Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Plantean ponerle Atilio Fruet al Museo del Deporte bahiense

La entidad transita su décimo año de vida y tiene su sede en Drago 45. Hoy suma más de mil objetos donados por deportistas de todas las disciplinas, la mayoría gestionados por "Lito".

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.
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Audionota: Guillermo Crisafulli

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   A poco de celebrar sus primeros diez años de existencia, el Museo del Deporte –con sede en Drago 45, torre Bicentenario-- busca consolidarse como un espacio de jerarquía y aspira a celebrar esta primera década dando al lugar el nombre de Atilio “Lito” Fruet, el destacado basquetbolista que fuera fundador y alma mater de la institución.

   Este museo es el más joven de los museos bahienses y poco a poco, con mucho esfuerzo, ha logrado consolidarse entre un grupo de espacios similares y con mucha historia, como son FerroWhite, Museo del Puerto, 2 Museos -Bellas Artes + MAC-,Museo y Archivo Histórico, Museo Fortín Cuatreros, Museo del Deporte y Museo de Ciencias.

   Curiosamente, es el único que no depende del Instituto Cultural, sino que está asignado a la subsecretaría de Deportes.

   Christian Díaz, director general de Museos de Bahía Blanca, mencionó que está haciendo gestiones para que el museo del Deporte retorne a la órbita del resto de los museos, reconociendo además su enorme potencial. 

   “Para mí es el principal museo para la ciudad. El deporte tiene todo para triunfar. Por eso buscamos traerlo otra vez al área de cultura, para darle más visibilidad y generar más actividades. En un lugar muy convocante, que tiene todo lo que tiene que tener para ser exitoso”, señaló.

   El museo del Deporte nació con la premisa de “poner en valor y resguardar el patrimonio deportivo de la ciudad, con diferentes disciplinas deportivas, material fotográfico, bibliográfico y audiovisual, además de sumar objetos destacados de distintos deportistas, como medallas, camisetas y copas”. 

   Hoy suma más de mil objetos donados por deportistas de todas las disciplinas.

De la estación

   Los comienzos de la entidad fueron muy precarios, ocupando un espacio que podía resultar muy colorido pero que ofrecía muchas limitaciones, como era el hall de espera de la estación del ferrocarril, en avenida Cerri al 800. 

   Era un lugar reducido, poco visible, oscuro y que además seguía funcionando como sala de espera, con lo cual se dificultaba su control y funcionamiento. Al punto que en 2013 decidió cerrar sus puertas debido a que robaron material muy valioso, como eran las camisetas que Alberto Espil y Rodrigo Palacio usaron durante su paso por el seleccionado de básquet y de fútbol respectivamente.

   Finalmente el 4 de diciembre de 2015 se instaló en la planta baja del flamante torre Bicentenario, ocupando una superficie de 500 metros cuadrados, espacio diseñado especialmente para la exhibición de objetos –con una muestra permanente y otras rotativas—además de disponer de un bar temático, espacio para conferencias y charlas.

El homenaje merecido

   Los diez años del Museo es una fecha especial, que las autoridades de la entidad buscan aprovechar para mejorar sus instalaciones –hace falta reponer luces, generar una cartelería que le dé más visibilidad al lugar y realizar tareas de mantenimiento—para lo cual se está pidiendo la colaboración de instituciones y actores privados.

   “La verdad es que a veces la gente no entra porque el museo está un poco escondido, necesitamos plotear el frente y colocar tótems en la peatonal Drago que indiquen su presencia. Es parte de lo que buscamos conseguir”, señala Claudio Velázquez, coordinador del lugar.

   El siguiente gran objetivo es asignarle al museo el nombre de Atilio “Lito” Fruet, una de las figuras más destacadas del básquet local, falleció el 23 de octubre de 2018, ocho veces campeón provincial con la camiseta de Bahía Blanca, seis veces campeón argentino con el seleccionado de provincia, capitán del seleccionado nacional, con dos mundiales en su haber.

   Pero además Lito fue fundador y el gran impulsor del Museo. Los primeros elementos importantes que contó el lugar fueron gestionados por él, que en persona iba casa por casa de deportistas relevantes para conseguirlos. 

   “Que fuera Lito quien llamaba era suficiente para que le confiaran camisetas, trofeos y otros testimonios. Pero además le dedicaba tiempo, le ponía la misma garra que cuando era jugador”, señaló Velázquez.

   La imposición del nombre de Fruet al Museo exige un pedido formal por parte del Departamento Ejecutivo y la sanción de una ordenanza del Concejo Deliberante. 

   Consultado el intendente municipal, Héctor Gay, reconoció su conformidad con la propuesta. 

   “Para mí está muy bien, es muy merecido”, señaló.

   Octubre será entonces un mes singular para la entidad: su primera década de existencia, el 80º aniversario del nacimiento de Lito Fruet. Será entonces un buen momento para consolidarlo, revitalizarlo y hacerlo cada día más visible.