Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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El Frente de Todos busca el necesario equilibrio interno

La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   La coalición gobernante busca por estas horas que se alineen los planetas que conviven, y no pocas veces confrontan, en ese espacio que lidera Cristina Fernández, pero que consta básicamente de tres patas: la agrupación propiamente dicha que comanda la vice -con eje en La Cámpora-, el sector de funcionarios y dirigentes que responden al presidente Alberto Fernández, y las huestes del Frente Renovador de Sergio Massa.

  Tienen esos actores dos objetivos centrales como ya se ha dicho, que es el armado de listas para las elecciones de noviembre y la búsqueda de un discurso unificado que obture algunas filtraciones internas, inevitables por otra parte si se recuerda que el Frente de Todos nació bajo la premisa de que “con Cristina sola no se puede, pero sin Cristina no alcanza”, esa fórmula de unidad que le permitió al peronismo recuperar el poder en 2019.

   De todo esto, aunque sin hacer hincapié puntualmente en nombres, se habló en la última reunión de la “mesa de los lunes” que encabeza -almuerzo mediante- Axel Kicillof en La Plata con Massa, Santiago Cafiero, Máximo Kirchner, Wado De Pedro, Gabriel Katopodis y un par de intendentes del conurbano que suelen turnarse, para discutir no solo de la estrategia contra la pandemia sino fundamentalmente de política.

   Un solo dato permite graficar que esas reuniones, al margen de cuestiones puntuales como la lucha contra la pandemia, o temas también urticantes como la inflación y el desempleo, sirven además para limar asperezas. O como dice uno de los que secunda a un comensal, “para aclarar los tantos”. 

    Esta semana se potenció la versión de que Cafiero sería primer candidato a diputado nacional por la provincia. Algo que desde el círculo más estrecho del jefe de Gabinete se encargaron de desmentir. ¿Qué ocurrió? Dicen en los pasillos que la candidatura “la hizo correr” el cristinismo para obtener el beneficio final que es la vacancia del cargo, en el que aspirarían a colocar a De Pedro.

    Lo importante al margen de esas inevitables zancadillas es que en la última reunión se acordó generar un mensaje uniforme hacia la sociedad, en especial pensando en el votante de “la ancha avenida del medio” que hoy estaría alejado del Frente de Todos. “Decidimos que es necesario unificar el discurso, todos tenemos que recitar lo mismo”, dijo el confidente.

    ¿Y qué dirá ese discurso unificado? Se hará eje en tres focos puntuales: la lucha contra la pandemia, que el Gobierno cree que la lleva con éxito en especial por la última andanada de millones de dosis de vacunas; reforzar el mensaje respecto del compromiso para que la inflación no le gane la carrera a los salarios. El hecho de haber casi oficializado la discusión paritaria y permitir renegociaciones de aquellos que quedaron desfasados, como los empleados de comercio, mediante un piso del 45 %, consolidaría ese segundo ítem de la estrategia, que se completará con una fuerte prédica en torno al refuerzo de la obra pública. 

    Aunque nadie lo reconocerá públicamente, en ese almuerzo se acordó también que el Gobierno, en rigor todo el oficialismo, pero en especial el grupo de espadas mediáticas, deberá exponer a partir de ahora y hasta la exageración las peleas internas que dominan a Juntos por el Cambio. El centro como siempre será Macri, pero también las peleas por las candidaturas y la ausencia de discursos que contengan planes, y no solo críticas o chicanas contra la Casa Rosada. “Tenemos que machacar para que el votante vea que solo se dedican a criticar sin proponer nada, y que ninguno de ellos se hace responsable del enorme fracaso del macrismo”, desafían. 

   Ese curso de acción perseguiría sacar provecho sobre el terreno de lo que dicen no pocas encuestas: el descontento sobre el Gobierno alcanza también a casi toda la oposición, ensanchando aquella franja que engloba a quienes si las elecciones fuesen hoy no votarían ni a unos ni a otros.

   ¿Por ese andarivel, intentaría colarse Florencio Randazzo, buscando ese espacio de clase media y media acomodada que no se sentiría representada por ninguno de los dos bandos? Es una pregunta que se hicieron en aquel almuerzo. No sería casual que justo después el exministro salió a desmentir enfáticamente haberse reunido en secreto con Fernández. 

    Sobre las candidaturas en el FdT sobrevoló un rumor: que el cristinismo aceptaría que el albertismo encabece la lista de candidatos a diputados en la provincia. Quedaron picando los nombres de Cafiero, que ya avisó que rechaza el convite, y de Victoria Tolosa Paz. Nadie confirma ni desmiente.