Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Para el debate: ¿El centro de la escena intelectual ya no será humano?

El físico, químico y matemático bahiense Ariel Fernández publicó Plataforma de inteligencia artificial para terapia molecular dirigida.

El Dr. Ariel Fernández va más allá de la exploración de las posibilidades de la medicina en un escenario futurista. / Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “El libro está dirigido a la última generación que podríamos llamar humanos biológicos y, también, a la nueva de humanos dotados de una naturaleza dual, biológica e in silico (NdR: simulaciones o reproducciones de experimentos), que serán los individuos post-singularidad”.

   El Dr. Ariel Fernández, físico, químico y matemático bahiense, acaba de publicar Plataforma de inteligencia artificial para terapia molecular, que considera una obra diferente a cualquiera conocida, ya que —dice— “todos los libros anteriores estaban dirigidos a humanos, obviamente”

   La obra está publicada —en inglés, por ahora— por World Scientific, con sede en Singapur, y tiene prólogo del premio Nobel de Química, Robert Huber, y del profesor Ridgway Scott, de la Universidad de Chicago, uno de los mayores expertos en computación.

   “No sólo se trata de uno de los primeros libros en abordar la inteligencia artificial con aplicación en medicina y el diseño de fármacos, sino también porque está dirigido esencialmente a una generación de lectores que aún no existe y que no será del todo humana”, definió.

“Ahora tenemos una nueva ciencia, con categorías que están surgiendo con la inteligencia artificial. El libro pretende hacer conocerla a la última generación de humanos puramente biológicos”, sostuvo.

   “Cuando se la deja trabajar sin interferencia humana, pero dentro de una arquitectura flexible, la inteligencia artificial utiliza categorías y planteos que son muy diferentes a los que conocemos o a los que hemos adquirido durante los años de aprendizaje”, añadió el Dr. Fernández, en diálogo con La Nueva.

   “Estas diferencias de enfoque se amplificarán infinitamente a partir de la singularidad pues, según se estima, la inteligencia artificial será billones de veces más eficaz que la nuestra”, afirmó.

   También dijo que esta comprensión permitirá mejorar nuestra propia capacidad de resolver problemas, aunque es consciente de que pronto, en menos de dos décadas, asistiremos al ocaso de nuestra civilización tal como la conocemos o imaginamos. Y que en el libro se anuncia la despedida del humano biológico del centro de la escena científica, así como deja entrever un futuro inconcebiblemente diferente.

“El libro se coloca en las puertas de esta transición inconmensurable, en la cual el hombre, o la mujer, dejarán de ubicarse en el centro de la escena intelectual”, comentó.

   El Dr. Fernández, quien es actualmente CEO de la consultora farmacéutica AF Innovation, con oficinas en Carolina del Norte, Estados Unidos y en Basilea, Suiza, sostuvo que la tecnología de la computación no avanza linealmente en el tiempo, sino que lo hace mucho más rápido y de manera exponencial.

   “Inicialmente, digamos cuando tuvo lugar la transición de la válvula al transistor, la diferencia entre un crecimiento exponencial y uno lineal era poco perceptible”, relató.

   “Pero en un futuro cercano, más o menos dentro de 15 años, esa diferencia se hará extremadamente notoria y veremos avances tecnológicos que ya no se ajustarán a la calificación de ‘más de lo mismo, pero mejor’, típica de un comportamiento lineal. Nos encontraremos con lo que mi colega Ray Kurzweil ha dado en llamar: ‘La singularidad’. Hoy, casi todos los expertos suscriben a esta idea con algunas discrepancias”, explicó.

   También señaló que estamos, “ni más ni menos”, en un momento de quiebre en la trama de la civilización humana.

   “Hablamos de un momento en que tendremos una verdadera explosión de posibilidades de mejorar para la inteligencia artificial unida a la capacidad para clonar nuestra propia conciencia dentro de un vehículo o receptáculo no humano;es decir, en un medio in silico. Es como si pudiésemos transferir todo lo que define nuestra identidad psíquica, todos los contenidos de nuestra conciencia, a un medio artificial que los incorpora y, a su vez, cuenta con una capacidad para reprogramarse iterativamente con el fin de mejorar su inteligencia; incluso, incorporando aspectos y rasgos que hoy consideramos esencialmente humanos, como plasticidad, versatilidad e intuición”, aseguró.

   “Desde una perspectiva puramente tecnológica estamos hablando de un avance que hará aparecer las computadoras de hoy día como ‘idiotas babeantes’, para citar las palabras del propio Kurzweil. Incluso, otros expertos se han referido a la singularidad en términos similares”, advirtió.

   El escritor dijo que este escenario supone un cambio cualitativo en nuestra vida, que es infinitamente más radical y profundo que el advenimiento de internet, por citar un ejemplo cercano.

   “De pronto nos encontraremos con que poseemos una conciencia dual, donde la componente biológica seguirá más o menos el mismo curso que tiene hasta ahora, mientras que la componente in silico estará dotada de todas nuestras experiencias, sensaciones, sentimientos, voliciones, destrezas, esperanzas e instintos al momento de la clonación o descarga, pero sumergidos en un medio dotado de una inteligencia infinitamente superior”, describió.

La poesía digital y la composición de hologramas

   “La muerte biológica de este individuo dual post-singularidad será reportada simplemente como la decomisión de su cuerpo físico, mientras que su conciencia seguirá operando en el medio in silico indefinidamente, ofreciendo posibilidades que, al momento, resultan inconcebibles”, aseveró el Dr. Fernández.

   En tal sentido, el investigador del Conicet puso de ejemplo su propia muerte.

   “Si logro vivir unos 85 años, será probablemente reportada en términos similares a los siguientes: ‘Ariel Fernández, científico argentino en su fase biológica, cuyo cuerpo fue decomisado el día… Se encuentra actualmente abocado a la poesía digital y a la composición de hologramas para fiestas infantiles”.

   El Dr. Fernández ha dedicado el libro a la memoria de su madre, Haydeé Stigliano. El propio autor relató que, cuando le contaba acerca del escenario futurista, ella lo miraba con una sonrisa de resignación y le decía: “¡Qué interesante! Lástima que yo no lo voy a ver...”.