Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Amor por el río Negro: la viedmense que salió a brazadas de su zona de confort

La nadadora de aguas heladas Ailén Lascano Micaz superó un nuevo desafío: unió este curso de agua desde Guardia Mitre hasta Viedma, recorriendo a nado, una distancia de 114 km en poco más de 17 horas. Fue la primera mujer en lograrlo y la primer persona en conseguirlo sin traje de neopreno.

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Por Anahí González Pau / agonzalez@lanueva.com
Audionota: Romina Farías (LU2)

   Una brazada tras otra, durante 17 horas, 24 minutos y 4 segundos, por el río Negro. Dúctil como el líquido pero con una voluntad de hierro, días atrás, la nadadora de aguas heladas rionegrina Ailén Lascano Micaz superó un nuevo desafío que la arrancó de su zona de confort: se convirtió en la primera mujer en nadar más de 17 horas seguidas por el río Negro, tiempo en el que unió este curso de agua desde Guardia Mitre hasta Viedma, recorriendo una distancia que superó los 114 km.

   La ruta Guardia Mitre - Viedma ya había sido hecha por Sebastián Rodríguez en el 2019.  En esta oportunidad, Ailén Lascano Micaz conquista un nueva nueva marca al apegarse a las condiciones de los desafíos internacionales que entre otros parámetros incluye no usar traje de neopreno.

   La iniciativa empezó a rondar por su cabeza el año pasado cuando advirtió que no podría viajar a competir en aguas frías al finalizar el invierno debido a que las competencias internacionales en aguas heladas estaban suspendidas por el Covid.

   ¿Por qué nadar en el río Negro, para una competidora internacional de aguas heladas, representaba salir de su zona de confort?  

   Porque los entrenamientos para uno y otro desafío son radicalmente diferentes, porque debía modificar su alimentación y hasta conseguir un equipo que la acompañara en la logística del nado. Y todo lo hace a pulmón.

    “Venía haciendo entrenamientos para competir en distancias entre 25 y 1000 metros. La preparación para 100km implicaría realizar muchísimas más horas en pileta, otro acondicionamiento en el gimnasio y hacer nados largos en el río”, contó la joven de 30 años.

   Antes de realizar este desafío, lo máximo que había nadado en pileta, de corrido, habían sido 4 horas y, en el río, 5 horas y media. El salto a las 17 horas seguidas representaba una aventura y también implicaba afrontar la incertidumbre.


Ailén, con la ciudad de Carmen de Patagones de fondo.

   “Al inicio del desafío estaba un poco nerviosa pero la parte más difícil fue el año pasado cuando tuve que tomar la decisión. Una vez  que la tomé fue fluyendo y me sentía preparada”, dijo.

   “Lo más difícil fue atreverme a decir que sí, atravesar todas las dudas, todos los miedos, tomar la decisión y creer 100 por ciento en ello”, dijo.

   Así, convencida, empezó a prepararse junto a su entrenador Daniel Tomaselli. Como entrenaba muchas horas en la pileta y el gimnasio modificó su alimentación con la guía del nutricionista Nicolás Baglieto.

   Una vez en el río, la alimentación fue, cada media hora, de forma líquida.


Agradecida por la solidez y acompañamiento de su equipo.

   Desde su equipo, que la custodió, cuidó y alentó todo el camino, le alcanzaban una botella con comida líquida. Ella no podía descansar ni tocar la embarcación. Solo bebía y continuaba braceando.

   En las últimas dos horas acompañó esa hidratación intercalando con barritas de cereal y bananas.

   Inició el sábado 6 de marzo a las 22.28 desde Guardia Mitre y llegó el domingo 7 de marzo a Viedma, alentada por familiares, amigos y vecinos.

   “Las últimas tres horas se hicieron muy complejas pero en ningún momento pensé en abandonar. Había dejado muchísimas cosas y entrenado muchísimo, tenía todo un equipo y una comunidad que estaba a la expectativa del nado. Sentía que todavía no lo había dado todo”, dijo.

   “En el agua siempre estoy muy clara con el objetivo y cualquier situación que se presenta no me pregunto por qué está ahí, por qué me pasó esto ni me digo qué difícil.  Y luego trato de trasladar a la vida lo que me pasa en el agua: la emoción de sentir que se puede”, compartió.

    Ailén destacó la importancia de atravesar el problema y solucionarlo para llegar al objetivo propuesto.

   “Eso que en el agua me sale tan claro trato de llevarlo a mi vida personal. Saber que los errores son aprendizaje, que las crisis se superan y que siempre traen oportunidades”, dijo.

   La competencia se dio en el marco del Día de la Mujer y se convirtió en una conmemoración a la misma.

   “Poder transmitir el mensaje de que como mujeres podemos fue para mí contribuir con un pequeño granito de arena en una fecha tan importante”, dijo.
   La nadadora resaltó que el desafío fue un éxito por el equipo que la acompañó.

