Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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“En un momento pensé en lo peor, pero mi corazón es fuerte y resistió”

Pablo Recalde, actual DT de Comercial, sufrió un infarto mientras caminaba por las calles de su amado Ingeniero White. Hoy, 3 meses y 11 días después, expresa con orgullo: “la puedo contar”. La vida le dio otra oportunidad y él esta dispuesto a aprovecharla.

Fotos: Archivo-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   “Todavía no superé ciertos temores, pero estoy vivo y la puedo contar, y eso es lo que me hace ver la vida con más optimismo”.

   Pablo Nelson Recalde va a seguir siendo el entrenador del primer equipo de Comercial en la Liga del Sur pese a que hace 3 meses y 11 días el mundo se le daba vuelta casi por completo en una de las caminatas vespertinas por los paisajes de su Ingeniero White natal.

   “El 28 de septiembre, diez días después de haber cumplido los 50 años, sufrí un infarto en la calle, a pocas cuadras de mi casa. Al principio pensé que era algo muscular, pero el dolor en el pecho se empezó a incrementar y en un momento llegué a creer que moría ahí mismo”.

   La nota con “el Reca”, que se encuentra transitando su cuarto ciclo como DT en el club de sus amores, empezó con la vara muy alta. No era para menos: antes que el fútbol está la salud, y ese es el primer cambio que debe experimentar y comprender el orientador whitense de ahora en más, tanto en sus hábitos diarios como en sus quehaceres personales.

   “Pese a que el pecho me explotaba, volví caminando a mi casa. Mi señora (Marisa) me llevó al hospitalito de White, y de ahí me derivaron al Municipal. Estuve 10 días internado y no la pasé nada bien”, contó Recalde, a quien le colocaron tres estents por la obstrucción de la arteria principal (la aorta) y dos complementarias.

   “Aprovecho por este medio para agradecer el trato de médicos, enfermeros y auxiliares; por las atenciones y el aliento de ellos pude salir adelante. Recién cuando estás ahí te das cuenta del laburo que hacen día a día, de la responsabilidad y el compromiso que tienen hacia los pacientes”, destacó.

   Aunque ya hace un tiempo que recibió el alta definitiva, “Reca” sabe que deberá extremar los cuidados de su salud y que pasó a ser persona de riesgo en plena pandemia.

   “Fue un golpe duro y estoy saliendo de a poco. Debo cambiar la mentalidad, acostumbrarme a que, de ahora en más, es una obligación tomar la medicación. Entre las del corazón y algunas otras, son 10 pastillas por día. Muchas, ¿no?”, manifestó tratando de que esa primera sonrisa, aún forzada, corte por el medio al dramatismo que se estaba generando.

   —¿Llegaste a comprender cual fue la o las causas del infarto?

   —Por lo que hablé con los médicos, seguramente tuvo incidencia la parte emocional, el estrés, la angustia y, tal vez, las constantes preocupaciones. Clínicamente sabemos lo que sucedió, pero las causas que derivaron al infarto no.

   “Si hubiese estado dirigiendo, le hubiésemos echado la culpa a eso, a la locura del fútbol, pero me agarró relajado, inactivo, en pandemia y cumpliendo con una actividad física. Me tocó, fue el destino, trato de no buscarle tantas vueltas para no volverme loco”.

   —¿Te quedó alguna secuela o consecuencia física?

   —Por suerte no. De ahora en más debo prestar atención a ciertos cuidados: no abusar de la sal, no ingerir grasas y, por sobre todas las cosas, no fumar. No soy una persona hipertensa y jamás tuve problemas de presión y colesterol, y eso ayudó a que el infarto no haya dejado efectos negativos en mi salud y en mi cuerpo.

   “Lo que me llamó la atención fue que no tuve un aviso previo, que el dolor apareció de golpe; quiero decir que no me agité ni me costó respirar antes de que se me oprima el pecho”.

   —¿Qué crees que hiciste mal?

   —Siempre fui de hacerme mala sangre por todo, de no exteriorizar las broncas, de soportar procesiones internas para no herir a terceros. No tenía problemas familiares ni laborales; el día que me infarté estaba tranquilo, y eso es lo que me más me llamó la atención.

   “Lo que si recomiendo, para los que quieran, es tomar una aspirineta todas las noches, para que la sangre fluya y no se formen coágulos, el principal factor de obstrucción en las arterias. Fue lo que me pasó a mi, por eso hablo con conocimiento de causa”.

   “Muchas veces me pregunté cómo seguía vivo, porque según los médicos sufrí un infarto que, en la mayoría de los casos, tiene como derivación una muerte segura. Soporté por tener un corazón fuerte, porque pude pensar qué hacer cuando el pecho más me dolía”.

   —¿Te diste cuenta enseguida de que era un infarto?

