Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

Adrián Rodríguez: “Decían que estaba exorcizado, pero nunca pasé por un cura ni un psicólogo”

El "Ñato" jugó 16 años en Primera, la mayoría en Liniers. Un "4" temperamental que tenía muchas condiciones.

Adrián Rodríguez, en el club que lo formó y lo vio crecer. Fotos: Jano Rueda-La Nueva.

Por Javier Oscar Schwab / [email protected]

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   El “Ñato” siempre fue un buen tipo, querido por sus amigos y excompañeros. Lo bancaban en todas, a tal punto que cuando volvía de purgar una pena su lugar en el equipo estaba asegurado.

   El “Ñato” es Adrián Rodríguez, poseedor de una enorme ductilidad con el balón, talentoso y tiempista, pero a la vez temperamental, abonado a las expulsiones y a las anécdotas más risueñas.

   “¿Qué me pasaba? No podría decirlo. Tal vez eran los pantalones cortos, me los ponía y me agarraba frío. Me transformaba porque vivía el fútbol con mucha pasión, me llevaba el ritmo de juego. Me echaban, salía de la cancha y me arrepentía al toque, pero ya era tarde”, dice Adrián, quien hizo gran parte de su carrera en Liniers.

   -¿Quién te hizo debutar en Primera?

   -Rodolfo Carapella, uno de los mejores técnicos que tuve. Debuté con 16 años en un amistoso en cancha de Rosario, pero al principio no tenía continuidad, jugaba pocos partidos; luego me fui ganando un lugar en el puesto donde mejor rendí: de “4”.

   -¿En inferiores jugabas en otro puesto?

   -Sí. De wing izquierdo, en sexta división. Luego lo hice en quinta y reserva. Había fines de semana que jugaba tres partidos entre sábado y domingo. Incluso recuerdo que hacíamos de local en cancha de Bella Vista porque en Liniers se corrían las carreras de Midget, en la Pista Roja.

   -¿No te la bancaste de delantero?

   -Jajaja. Jugaba ahí porque era ligero y, seguro, porque había pocos jugadores. Después Rodolfo, un sabio, me puso de “4” y de “2”.

 Los recuerdos en la tribuna de Liniers, cerquita de las cabinas. Mirar el partido de afuera se hizo una costumbre después de cada expulsión

 

   -Y empezó tu calvario…

   -Ufff…. No soy el más echado (ver dato), pero eran épocas en que un campeonato duraba 5 o 6 meses. Se jugaba el de Primera “A” y luego la “B”. La competencia era corta y un par de expulsiones la hacía más corta todavía.

   “Si me pongo a analizar tengo que decir que me tomé varios meses de vacaciones (risas)”.

   -¿Qué pasó en uno de los primeros partidos que jugaste en cancha de Liniers, ante Libertad?

   -Terminé enterito… Tenía primos que me seguían mucho y ese día decidieron a ir a la cancha. A los 2 minutos tengo la mala suerte de ser expulsado, mal expulsado. ¿En 2 minutos qué podés llegar a hacer?

   “Era nuevito, pero venía medio bautizado por los árbitros y me echan por un choque que tuve con un delantero de Libertad. Salgo, me cambio, ni siquiera me baño y me voy a la tribuna. En eso llegan mis parientes y asombrados me preguntan: ¿No jugás? Qué les podía decir, un papelón...”

   -¿Eras de ir fuerte a los cruces?

   -Pero sin mala intención. Iba a disputar el balón, con fuerza, pero muchas veces llegaba tarde. Me fui ganando la fama y el árbitro te mira distinto. Si había un tumulto y estaba cerca también la ligaba y, algunas veces, me rajaron por protestar o por ademanes.

   -El “Gallego” (José Ramón) Palacio cuenta que después de un partido le fuiste a pedir disculpas a su casa.

   -Y puede ser. Es muy raro que yo lo haya cagado a patadas al “Gallego” (risas). Una vez, en cancha de Olimpo, estábamos llegando para cambiarnos en el vestuario y me agarra Juan Bazerque: “Hoy juega el ‘Gallego’ y no quiero que lo toques. Si lo hacés vas a tener problemas conmigo”. Le digo: “No Juan, está demás, quedate tranquilo yo vengo a jugar, todo bien”.

   “El ‘Gallego’ era muy ligero, siempre lo corría de atrás o lo tenía de frente, pero muy lejos. En una jugada se iba, fui al choque y quedó lastimado. Volvió a entrar medio averiado, a la vez que Juan me decía de todo. Cuando terminó el partido hubo un intercambio de palabras, no pasó a mayores. Son cosas del fútbol”.

   -¿Y la patada que todavía lamentás?

   -Sería más interesante saber si hice algún gol.

   -Eso viene después.

   -Ante Comercial, en cancha de Liniers. Fui a la pelota, pero en ese afán por llegar primero lo llevé puesto a Walter Loncaric. Y se armó un quilombo bárbaro porque cayó adentro de la zanja que en ese entonces tenía la cancha para el desagote.

   “Me dijeron que a Walter lo sacaron en ambulancia, pero yo no pude ver nada. Me levanté, le hice una seña al juez (Racedo) y me fui solo. Me dijeron que cuando sacó la roja yo ya no estaba en la cancha”.

   -Esa zanja de Liniers siempre fue peligrosa.

