Bahía Blanca | Domingo, 29 de junio

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La noche que el Kun Agüero lloró en Bahía

El exdelantero del Rojo anunció ayer su temprano retiro y una parte importante de su riquísima historia futbolística quedará para siempre ligada a nuestra ciudad.

Con bronca, grita el gol Agüero en el Carminatti, el último con la camiseta de Independiente. Foto: Archivo-La Nueva.

Por Mikel Iñurrategui / [email protected]

 

   La nueva joya del fútbol argentino llora en plena cancha de Olimpo, cuando el partido todavía se juega. Mientras sus compañeros intentan consolarlo.

   Son lágrimas de impotencia, de un pibe de apenas 17 años que todavía tiene al amateurismo como motor y el sueño de ser alguien como horizonte. De un pibe que aún sueña como tantos y que -todavía no lo sabe- pero será como casi ninguno.

   Sergio Leonel Agüero ayer volvió a llorar, otra vez ante las cámaras pero ahora como una leyenda del fútbol, porque una arritmia cardíaca le puso fin a su carrera a los 33 años y mucho antes de lo imaginado.

   El Kun se despide de una manera injusta, pero con una carrera brillante y que quedará para siempre ligada a nuestra ciudad y al Roberto Carminatti.

   La noche del 29 de abril de 2006, Agüero fue la figura absoluta en el triunfo de Independiente ante Olimpo (por 2 a 0), que condenó al aurinegro a jugar la promoción y le permitió al Rojo -dirigido por Julio César Falcioni- asegurarse un lugar en el plano internacional.

   Pero Agüero llora.

   Porque el árbitro Diego Abal lo amonestó y el Kun llegó a la quinta amarilla y se pierde el clásico con Boca, en la Doble Visera, en la anteúltima fecha del torneo.

   El que llora, en realidad, es el pibe que siente que ya no podrá despedirse de su gente en Avellaneda antes de irse al Atlético Madrid y que capaz nunca vuelva a ponerse la camiseta del Rey de Copas.

   "Antes del partido le avisé que tenía cuatro amarillas (al árbitro Diego Abal) y que algún foul, sin intención, seguro iba a hacer. Me dijo que me quede tranquilo, que no pasaba nada", contó el delantero en las entrañas del Carminatti.

   Tras sufrir un par duras entradas del defensor uruguayo Máximo Lucas y dar un pase gol a Armenteros, el Kun hizo la típica falta de delantero. Más típico aún en un jovencito lleno de energía y, también, de fútbol.

   ¿La consecuencia? La tarjeta amarilla en alto de Abal y el llanto de Agüero minutos después, porque sabe que ya no jugará ante su público el clásico ante el Xeneize y posiblemente se pierda el partido de la última fecha ante Rosario Central, por ser citado al Torneo Esperanzas de Toulon con la Selección.

   “Cuando vi que el árbitro me amonestaba me agarré la cabeza y me sentí mal. Hasta me largué a llorar, pero ya pasó. Trataré de apoyar a mis compañeros desde afuera”, le dijo a La Nueva. aquel pibito lleno de barrio.

   Luego, en el complemento, Agüero se sacó la bronca: hizo expulsar a Roa (el tercero en el aurinegro tras las rojas a Jorge Martínez y Sergio Escudero) y metió un gol de penal, ya con Cambiasso como arquero olimpiense.   

   “Grité el gol de esa manera por la bronca que tenía desde el primer tiempo. Además, este pudo ser mi último gol y mi último partido en Independiente. Por eso quería jugar ante Boca”, señaló el exdelantero del Rojo, Atlético Madrid, Manchester City, Barcelona y la Selección.

   Finalmente aquel no fue el último partido de Agüero en Independiente, ya que no fue citado a la Selección y se despidió de su club en Rosario, en la derrota ante Central por 2 a 0 en Arroyito.

   Pero aquel gol de penal sí fue el último del Kun en el Rojo, de los 18 que marcó en 38 partidos.

   Después se fue por el mundo a desparramar talento y carisma, que le hicieron construir una carrera brillante y que siempre quedará en la historia. Como aquella noche en el Carminatti, que Agüero también lloró como ayer en Barcelona, con bronca e impotencia por otra injusticia, pero esta vez convertido en leyenda.

La síntesis histórica