Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Transporte escolar y viajes de turismo: la pesadilla de un año casi perdido

Diferentes actores consultados califican a la situación como “desesperante”. Las empresas sólo reciben la asistencia de los ATP para sus empleados.

Las combis siguen estacionadas. / Producción fotográfica: Rodrigo García, Pablo Presti, Emmanuel Briane y Jano Rueda-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “¿Cuál es la solución? La vacuna. Sólo así vamos a poder salir de esta situación”, dijo Marcelo Laucirica, quien posee transporte de escolares en nuestra ciudad y tiene una amplia experiencia en el rubro.

   “Nos hemos quedado en la nada, total y absolutamente”, agregó, sin dejar de hacer un poco de historia más allá de la pandemia por el Covid-19.

   “Veníamos de muchos años de transporte escolar en decadencia. Incluso, la Cámara Provincial de Transporte planteaba a la actividad como en extinción”, recordó.

   “De un transporte medio diario de 35/38 personas pasamos a 25, en el mejor de los casos; desde 2010 hasta ahora. Este año había empezado con una mínima proyección para mejorar, un 2 o 3 %, que era alentador por cómo veníamos”, sostuvo.

   “Pero llegó la cuarentena. Y en cuanto al trabajo con chicos particulares nos quedamos vacíos”, insistió.

Marcelo Laucirica.

   El sector del transporte escolar es un espejo respecto de la actividad en las escuelas.

   La historia ya se escribe con un registro de inasistencia desde el lunes 16 de marzo, cuando, en el país, unos 10 millones de estudiantes y casi un millón de docentes y personal afín, no volvieron a encontrarse en las veredas, en las aulas, en los actos y en los recreos.

   En el caso de Bahía Blanca, la afectación directa en transporte escolar es para 39 legajos habilitados, lo que representa unas 58 familias: casi 250 personas.

   En un momento se llegó a contar con 55 legajos. Ahora es impredecible determinar la caída para los meses venideros, habida cuenta del tratamiento de año perdido para el sector.

   Laucirica admite que hay transportistas, que trabajan con la Dirección de Cultura, que están en una situación peor que la suya.

   “Gastaron dinero e invirtieron, pero les recortaron los presupuestos y no les respetaron los contratos. Algunos están intentando poder cobrar el mes de julio”, dijo, aunque aclaró al instante: “La Provincia siempre ha pagado en forma diferida”.

   Laucirica comentó que, hasta el momento, las empresas no han recibido apoyo desde lo económico.

   “Se habla de un posible subsidio, ya que la Dirección Provincial de Transporte pidió fondos y, al parecer, se los otorgaron. Pero nosotros estamos dentro de un paquete; es decir, a la hora de ir a rascar la olla (sic) estamos compitiendo con el servicio público de pasajeros y con los colectivos. Hasta ahora, para nosotros no hay nada”, dijo.

“Lo único que nos acercaron, al inicio de la cuarentena, fueron unos bolsones de comida que, ahora, se iban a transformar en una tarjeta para compra de alimentos; aunque no sé de qué importe”, dijo Laucirica.

   “Está bien. Si no tenés nada, algo para comer suma, pero aporte de dinero nada”, agregó.

   Laucirica dijo que, casi desde que empezó la cuarentena, calculó que el parate sería por mucho tiempo, más que el previsto por la mayoría de la gente.

   “Por más que la quieras disfrazar, la realidad va por otro lado”, definió.

   Respecto de una eventual reconversión, señaló que, por gestiones de la municipalidad local, lograron que los incluyeran en la emergencia del transporte, aunque está declarada, principalmente, para colectivos.

   “Eso significó que con un trámite sencillo se habilite otra actividad como, por ejemplo, repartir mercadería. Es una suerte de reconversión, pero hacerla en un mercado total y absolutamente recesivo es muy complejo”, afirmó.

   “En la práctica no es sencillo, porque nosotros estamos preparados para lo que hacemos, pero en este momento no lo tenemos”, dijo.

   Laucirica —de 57 años y a pocas materias para recibirse de ingeniero mecánico— llegó a tener hasta cuatro vehículos en movimiento, pero ahora, en su empresa familiar, le quedó uno.

   En cuanto al futuro, y descontando que el corriente año ya está definido, el transportista dijo que si en 2021 se inicia con demasiados protocolos que afecte la capacidad de transporte, la situación se complicará más de lo que está.

   “Pero si el año arranca sin tantos protocolos, se podría pensar en una reactivación. Al menos para tener una actividad que nos permita vivir”, concluyó Laucirica.

Sobre angustia e incertidumbre

   “¿Cómo es la situación? Desesperante. No hay otra palabra”, afirmó Fabio Bernardi, quien es transportista de delegaciones deportivas e institucionales, así como suele ser contratado por agencias de viajes de turismo.

   Su situación no es tan crítica como la de quienes no han podido trabajar desde el lunes 16 de marzo hasta este fin de semana (por lo menos). Es que pudo concretar un viaje. Y sonríe cuando lo cuenta.