   “Sola no hubiera podido, el equipo en el agua y fuera del agua, en los entrenamientos, el apoyo logístico, fueron esenciales, al igual que todas las personas que me mandaron mensajes, me hicieron el aguante y que acompañan”, dijo.

   “Cuando una va nadando y recuerda esos mensajes, y a esas personas, es muy lindo. Mi agradecimiento a esas personas, porque también son parte del nado”, subrayó.

   Ailén es guardavidas internacional, licenciada en Administración egresada de la UNS y, en la actualidad, se dedica a llevar adelante proyectos de comunicación y de redes sociales. Busca tener flexibilidad laboral para encuadrar en este esquema sus entrenamientos y viajes.


La nadadora junto a parte de su familia.

   “El agua es vida. Nos impacta a todos, en mayor o menor medida, nuestro cuerpo está formado por un porcentaje muy grande de agua, venimos al mundo en un medio líquido y nuestro planeta está cubierto de agua”, reflexionó.

    “Es vital, nos conecta, nos relaja, tiene tantos efectos: desde escuchar la lluvia hasta tomar una ducha para relajarte cuando tenés un mal día o cuando llegás a la playa y mojás los pies en el mar. Pequeñas cosas que tienen un efecto muy grande.

   Reconoció una gran satisfacción no solo por el logro sino por la trascendencia que tuvo el desafío lo cual se traduce en una mayor visibilidad para el deporte de Aguas Abiertas.

   “A través de este desafío también se muestra que podemos ir corriendo los límites, de a poco, que podemos superar lo que creemos que son imposibles”, sostuvo.

   “Para mí, el río es un montón es mis recuerdos desde que soy chiquita y también la forma en que lo veo de que todo fluye, todo cambia y hasta lo que parece imposible es posible. Porque en Viedma el río Negro no sólo baja sino también sube. Ya que tenemos el mar a 30 km, cambia la corriente”, indicó.

   También destacó su profunda admiración por el cuerpo y fomentó el cuidado personal.

   “El cuerpo es algo increíble,  por eso, cada vez siento más amor hacia mi cuerpo, a diferencia de otros años, porque me acompaña en estas locuras y desafíos para llevarlos más lejos”, contó.

   El día posterior a la competencia no aparecieron dolores, ni nada que indicara que había realizado un esfuerzo inusual, pero  conforme fueron pasando las horas el cansancio se hizo sentir.


El apoyo logístico fue esencial para que pudiera cumplir con su objetivo.

   “En el agua el cuerpo se expresa raro: tenés tu cuerpo y tu cabeza. Depende qué pensamientos estés eligiendo es hacia dónde vas”, indicó.

   “Evité todos los pensamientos negativos y que no sirvieran, porque te paralizan y quizás hasta te pueden hacer salir del agua. Si uno piensa en el frío, en el cansancio, el sueño o los dolores solo te detiene y yo lo que tenía que hacer era seguir”, dijo.

   Destacó la importancia de usar a la mente como una aliada y de conocerse a uno mismo.

   “La natación me permite estar mucho tiempo conmigo y trabajar en mi diálogo interno para lograr lo que quiero”, aseguró.

   “En este caso, en el desafío, busqué en mi mente palabras de aliento, que mi cabeza estuviera motivándome y apoyándome, y recordándome por qué lo hacía, con quiénes lo hacía y quiénes me esperaban”, concluyó.

   Logros. 1 en el ranking de copas del mundo de la IWSA categoría B y 1 en el ranking de las copas del mundo 500 metros general mujeres de la iisa international ice swimming association.

   Argentina. En 2019, Ailén fue la única representante argentina en la Copa del Mundo del Campeonato de Natación de Invierno de la IWSA (International Winter Swimming Association) que se llevó a cabo en Tyumen (Siberia). Ganó tres medallas de oro y seis de plata. Obtuvo oro en 200 m libres, 450 libres, 100 pecho y plata en 25 m libre, 50 pecho, 25 pecho, 25 mariposa, 50 libre, 100 libre.

   Temporadas. La nadadora hizo dos temporadas de aguas heladas: “Fui a varios lugares como Alemania, Rusia, Suecia, Eslovenia, Polonia, Holanda y Gran Bretaña. Los lugares más fríos fueron Alemania y Rusia”, destacó.

   El equipo: Daniel Tomaselli (entrenador) Luca Lascano (preparador físico), Nicolás Baglieto (nutricionista), Magdalena Kuen (kinesióloga), Juan Lascano, Sebastián Pérez, Nelly Micaz (apoyo técnico y logístico en el agua), Mariano Sivoli (médico) ,Gabriel Hernández (lancha), junto a Chingolo Andrade, Gustavo Castro, Familia Michelena, Fernando Cadenasso (apoyo fuera del agua) y Bárbara Hernández (coaching) sumado al apoyo de la comunidad que estuvo pendiente en todo momento del desempeño.