   —No, pensé que el dolor iba a desaparecer, más que nada porque podía seguir caminando. Pero no, se incrementó, y me empecé a asustar porque la transpiración era distinta a la de siempre y el frío en el cuerpo era congelante. Nunca me había sucedido nada parecido, así que me apuré para llegar a mi casa, aunque estaba aterrado, no te puedo mentir.

   Y otra vez, “Reca” eligió el humor para descomprimir una historia que siempre le va a costar contar.

   “Una vez que me recuperé, cuando ya se estaba terminando el nefasto 2020, me puse a pensar y entendí porqué el de arriba no me quiso llevar. Claro, en mi época de jugador era un volante rústico, livianito, y estaba buscando a los 10 habilidosos, por algo ya había elegido a Maradona y a Sabella. Eso me dejó un poco tranquilo, porque si buscaba talentosos y de buen pie, estuvo bien en dejarme en este mundo”.

  —Lo más importante: ¿dejaste de fumar?

   —Si, completamente. Estaba fumando un atado y medio por día, aunque el vicio se incrementaba el día del partido. Llevo 3 meses y 11 días sin tocar un cigarrillo. Lo extraño, no voy a decir que no, sobre todo después de cada comida o a la hora del mate, pero prometí que no lo iba a agarrar y lo estoy cumpliendo a rajatabla. El objetivo es día a día.

“Dejé el pucho y engordé algunos kilos, por la ansiedad, porque vivo supliendo el cigarrillo por alguna golosina. Hoy no puedo asegurar si haber dejado de fumar será definitivo, pero no quiero saber nada, el susto fue muy grande y todavía pienso en que me podría haber ido para el otro lado”.


La idea es no renegar

   El 11 de enero, es decir el próximo lunes, Comercial comenzará con la pretemporada, y una vez más, como lo hizo en 1998, entre 2011 y 2016, en 2017 y ahora desde 2019, Pablo Recalde estará al frente del plantel superior, que mantuvo una buena base de jugadores pese a que no continuarán algunos de los refuerzos que se habían acercado a principios de 2020.

   —¿Qué hábitos vas a tener que modificar a la hora de estar al mando del primer equipo comercialino?

   —El médico me graficó la realidad con un ejemplo: “si te meten un gol sobre la hora y perdés, tomátelo de otra manera, no te angusties ni empieces a revolear cosas porque te vas a perjudicar vos mismo”. Sé que puedo dirigir, pero tratando de controlar las emociones violentas.

   “Va a ser prueba y error, aunque será cuestión de no ser tan intenso, de no hacer propias las crisis ajenas y de desacelerar en el día a día”.

   —En condiciones normales, ¿cómo era la semana previa a un partido?

   —Soy consciente que hay cuestiones que no las voy a poder cambiar porque llevo mucho tiempo haciendo lo mismo. Un tema es la auto presión, en plena competencia no puedo estar todo el tiempo pensando en el equipo y en la pelota, debo descomprimir la mente y liberar tensiones.

   “Le dedico mucho tiempo a esta pasión de dirigir, pero debo entender que tengo que cambiar la forma de ver y de evaluar ciertas cuestiones. Es imposible dejar de lado los sentimientos, pero tendré que empezar a dominar los impulsos. Los extremos nunca van a ser buenos consejeros de mi salud”.

   “No me voy a volver loco ni estaré encima del plantel como lo solía hacer. Necesito un orden, sobre todo mental. Estoy muy bien de ánimo, pero así y todo sigo recibiendo ayuda psicológica y psiquiátrica. Es más que nada para cumplir con lo que debo y no andar pensando boludeces.

   —¿Te sentís mejor o peor que antes?

   —Los dos meses posteriores al infarto fueron durísimos, viviendo con temor y pensando si iba a volver a poder hacer vida normal. Pero teniendo al médico como guía fui adquiriendo tranquilidad, y más aún después del buen resultado que dieron los últimos estudios que me hice.

   “El doctor me dijo: `después de lo que pasaste, debo reconocer que quedaste mejor de lo que normalmente tendrías que haber quedado´. En pocas palabras, fue un milagro que no me hayan quedado secuelas tras un infarto de tan alto impacto”.

   —¿Qué dice la familia?

   —Están preocupados, pero... Saben que si dejó de dirigir, de pensar en el fútbol, voy a estar todo el día en mi casa y sería insoportable para todos; y si sigo en actividad, yendo al club, puedo correr el riesgo de un posible disgusto o lo que sea. Frente a las dos alternativas, prefirieron la segunda, que siga ligado a la dirección técnica porque me mantiene activo y feliz.

   Pese a que hace algunas compras o mandados y no puede desligarse por completo, Recalde se alejó bastante del negocio familiar (Librería y Cotillón) que hoy se encuentra a cargo de su esposa Marisa.