Fabio Bernardi.

   “Hice un traslado a Río Gallegos con la unidad de doble piso. Eran estibadores; los traje del norte. Es el único movimiento”, dijo.

   “Pero con limitaciones en cuanto a cantidad de pasajeros. Fue engorroso, más que nada por las presentaciones de los permisos para atravesar las provincias”, sostuvo.

   “Pero el 80 % de los colegas no ha movido los coches”, agregó Bernardi.

   “Hemos tenido ayuda del Gobierno nacional para con los empleados. Yo tengo tres y a ellos les han servido esos 17 o 18.000 pesos (NdR: por mes, de la Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción, ATP), pero en el caso de las empresas no hemos tenido nada de ayuda”, relató.

   “A eso debemos sumarle que se acumulan las cargas sociales y que, cuando la actividad arranque, no sabemos qué va a pasar”, dijo.

“Deduzco que, quienes quedemos, vamos a empezar terriblemente endeudados”, aseguró Bernardi.

   La idea del regreso al trabajo se ha postergado, ahora casi en forma indefinida. “Es tema es el cómo, ya que habrá muchas limitaciones”, aclaró.

   “Hablamos con gente de las agencias de viajes y dicen que el protocolo que se implementará será a partir de la reducción de la capacidad de asientos del coche, de 60 a 20 o 30. Eso no será rentable para nadie”, interpretó.

   “Será complicado comenzar así”, comentó.

   A Bernardi, la incertidumbre le provoca angustia. “Estamos muy a la deriva, porque no sabemos cuándo se reactivará”, contó.

   “Un día se dice que dentro del país será para el verano, pero al otro que será en enero, o que habrá que esperar hasta mediados del año que viene, que es cuando se presume que saldrá la vacuna. ¿La verdad? Todo es incertidumbre y esto ya no da para más”, explicó.

“¿La reconversión? Cada uno está intentando hacer otra actividad pero en mi caso, a los 53 años y con toda la vida dedicada al transporte, es muy complicado arrancar. No sé qué hacer”, dijo Bernardi.

   También citó otra problemática del transporte. “A la mayoría nos agarró endeudados. En nuestro ramo siempre estamos pagando cuotas de la compra de coches nuevos”, dijo.

   “Hay que considerar que tenemos 10 años para el límite de circulación de los micros y a partir de entonces no pueden seguir rodando. Es decir, hay que renovarlos en forma continua y a muchos colegas la cuarentena los tomó en ese proceso”, afirmó.

   “En realidad a casi todos, porque la única forma de renovarse es con crédito. Y cuando se termina uno, se empieza otro; no hay otra forma. Un coche nuevo cuesta 400.000 dólares. Amortizar eso, hoy, es una locura”, añadió.

   Bernardi tiene dos unidades: una de 60 asientos y otra de 24. “Vendí un emprendimiento anterior y ahora trabajo, o trabajaba, con estos dos. Y tengo los tres empleados en blanco, con sueldos al día, pero con complicaciones lógicas”, indicó.

   También sostuvo que la Cámara de Turismo, con sede en Buenos Aires, está haciendo gestiones para presentar alternativas que ayuden a las empresas.

   “Quienes estaban con coches 2008 o 2009 y justitos (sic) con los modelos, al no trabajar este año ya no los renovarán. Y tampoco trabajarán a futuro”, relató.

   “Quedarán afuera del sistema por las habilitaciones. Además, esos vehículos pierden su valor. Se hace imposible seguir”, expresó.

   A esta altura de los acontecimientos, no es improbable que más de un prestador de este tipo de servicios comience a desprenderse de sus unidades en razón ya no por la imposibilidad de trabajar, sino por no estar habilitadas y por la depreciación del bien.

   Bernardi comentó que si ahora aparecen complicados, el futuro asoma aún peor.

   “El sector turístico, tanto nosotros como las agencias, estamos muy mal”, dijo.

   “Más que nada estamos mal los transportistas, por los capitales que tenemos que renovar. La agencia, eventualmente, mañana puede volver a trabajar sin tantos requisitos, aunque con enormes pérdidas, pero si no tenemos una ayuda relevante con muy buenos créditos, se nos hará difícil poder subsistir”, concluyó.

“Habrá que ver cómo quedamos”

    Alberto Sotomayor también tiene transporte escolar. Trabaja en la zona rural y depende del Consejo Escolar del distrito de Bahía Blanca.

   “Ahora estoy trabajando de 4 a 6 días por mes. Reparto, por los campos, bolsones con alimentos y la pedagogía de los chicos. Siempre vamos con una consejera escolar”, contó.

   “Mi trabajo cayó casi el 70 %, ya que antes lo hacía al menos 20 días por mes”, agregó.

Alberto Sotomayor.

   Además de este (recortado) trabajo, Sotomayor traslada personal del polo petroquímico.

   “Allí trabajo a un 30 % de lo que sería normal. Es por el coronavirus y de acuerdo con los distintos formatos elegidos por las plantas en cuanto a restricciones en el ingreso de personal”, dijo.

