Bahía Blanca | Jueves, 10 de julio

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“Nada será igual”: el mundo de la inteligencia artificial y la economía sin intermediarios

“La economía ya no será la misma. Pero no por las cicatrices que dejó el coronavirus, ni por los cambios que obligó, sino porque nos mostró pinceladas del futuro", aseguró Martín Tetaz.

Mario Minervino / [email protected]

“Apaga tu computadora, apaga la máquina y hazlo por ti mismo, sigue tus sentimientos, confía en tus sentimientos”.
De La guerra de las galaxias

   La inteligencia artificial ya está entre nosotros. No es ciencia ficción, sino parte de una realidad palpable y certera. Cada día los avances de la ciencia van generando programas capaces de resolver no sólo los problemas que se le plantean sino también con capacidad para evaluar distintas soluciones, sugerir alternativas y simplificar las tareas de la sociedad. 

   Este fenómeno es uno de los ejes sobre los cuales gira el libro Nada será igual, de editorial Planeta, escrito por el economista Martín Tetaz. 

   En entrevista exclusiva con “La Nueva.”, el profesional, con un posgrado en Psicología Cognitiva y otro en Ciencias de la Administración, analiza además como se empieza también a modificar el campo de la economía y del trabajo, en un mundo que ya insinúa la desaparición de los intermediarios. 

   También analiza cómo la pandemia ha permitido desidealizar cuestiones que se consideraban como parte del futuro inminente, por caso el home office o la escuela por internet. En ambos casos caso quedó en claro que cumple un rol como organizador social y cuando ese mecanismo se debilita “crujen los cimientos de la sociedad; se rompen lazos y se ponen en discusión los equilibrios de la comunidad”.

   --Nada será igual es un título fuerte en cuanto al futuro del mundo. ¿En qué se basa principalmente esa situación?

   --Bueno, el libro se basa en dos ejes, primero en la inteligencia artificial que avanza cada vez más rápido y se espera que en 2035 llegue a la famosa “singularidad”, en el cual alcance al hombre. El primer eje es ese cambio de paradigma, que en realidad ya está cambiando desde el momento que permite crear valor sin trabajo. Esto es absolutamente revolucionario y pone patas para arriba toda la teoría conocida.

   “El segundo eje es la uberización de la economía, que está haciendo mucho más eficiente los procesos de intermediación. Se genera una conexión completamente novedosa entre los consumidores y los productores. O dicho en otras palabras, las plataformas  hacen que esa intermediación sea más eficiente y barata, con lo cual se están llevando puesto al comercio tradicional. Es el caso de empresas como Amazon y Mercado Libre que el año pasado arrasaron con el comercio tradicional”.

   --¿Esa situación afecta nada más al comercio?

   --No, de apoco va abarcando a todos los campos.  A los bancos también los empiezan a desplazar porque los clientes tienen disponibles nuevos esquemas de finanzas descentralizadas. También afecta a los medios de comunicación, desde el momento que las plataformas permiten una más fácil comunicación entre el periodista y el receptor de la noticia y muchas de las cuales se empiezan a monetizar.

   “De acá en adelante toda actividad con intermediarios está condenada a desaparecer. Por ejemplo las inmobiliarias, los escribanos, la venta de automóviles. Ya Mercado Libre está poniendo los ojos en esos sectores”. 

   --¿Este cambio será destructivo en términos de empleo para la sociedad?

   --Si uno mira para atrás, cada avance que tuvo el mundo se pensó que ponía en riesgo el trabajo de las personas. Sin embargo eso nunca pasó. Hasta antes de la pandemia, Estados Unidos había generado millones de puestos de trabajo, como nunca antes en su historia, y eso a pesar que entró Asia en el mercado, algo que nadie vio venir. Eso pasa porque aunque tenemos más ingresos per cápita pero también siempre queremos más y siempre aparecen nuevas necesidades.

   --¿La inteligencia artificial no es un enemigo?

   --No, porque puede generar un efecto complementario. Si bien se puede hacer desaparecer  a algunos empleos, al mismo tiempo va a potenciar el trabajo. Por ejemplo, un mecánico con una computadora puede detectar donde está la falla del auto sin necesidad de desarmar el motor. No deja de trabajar de mecánico y esa ayuda le permitirá trabajar mejor y ser más productivo. Otro ejemplo es el de los odontólogos, que hoy utilizan un lápiz digital y mandan imprimir una corona en 3D con una precisión que le evitan ajustes y tareas posteriores, no dejan de trabajar por eso. 

   --La participación de la persona es siempre vital.

   --Claro. Nadie en su sano juicio tomaría una sesión de terapia mirando una aplicación del celular. Si uno no se siente bien acude al médico que a su vez utiliza su propio criterio con la ayuda de esa inteligencia artificial. El uso de la inteligencia artificial genera una oportunidad para crear valor, eso es toda una novedad.

El aula no se puede reemplazar con un zoom

   La pandemia ha modificado el funcionamiento del planeta, generando situaciones de aislamiento y lejanía que derivaron en nuevas formas de comunicación, de comercio y de educación. Pero así como ha adelantado el uso de algunas herramientas, también ha dejado en evidencia que muchas de esos recursos no han tenido la eficacia que se pensaba.

   --¿Es posible que el trabajo desde la casa o la educación a distancia no sean cuestiones tan sencillas de implementar?

   --Eso es lo que aprendimos con la pandemia. Buena parte de esas alternativas eran ideas y de pronto empezaron a pasar. Hubo una suerte de experimento natural porque muchas empresas querían implementar el sistema home office pero no se animaban o no sabían cómo hacerlo. Lo mismo pasó con la educación, muchos padres pensaban que podían prescindir de la escuela, que podían estudiar por internet. Lo que aprendimos es que, es cierto, los contenidos se pueden dar por ese medio, que puedo aprender el teorema de Pitágoras con la computadora o hacer una reunión con mi jefe por zoom. Eso lo puedo resolver, es más fácil y hasta me evita viajar o perder tiempo. Pero con la escuela descubrimos algo que los pedagogos ya sabían desde hace muchos años: que es mucho más que la trasmisión de conocimientos y que el aula no se puede reemplazar con un zoom. Los chicos aprenden con la asistencia otras cosas, relacionados con manejar jerarquías, con la inteligencia social y  emocional y con el desarrollo de la identidad personal.

   “Todas esas cosas no ocurren por zoom. Por eso así como la escuela es mucho más que una transmisora de contenidos, el trabajo es mucho más que un proveedor de resultados. Son las dos grandes instituciones que organizan la vida social. Así que el desafío será entender cómo se organizan esas dos instituciones en el futuro, si se va a mantener algo de trabajo presencial y algo de la escuela presencial”.

   --Cuando menciona que estamos cerca de la llegada de la inteligencia artificial, ¿se refiere a los países más desarrollados? ¿O la Argentina también será parte de ese cambio?

   --No, para este tema no hay diferencias entre países. A diferencia de las revoluciones anteriores ésta no distingue países. De hecho está poniendo en duda las fronteras de los países. Es el caso de los pagos digitales con criptomonedas que pone en discusión la capacidad de los estados de emitir moneda y a las fronteras con los desarrollos de finanzas descentralizadas. Eso es algo que ya está ocurriendo en la Argentina. Mercado Libre es un ejemplo, creado en nuestro país y con desarrollo global. Los cambios no son a nivel de país sino de sectores, entre los que toman los avances tecnológicos y los que se mantienen en el tradicional.