Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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En el agro, la transformación tecnológica continúa en una curva ascendente

El crecimiento exponencial de producción se debió en un 80% a tecnología y un 20% a la ampliación de la frontera agropecuaria.

   El trigo es el cereal más cultivado del mundo (en términos de extensión de tierra). Por ello, encontrar nuevas variedades de trigo más productivas, resistentes a enfermedades y mejor adaptadas a las condiciones del terreno es vital en términos agronómicos y comerciales.

   Para responder a las necesidades de alimento generadas por el aumento de la población mundial, para el año 2050 la producción de este cereal deberá crecer en un 50%.

   La producción nacional para este año se estima en 21 millones de toneladas. 7 millones ochocientas mil toneladas se producían en 1980. Este crecimiento exponencial de producción se debió en un 80% a tecnología y sólo un 20% a la ampliación de la frontera agropecuaria.

   De hecho, el incremento de producción de la cosecha de este año con respecto a la del anterior, que se estima en un 11% más, se debe exclusivamente a las mejoras en la aplicación de tecnología. Ya no solo se habla de tecnología de cultivos o de manejo de suelos. 

   La innovación permite que el agro evolucione al ritmo de las nuevas tecnologías. Comenzando por la Internet de las Cosas y la Nube que son aliados estratégicos para mejorar la productividad y anticiparse a catástrofes climáticas. Siguiendo por los dispositivos móviles que permiten medir la temperatura ambiente, la humedad, la presión atmosférica, entre otras variables, para transmitir esos datos a los sistemas de riego y climatización para que a su vez respondan a los cambios en las condiciones del clima o del suelo. 

   Se suman los sistemas de riego inteligentes, otro avance para determinar qué cantidad de agua utilizar de a acuerdo a su propia medición de humedad y su habilidad para tener en cuenta el pronóstico del tiempo. 

   El agro entiende que la revolución tecnológica representa una buena oportunidad para hacer frente a los problemas clásicos de forma más eficiente tanto por reducción de costos como por incremento de la productividad.

   Gracias a estas nuevas herramientas, fruto del talento y la iniciativa local, el trabajo en el campo se vuelve más preciso, permitiendo optimizar las decisiones de negocio, gestionar y monitorear la siembra de manera sencilla desde smartphones o tablets. 

   La transformación tecnológica en el agro sigue una curva ascendente que tiene cada vez más y mejores ideas para volver más eficiente la producción con el menor uso de recursos posible. Nuestro país ya acompaña esta ola de innovación.

   El sector agroindustrial está en condiciones de responder al reto de crecimiento para las próximas décadas. El cuello de botella, si no se trabaja en serias políticas de estado rápidamente, estará dado por la logística. En este aspecto Argentina se ha detenido hace más de 4 décadas en el mejoramiento de la logística de transporte, de acopio y de exportaciones. Tiene los mismos puertos, las mismas rutas y los mismos trenes. 

   Una pequeña pero seria muestra es el grave problema que ha causado la bajante del Paraná para el sector agroexportador. 

   Es evidente que se necesita trabajar en la expansión de este sector con seriedad y rapidez si no se pretende quedar relegado en el concierto mundial de los proveedores de alimentos.