   Con las empresas del polo petroquímico cobra regularmente (“Eso me está salvando”), pero en la Provincia no sucede lo mismo.

   “La Provincia paga a 60 días de la presentación de la factura, pero hasta el momento sólo lo hizo por los 10 días que trabajé en marzo hasta que empezó la cuarentena”, sostuvo.

“De abril a julio aún no cobré nada. Pero quienes trabajamos para la Provincia ya sabemos cómo es: siempre hay que esperar. Pero ahora se hace mucho más difícil”, se resignó Sotomayor.

   Sotomayor dijo que tenía cuatro empleados, pero que ahora se quedó con dos.

   “Uno de ellos consiguió trabajo en una distribuidora y el restante encaró un microemprendimiento. Y con el transporte escolar también está mi esposa”, manifestó.

   Sotomayor traslada --ocasionalmente-- delegaciones, algunas deportivas, dentro de la ciudad. Pero esta actividad tampoco está permitida.

   También dijo que solicitó, hace tres meses, uno de los créditos que dispuso el Gobierno por la pandemia.

   “Me daban 150.000 pesos; lo empezaba a devolver en diciembre y a pagar en 12 cuotas. Me lo aprobaron, pero hasta ahora no lo tengo”, comentó.

   “Era para ponerme al día con los impuestos de la municipalidad, de mi casa, del transporte y hasta los de un terreno”, sostuvo.

   “Pero el tema es que, cuando retornemos, hay que ver dónde está cada uno desde el punto de vista económico. Y si puede empezar a pagar los créditos, aunque aún esté todo inhabilitado para trabajar”, aseguró Sotomayor.

   “¿Cómo salimos? Aspiro a que suceda el año que viene, porque en este lo que queda de clase es muy poco”, concluyó Sotomayor.

En Mar del Plata venden los vehículos

   La situación del transporte escolar también se refleja en otras grandes ciudades de la provincia de Buenos Aires.

   En el caso de Mar del Plata —según publicó quedigital.com—, tras la protesta de este viernes 11, en coincidencia con el día del maestro, algunos admitieron que comenzaron a vender sus vehículos porque la situación se tornó insostenible.

   “La manifestación fue por un subsidio que, supuestamente, nos iban a dar y que seguimos esperando desde el 12 de marzo”, dijo Cristina Rubio, de la Asociación Marplatense de Transportistas Escolares y Afines (Amtea).

   “No solamente no nos dan ninguna respuesta sino que, ahora, tampoco la municipalidad nos entrega alimentos”, agregó.

   “Por eso la mayoría está vendiendo sus vehículos, o haciendo pastas para vender como una forma de reinventarse. Casi todos están así”, explicó Rubio.

   En La Feliz, la problemática afecta a casi 300 familias.

La manifestación del Mar del Plata. / Foto: elmarplatense.com

   Con anterioridad, el concejal Agustín Neme presentó un proyecto de ordenanza —sin resolución aún— para habilitar a los transportes escolares para el traslado de trabajadores exceptuados de la cuarentena por la pandemia del Covid-19.

   Según Neme, la contratación del servicio es de carácter libre y privada entre las partes involucradas.

   “Lo que sí establecemos es un protocolo sanitario y de higiene muy estricto para las unidades de transporte escolar. En este sentido, sólo podrán trasladarse personas habilitadas a reanudar sus actividades; la capacidad máxima de ocupación será del 60 % del total de los asientos y el cumplimiento de estrictas medidas de higiene por parte de los transportistas como de los pasajeros", argumentó.

   “Buscamos que las industrias y empresas de la ciudad tengan una herramienta a disposición; el cuidado de los trabajadores y, conjuntamente, ayudar a reactivar la economía de los transportistas escolares que, desde hace tiempo, se encuentran imposibilitados de desarrollar su normal actividad producto de la suspensión de clases”, agregó.

   Las medidas que deberían cumplir los transportistas, según el proyecto, son:

—Trasladar sólo a personas habilitadas a reanudar sus actividades.

—Respetar una capacidad máxima de ocupación de sus respectivas unidades equivalente al 60 % del total de los asientos asignados a pasajeros, sin considerar el espacio del conductor.

—Implementar todas las medidas sanitarias y de desinfección constante dentro de los vehículos.

Otro momento de la movida en La Feliz. / Foto: 0223.com.ar

—Se deberá impedir el acceso de personas que no cuenten con barbijos–tapa bocas debidamente colocados y que, previamente, no se hayan sometido a un proceso de desinfección de sus manos, ropas, calzados y demás elementos personales transportados, mediante la aplicación de una solución de alcohol mediante un rociador, antes del ingreso al vehículo.

—Implementar todas las medidas de prevención y cuidado necesario para los choferes habilitados en los vehículos.

—Denunciar, en forma inmediata, ante las autoridades sanitarias cualquier situación anómala detectada compatible con la presencia de síntomas vinculados a la enfermedad Covid-19 que presente algún pasajero.