén: -Siempre estamos pendientes de Tomás. Ahora que no jugaba lo iba a ver siempre; toda la familia lo hacía. Espero que hagan lo mismo conmigo (risas).

   -En el próximo cruce puede que haya un abrazo en lugar de una patada.

   Rubén: -Primero le pego, después lo levanto y puede que haya abrazo. Eso sí, si me pega a mí primero no se lo acepto, jajaja.

   “Enfrentar a Tomás es una delicia, tiene mucho talento. En cambio, yo soy bastante rústico”, dijo Rubén Onorio.