Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Darregueira: condenaron a empleado de un banco por falsear plazos fijos

Hugo González recibió una pena en suspenso. Entregó al menos 4 certificados apócrifos y se quedó con más de 5 mil dólares y 25 mil pesos, aunque después devolvió el dinero.

   Cuando el visitante de un pueblo o localidad pequeña llega en busca de alguien, es “ley” que los vecinos del lugar no lo identifiquen por su domicilio o su cargo laboral sino por su nombre, apodo o parentesco con otro conocido.

   Él era el “Pato” González para casi todos en Darregueira. Inspiraba confianza por ser un nativo del lugar desde hace 60 años y empleado del Banco Nación de prácticamente la mitad de su vida.

   Sin embargo, “la confianza mata al hombre”.

   Algunos vecinos aceptaron su propuesta de depositar ahorros en plazo fijo, pero recibieron a cambio un documento falso como comprobante y se estableció que González se había quedado con el dinero para usarlo en “gastos personales”.

   El caso, que se produjo entre abril y noviembre de 2017 en ese punto del distrito de Puan y motivó un sumario interno que terminó con el despido del empleado, llegó a su punto culminante en la esfera judicial, con una condena en suspenso.

   Hugo Fernando González recibió 2 años de prisión de ejecución condicional, por el delito de sustracción de caudales públicos e inhabilitación absoluta perpetua para ocupar funciones públicas.

   Como reglas de conducta, además, tendrá que fijar domicilio y someterse al cuidado de la Dirección de Control y Asistencia de Ejecución Penal (DECAEP).

   Así lo resolvió en los últimos días el juez Sebastián Foglia, integrante del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca, que aceptó el acuerdo de juicio abreviado al que habían arribado el fiscal Santiago Ulpiano Martínez y el defensor particular Sergio Giraudo.

Delito configurado

   González fue condenado pese a que en su momento devolvió el dinero, al menos 4 operaciones en perjuicio de un matrimonio y de otro darregueirense, por un global de más de 5 mil dólares y 25 mil pesos.

   “Que haya devuelto las sumas nada cambia, por cuanto la clara intención de los frustrados depositantes de constituir plazos fijos en la entidad, sumado a la actuación de González en carácter oficial recibiendo el dinero, tornan configurado el desvío indebido de las sumas, consumado, frente a lo cual no cabe desistimiento alguno”, explicó el juez.

   El acusado había extendido certificados apócrifos (con sello y todo) y esa cantidad de dinero no fue documentada oficialmente y no ingresó en los registros contables de la entidad bancaria.

   Para llegar a la sentencia, se tuvieron en cuenta las testimoniales de las víctimas y del gerente y apoderado del banco, además de la indagatoria de González, brindada ante el Juzgado Federal N° 1.

   Las maniobras salieron a la luz cuando los damnificados se presentaron en la sucursal a renovar el trámite o retirar el dinero, por situaciones imprevistas, y González estaba de licencia.

“Totalmente creído”

   Los dos queraron azorados cuando se enteraron de que no tenían ningún depósito formalizado en las cuentas del Nación.

   “Estaba totalmente creído que estaba haciendo un plazo fijo en el banco. Porque yo tenía un dinero que quería poner en plazo fijo y le consulté si podía hacerlo y me dijo que sí, y después cometí el error que cometí. Yo nunca en mi vida había hecho un plazo fijo. Cuando llegaba el momento de la operación yo le daba el viejo (el papel) y el me daba el nuevo y yo totalmente creído que esa era la operación legal”, comentó una de las víctimas.

   Sí llamaba la atención cierta “consideración” del empleado.

   “Iba a mi domicilio uno o dos días antes del vencimiento para que no me tomara la molestia de ir al banco y me cambiaba el comprobante”, dijo el otro.

   Como uno de los denunciantes tenía que viajar al sur, y no iba a estar presente en Darregueira al momento del vencimiento del plazo fijo, decidió presentarse en la sucursal unos días antes y complicó los planes de González, quien para ese momento estaba de vacaciones.

   Otro empleado detectó que esa transacción no había existido y así se “destapó la olla”.

Excusa para justificar

   En su indagatoria, González manifestó que como los vecinos no estaban convencidos del interés que daba el banco para el plazo fijo, él se ofreció a ayudarlos.

   Explicó que los clientes amagaron con irse a otra entidad y que por ese motivo se contactó con ambos por teléfono para ofrecerles una tasa mejor y, en consecuencia, no hizo los certificados porque se trataba de una "operación extrabancaria".

   La Justicia tomó la versión solo como una excusa para intentar justificar el delito, sin dejar de considerar la dilatada experiencia del auxiliar bancario, que había ingresado en la entidad el 27 de julio de 1982, y que tenía manejo habitual en la renovación de plazos fijos y trámites vinculados a tarjetas de débito y crédito.

   Su coartada, por otro lado, no coincide con "la sorpresa" que se llevaron las víctimas al enterarse de que el dinero no estaba en las arcas oficiales.

   La Justicia consideró acreditado el dolo que exige la figura penal a partir de la experiencia en la materia bancaria del procesado y los recaudos que tomó para alejar a los clientes de la entidad.

   Sí le reconocieron como atenuante su falta de antecedentes y la actitud de colaboración que demostró, al devolver los fondos una vez que la maniobra había quedado a la luz.

Son bienes públicos

Delito. A González se le imputó sustracción de caudales públicos, que estipula prisión de 2 a 10 años.

Doctrina. Los antecedentes doctrinarios marcan que "la pertenencia de los bienes a la administración pública comienza desde el momento en que existe un derecho expectante de la administración a la entrega de los caudales, aunque no hayan ingresado formalmente a las arcas de la entidad".

Instante. Los fondos ingresan en la administración cuando los recibe el empleado y ello es así porque "todo lo que el agente público percibe en ejercicio de sus funciones lo hace por y para el Estado (banco Nación)".

Funcionario. Todo aquel que participa accidental o permanentemente del ejercicio de funciones públicas. "No quedan dudas de que González era asesor contable contratado de un proyecto estatal y además tenía facultades para manejar el dinero".