   “Hace unos años que me vengo enfocando en el fútbol”, reiteró quien en la Liga del Sur fue DT de Comercial (1998, entre 2011 y 2016, 2017 y ahora desde 2019), Huracán (Promocional 2002) y Tiro (2017-2018), aunque también fue entrenador jefe de Deportivo Garré (2003-2004, Liga de Tres Lomas) y Automoto de Tornquist (2015, Liga Regional de Coronel Suárez)”.

   —¿Cómo va el rearmado del plantel verdiamarillo?

   —Estamos bien, esperando que se defina la fecha de inicio y la forma de disputa del torneo Oficial de la Liga.

“Con respecto al equipo, comenzaremos la pretemporada con 38 jugadores, divididos en tres grupos distintos, pensando en el protocolo sanitario y sabiendo a quienes aislar en caso de que surja algún positivo de Covid. Los futbolistas llegarán cambiados desde su casa, no utilizarán el vestuario y se irán apenas terminada la práctica. Será todo nuevo, pero lo más importante es volver, sentirnos en actividad otra vez”.

   —¿Pudiste mantener a los 10 refuerzos que se habían sumado a principios del año pasado, antes de la pandemia?

   —No. Se fueron Martín Poncetta y los dos que habían llegado desde La Armonía: Juanjo González y Brian Chirino. Están confirmados Martín Alvarez, Matías Alvarez, Nazareno Romero, Agustín Grippaudo y Matías Barroso, y falta que conteste Fabio Lucanera. La idea es incorporar un volante medio y un central. Veremos...

   —Con respecto a la forma de disputa, sería como estaba establecida en 2020, un primer torneo de todos contra todos y después los equipos separados en A y B. ¿Está en duda ese formato?

   —No, seguramente será igual en este 2021. Aunque es una locura, porque estamos en medio de una pandemia y la Liga del Sur es la única del país que no modificó sus campeonatos. En ningún lado habrá descensos, pero acá sí. Vamos a llevar adelante un torneo donde varios equipos no jugarán por nada; algunos porque tienen un buen colchón de puntos y no corren riesgo de bajar de categoría y otros porque ya están condenados de antemano a la B.

   “Algunos equipos harán la plancha en el primer semestre y se reforzarán para la segunda parte del año, cuando tengan que pelear por ascender o, en su defecto, por no descender. El que se avecina será un torneo atractivo solo para tres equipos, que son los que cuentan con chances de quedar, matemáticamente, entre los 8 de arriba: Libertad, Tiro y Olimpo”.

   “Trato de encontrar una explicación y nada, no comprendo porqué no hay un cambio, que los clubes tengan una motivación para jugar y progresar. Pero bueno, habrá que afrontar el torneo como se decida más allá de que yo no esté de acuerdo”.

   —¿Arrancará en marzo?

   —Tiene que comenzar. El fútbol debe convivir con la pandemia y los cuidados personales pasan por otros lados, no solo por un partido o un entrenamiento presencial. Nos deberemos adaptar a los protocolos, a tener en cuenta y a valorar ciertas cuestiones a la que no estábamos acostumbrados.

   “Vamos camino a jugar sin público, pero en las canchas de la Liga se podría poner un cupo de 150 espectadores por encuentro. Para eso, que el club local ocupe todo el estadio, tribuna local y visitante, y que se respete un distanciamiento. De esa manera, las instituciones podrían solventar los gastos de apertura de cancha, policía y terna arbitral. Si están abiertos los bancos, las cervecerías, los restaurantes... ¿por qué no un lugar para ver fútbol al aire libre?”.

   “Otro tema son los pases que se hicieron en 2020. La Liga aclara que se deben poner de acuerdo los clubes involucrados, pero ciertas entidades, con las consecuencias que dejó la pandemia, no pueden pagar lo que habían prometido a principios del año pasado. ¿Qué sucederá con eso? Un jugador x, como ahora no va a recibir lo que le habían ofrecido, se vuelve a su club de origen, pero la institución que abonó ese préstamo, con la inflación que existe en nuestro país, queda totalmente perjudicada: no puede retener al futbolista y no le estarían devolviendo el dinero que gastó en aquel momento”.

   “Tendría que existir un ente regulador, ciertas reglas que sean respetadas por todos para que no existan derechos a confusiones. Mientras los clubes se pongan de acuerdo, todo bien, pero que puede pasar si en algún momento no hay acuerdo entre las partes. La Liga tendría que ir viendo esa situación”.

 

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Cotejos. Lleva dirigidos Recalde en la Liga del Sur: 127 en Comercial (va por su cuarto proceso), 6 en Huracán y 59 en Tiro. Ganó 85, empató 38 y perdió 69.

 

La foto de "Cocho" López