Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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La gestión de camas, el primer semáforo en encenderse 

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en la capital provincial.

   Con cierta dosis de incertidumbre, la gobernación bonaerense sigue buscando ganar tiempo para esperar la llegada de nuevas partidas de vacunas y, al mismo tiempo, evitar el colapso sanitario ante los altos niveles de ocupación de camas de terapia intensiva que se registran en medio de la vertiginosa curva de contagios y muertes por la segunda ola de Covid-19. 

   La clave es evitar la mayor circulación posible de personas para que no se genere la diseminación del virus que, ya de por sí, está circulando muy activamente dentro de la sociedad. Sin embargo, si después de 15 días de cerrar el AMBA no se logra frenar el récord diario de contagios, la postura extraoficial de no pocos funcionarios bonaerenses tal vez sea la de insistir con una “restricción severa” que implique un freno fuerte a la actividad en aquellos lugares donde el virus circula con demasiada velocidad. 

   En términos objetivos, y frente a un contexto de pandemia, lo que también debería bajar es la creciente curva de confrontación política, tanto verbal como virtual a través de las redes sociales.   

   Eso podría terminar en la medida que buena parte de la dirigencia política que participa activamente de la grieta ideológica entre las orillas -de un lado, los fanáticos del kirchnerismo puro, y del otro, los del macrismo duro- haga un esfuerzo por no querer protagonizar un duelo futbolero mientras la sociedad observa desde la tribuna una puja política-jurídica entre el presidente Alberto Fernández (con la asistencia de Kicillof) y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por la presencialidad en las aulas.

   “El Gobierno (nacional) perdió autoridad frente a la gente y está completamente desorientado, al punto que improvisó medidas frente al fracaso sanitario y en el plan de vacunación que han tenido”, cuestionan desde Juntos por el Cambio. 

   “Además de usar barbijos, algunos opositores deberían cerrar la boca para no sumar incertidumbre o potenciar el malhumor social, porque tanto en La Plata como en el Gran Buenos Aires el coronavirus avanzó como un tsunami”, responden desde el Frente de Todos. 

   “La decisión temporal y focalizada de disminuir la circulación de personas en la vía pública,  principalmente en el transporte y las actividades sociales y recreativas es una medida sanitaria para intentar reducir la curva de contagios, no una medida contra la actividad educativa”, agregan los oficialistas. 

   En la Gobernación de calle 6 se entiende que la estrategia de “judicialización” de la suspensión de las clases presenciales que emprendieron Rodríguez Larreta, intendentes y legisladores bonaerenses de Juntos por el Cambio, forma parte de "actitudes oportunistas” y remarcan que “la educación es competencia de la Provincia y no de los municipios”.  

   Pero todo no fueron inconducentes peleas ni profundización de la grieta, dado que el Senado bonaerense donde el oficialismo es minoría, le dio un guiño a Kicillof convirtiendo en ley dos proyectos que había enviado el gobernador y que pueden significar alivio para casi 4 millones de contribuyentes que podrán acceder a un generoso plan de regularización tributaria y la posibilidad de acceder los monotributistas a un mejor régimen de ingresos brutos.   

   Nuevamente quien tuvo la responsabilidad de llevar la voz cantante del oficialismo fue el presidente de la Comisión de Presupuesto del Senado, el bahiense Marcelo Feliú, quien días antes junto a los ministros de Economía, Pablo López, y de Trabajo, Mara Ruiz Malec, junto a la vicegobernadora Verónica Magario, lograron acercar posiciones con el bloque de JxC, logrando su acompañamiento y aprobación durante una sesión que tuvo una abundante cantidad de “chicanas políticas” de varios colores y tenores. 

   El tratamiento del paquete de leyes sirvió de marco y escenario para las disputas dialécticas a las que últimamente nos tienen acostumbrados los legisladores. Con el fondo de la pandemia, el plan de vacunación, las nuevas restricciones y la presencialidad escolar como ejes, el debate parlamentario se volvió por momentos tenso, acalorado. Pases de factura, la herencia, la gestión. Ya desde el “capítulo” dedicado a los homenajes, comenzaron las disputas argumentales. 

   El contrapunto pone aún más en evidencia que, a pesar del grave contexto de crisis sanitaria y económica, la espiral de la carrera electoral comenzó a girar, y parece que se mantedrá así hasta las PASO, si las hubiere, o las generales. 

   Desde el Frente de Todos apuntaron los cañones a la gestión de la exgobernadora María Eugenia Vidal por la crisis económica bonaerense y, especialmente, por la desinversión en el sistema de salud pública, piedra fundamental de la pelea contra el virus.  

   “Estamos frente a una crisis agravada por el mal manejo de la pandemia, pero le pedimos al gobierno de Kicillof que presente un Plan Integral que permita poner en funcionamiento la Provincia”, expresaron senadores de JxC después de acompañar las iniciativas del Ejecutivo en materia tributaria. 

   Es claro que en el Senado bonaerense los números son adversos al oficialismo, lo que obliga a llegar sí o sí a acuerdos, para que la gobernabilidad sea posible. Por ahora esto funciona así. Habrá que ver cuando las elecciones se acerquen.