Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

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Los centenarios leones de la UTN

   Ubicados en una casona de la avenida Alem en 1910, regresaron en 2004 del Mercado Victoria, para convertirse en símbolos de una Universidad.

Mario Minervino /[email protected]

 

   Blancos y quietos, ubicados sobre una casilla de EDES, aparecen en el frente de la sede de la Facultad Regional Bahía Banca de la Universidad Tecnológica Nacional, en calle 11 de abril al 400, las figuras de dos leones realizadas en piedra.

   Están allí desde 2004, aunque su destino ligado a la universidad data de cuatro décadas antes de esa fecha, cuando en 1964 la casa adquirió la mansión ubicada sobre la avenida Alem, que perteneciera a la familia conformada por Luis Dumortier y Susana Tardieu. Alrededor de ese inmueble comenzó a construir su complejo educativo. En el acceso a esa vivienda, flanqueando una escalera, estaban estos leones, colocados allí entre 1908 y 1910, como parte del diseño original de la obra.

La casona de Alem

   En 1908 este diario dio cuenta de la construcción de una nueva mansión, que tendía a “hermosear” la más aristocrática de las calles de la ciudad. “Los señores Dumortier (propietario) y Gregorio Salamandekov (arquitecto) presentaron el permiso para construir “un hermoso chalet”, cuyos planos eran elocuente prueba de lo que sería la obra. “Anotamos complacidos este hecho porque demuestra la simpatías de que goza aquel pintoresco barrio”, señaló la nota.

Los leones en la mansion Dumortier-Tardieu

   Retirado de la línea municipal, el ingreso a la vivienda exhibía una escalera de pocos peldaños, en cuyos barandones estaban los dos leones de piedra. La mansión era habitual centro de reuniones sociales, a la cual concurría lo más selecto de la sociedad bahiense. La despedida de soltera de la hija del matrimonio Dumortier, en 1935, fue clara muestra de esa calidad.

Un foto en la entrada, la escalera y sus guardianes

Los cambios

   Luego del fallecimiento de Dumortier la casona fue alquilada un tiempo por el Ministerio de Salud de la Nación, que la ocupó con la dirección de Sanidad del Sur. En 1951 salió a la venta, como parte de una subdivisión que se hizo del amplio terreno que ocupaba, quedando la misma en el lote 5, de 1480 m2, teniendo la vivienda una superficie cubierta de 578 m2.

   Fue adquirida entonces por Camilo Bertorini, destacado vecino de la ciudad, propietario y director de LU2 radio Bahía Blanca. Fue su dueño durante más de una década.

La UTN

   Finalmente, en 1964, la propiedad fue adquirida por la UTN, con la idea de generar instalaciones adecuadas para su crecimiento. Si bien la facultad ocupó la vivienda con algunas de sus dependencias, poco a poco la misma comenzó a quedar rodeada por nuevas construcciones. En esas intervenciones, los leones se convirtieron en un obstáculo y quedaron arrumbados.

   Antes de que los mismos se perdieran o quedaran en el olvido, El Decano de la Facultad, Ing. Vicente Domingo Egidi, acordó con un docente de la casa, el ingeniero Antonio Siri, que además era  Director-Gerente del Mercado de Frutos Victoria, el traslado de los leones a una nueva escalera, el en acceso del mencionado ente estatal en el Mercado Victoria, de Donado 1020, hasta tanto se terminaran las obras en curso en la Facultad.  

Imponentes, en uno de los galpones del Mercado Victoria

   Pero el tiempo pasó y nadie pareció recordar a los leones de piedra, que permanecieron por casi cuarenta años contemplando el paso de bahienses dedicados a comercializar e industrializar lanas.

   Recién en 2004 el decano de la facultad, Liberto Ercoli, comenzó los trámites para recuperarlos. A los pocos meses las dos moles regresaban a su barrio. “Con alegría queremos celebrar la vuelta a casa de estos símbolos, para que sigan constituyéndose en perennes guardianes de sus valores y fuente de inspiración para las futuras generaciones. Los "leones tecnológicos" pasarán a distinguir a los integrantes de esta Facultad. La "garra" de los tecnológicos no podría estar mejor representada”, explicó.

   Allí están desde entonces. Fieles vigias del paso de los estudiantes. Mirando desde lo alto, centenarios, alejados de la elegante mansión y del edificio ladrillero. De regreso a su lugar.