Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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"Rescatar animales es mi cable a Tierra"

Nora recorre las villas levantando animales y junto a su papá, los llevan al móvil a castrar. "Prefiero ayudar a que no tengan crías antes que vengan a tirarme cajas con cachorros o a decirme que se les mueren de hambre o enfermas".

Fotos: Emmanuel Briane - La Nueva.

Laura Gregorietti

lgregorietti@lanueva.com

 

   Miércoles, día de castración en el móvil. La mañana comienza con unos mates dulces bien temprano en la casa de Nora Aguilar, en Villa Esperanza.

   Héctor, de 81 años, su papá toca bocina. Es momento de subir los caniles y manejar hasta el móvil municipal.

   Nora tiene 33 años, trabaja de mandataria del automotor de firma independiente y desde 2016 se dedica a rescatar animales.

   "Empecé con un grupo de mujeres -Paula, Micaela Elba y Nora- y  después seguí sola y ahí apareció mi viejo, que viene conmigo siempre q puede. Papá habla de lo que hago con orgullo, se refiere a mí como 'la veterinaria' y dice que me acompaña para cebarme unos mates y ayudarme en lo que necesite, pero en realidad yo creo que toda esta movida solidaria a él lo hace sentir vivo", cuenta Nora.

   Es que en agosto pasado Héctor tuvo un accidente en su taller, donde explotó un compresor y se quebró la rodilla. Y luego de estar inmovilizado 45 días y otros 30 de kinesiología, en marzo tuvo una trombosis de la que aún se está recuperando. Pero, a pesar de su estado delicado, quiere seguir yendo al móvil y se emociona al hablar de su hija.

   "Es una excelente compañera y le agradezco todos los días lo que hace por los animales que están en la calle. Siempre recuerdo que desde chiquita era así de bichera, mi suegro tenía campo en Teniente Origone donde había terneros, ovejas, gallinas y ella era feliz corriendo entre ellos. Ahora, ya con más años y experiencia se ha dedicado a rescatarlos, porque ya no podía ver tanto animal muerto y abandonado. Por ese motivo sale a prevenir, y no a quejarse".

   Ante la insistente pregunta de "por qué no se dedica a ayudar a los seres humanos en lugar de a los animales", Nora responde de manera muy concreta:

   "No estoy capacitada para ayudar a la gente, lo mío son los animales. Ellos no tienen como pedir ayuda, la gente sí. Yo creo que esto es mi cable a Tierra, soy otra Nora cuando rescato a estos animales y recibo mucha ayuda también, porque de otra manera no podría afrontar tantos gastos sola".

   Pero sin dudas, Nora asegura que prefiere "millones de veces ayudar con la castración antes que le tiren cajas con cachorros o que le pidan ayuda porque se les están muriendo de hambre o enfermas".

   "Ver a las perras en celo me vuelve loca, ¿por qué tanta irresponsabilidad? Me da profunda tristeza recorrer las villas y ver los cachorros aplastados en la calle o con sus últimos suspiros a causa del maldito parvo o el moquillo".

   Antes de la pandemia, Nora llegó a ir al Móvil de Castración Municipal los 5 días de la semana, logrando llevar a cabo 41 castraciones por semana.

   "Ahora tenemos fijos 4 turnos por semana, pero siempre hay más por hacer y si me tengo que cruzar toda la ciudad para concretar una castración lo hago".

   Según cuenta, la situación de los animales en nuestra ciudad es "terrible" en cuanto a castración y abandono.

   "Todas las semanas se suman casos y casos. Con ver las redes sociales te das cuenta. La Municipalidad, a mi entender, debería recorrer los lugares donde hay más abandono, mover los móviles a esos lugares, hacer un censo, y sumar más castraciones porque estamos tapados de animales. De todos modos, soy de las que piensa que todos podemos hacer algo, no hay excusas para no ayudar, Bahía es muy solidaria pero falta gente más comprometida con la causa, más manos a la obra y menos opinar sentada desde la compu de casa".

   En la casa de Nora conviven, además de su hija Geraldine de 13 y su marido Raúl, 22 perros y 10 gatos.

   "Los casos de rescates que me marcaron fueron varios. 'Cuchi' la encontró mi marido al frente de Vital (accidentada) con quíntuple  factura de mandíbula, ojo izquierdo desprendido, fractura de paladar e hipotermia. Tuvo una recuperación larguísima con muchos altos y bajos estuvo conmigo 2 años hermosos y partió. El 'Negrito' del Thompson fue un cachorro atropellado al costado del mercado, era un bebé de 3 meses, 3 costillas fisuradas, fractura de mandíbula y una estado de desnutrición avanzado. Estuvo con corsé y un bozal para que pudieran soldar ambas partes y hoy sigue en casa, ya 4 años de que es parte de la manada".

   Además, recuerda a "las sarnocitas", dos cachorras de 45 días llenas de sarna y con la piel ulcerada, que dejaron afuera de la casa de sus papás en una caja.

   "La recuperación fue tremenda, súper rápido, pero una, la negrita se fue a un hogar y la otra, la Colo falleció en casa a causa de una posible leucemia".

   Pero, sin dudas el galgo que rescató, como todos los animales de esa raza que usan y luego descartan, era el que peor estaba.

   "A 'Súper galgo' lo vi primero en una publicación que hicieron en las redes sociales, estaba tirado en un colchón, en el barrio 9 de Noviembre. El estado en el que estaba era angustiante: bicheras impresionantes en todo su cuerpo, los gusanos se lo estaban comiendo, tenía partes necrosadas que él mismo se estaba comiendo, desnutrido, deshidratado, sarna -ni un pelo tenía- y acá está el galgo en casa, totalmente recuperado. El me adoptó a mí ".

   Si bien reconoce que su marido Raúl es "un loco" del orden y la limpieza, admite que en el fondo "ama lo que hace con los animales".

   "Pero esto es una tarea muchas veces compartida, ya que hay muchas personas que donan alimento o ayudan con las cuentas de las veterinarias y también está Mariana, una mascotera que tiene un forraje y siempre nos ayuda con los precios y nos regala cositas para la manada", concluyó.