   -Hoy está tapada. A mí me pasó con Rubén Rivas, de Sporting. Salté a cabecear en un córner, él me empujó y caí contra el borde cemento de la zanja. Terminé el partido con mucho dolor, tenía fisurada la costilla flotante.

   -Ahora sí, de los 11 goles que marcaste cuál fue el más lindo…

   -En cancha de Olimpo, contra Comercial. Al partido lo transmitía Luis Cano, estábamos 1-1 y quedaban 10 minutos. Nos dan un tiro libre en la medialuna del arco de Ángel Burnel, pero el encargado de patear era Miguel Bigolín. Cuando lo veo posicionado, me adelanto y le pego con un “fierro”. La pelota entró rasante, contra el palo del arquero Esteban Fernández, que se quedó parado. Después me hicieron una nota.

   “En Rosario, ante Sporting, en otro tiro libre de uno 40 metros, ‘Pancho’ Ghidini me dice: ‘pegale, pegale, apurate…’ La pelota dio en el travesaño, picó en el suelo que estaba cubierto de arena y la empujó ‘Beto’ Santoro, un muchacho que jugó en Independiente y había venido de refuerzo”.

 Amigos. Con el "Pato" Bilbao y Guillermo Puliafito.

 

   -¿Tus mejores compañero de zaga?

   -Muchos. Adrián Echeverría (arquero), Eduardo Diomedi, Sergio Olea, Humberto González, el “Gringo” Giuliani y varios más. También tuve grandes técnicos como Higinio Restelli, Alfredo Maldonado y "Tatín" Juan Carlos De Mattía, entre otros.

   -¿Alguna vez fuiste al psicólogo?

   -Nunca.

   -Pero hubo un presidente (Dignani) que te quería mandar. Incluso quería que hablaras con un sacerdote.

   -(Risas). Pensaba que yo estaba exorcizado. Muchos lo pensaban, jajaja. Ni psicólogo ni cura. Liniers era una familia, siempre me integraban al grupo.

   -¿Tu mejor momento?

   -Del ’80 al ’86. Físicamente estaba impecable, competía con los jugadores de afuera que traía el club. También me trataron bárbaro en Bella Vista, Tiro Federal, donde obtuve un ascenso, y Pacífico, que tenía un equipazo: Hugo Vicente, el “Zorro” Sanabria, “Pocho” Barú, Mario Racchi y De la Canal, entre otros. Lo dirigía Alfredo Maldonado.

   -¿Por qué te recuerdan tanto en Bella Vista?

   -Tengo una deuda personal, de un partido que perdimos ante Comercial, porque erré dos penales. Atajaba el “Bicho” Maidana. En uno le pegué a la tierra y la pelota se fue por un costado; y el otro me lo atajó bien.

   “Por testarudo, por querer tomarme revancha del que erré primero. Si me daban una palita hacía un pocito en la cancha y me quedaba ahí. 

   -Eras de patear penales.

   -Sí. Le pegaba fuerte, era bastante efectivo. Pero ese día salió todo mal.

   -¿Al “Tano” Rubén Omar Favret nunca le pegaste una patada?

   -Uhhh.. una vez, en cancha de Liniers. Antes de entrar a la cancha Carapella me dice: “Hablale a este muchacho, decile que lo vas a zarandear”. Claro que no era necesario darme manija, ya la llevaba puesta, ja, ja, ja.

   “Entro, me acerco a Favret y le digo: ‘si agarrás la pelota te voy a matar’. Miró para el costado, le habló a los compañeros que estaban en el banco: ‘Este tonto me dice eso. Primero me tiene que agarrar’. Y era cierto, no lo podía agarrar.

   “En el segundo tiempo, sobre la tribuna visitante, me pasa con pelota en velocidad y queda encerrado contra el alambrado, en el esquinero de la línea de fondo. Tomé impulso y caí sobre él, le pegué un cortito en la nuca y se enojó. Quedó todo en el partido”.

   -¿Y no pasó a mayores?

   -Es que yo andaba de novio con la que hoy es mi señora (Silvana Córdoba), que tenía una hermana que andaba con Favret. Al día siguiente me invitan a comer a la casa de mi novia y cuando caigo me ve el “Tano”. Se le desfiguró el rostro: “¿Qué estás haciendo vos acá? Te voy a matar". Con el tiempo sanaron las heridas, ja, ja, ja.

   -¿Nunca más un patada a Favret?

   -No. ¿Sabés que pasa? Los domingos teníamos que comer juntos. Ahora somos concuñados. Lo miraba de reojo pero no le pegaba y él tampoco jugaba diez puntos.

   -¿Hasta qué año jugaste?

   -Hasta 1990. Me retiré en Liniers. Luego jugué en Rivadavia de Aparicio y salimos campeones con Adolfo Crocci, "Titi" Févola, y los hermanos Martín y Javier Fernández. También estuve en La Pampa (Pampero de Guatraché) con Favret.

   -¿Y si te nombro a Nieves García?

   -(Se emociona). Mi vieja, una genia.  Siempre llevaba compañeros de fútbol a comer a casa. Mamá siempre se destacó en la cocina, con las tortas o tortafritas. Y de mi viejo (Fernando) heredé el talento como armador de cuadros. Enmarcarlos, hacer bastidores, murales y pinturas. Trabajé muchos años para una casa de fotografía de Bahía.

   “Fui cambiando de oficios. Hoy hago cosas de carpintería y pintura de obra en general. Tengo una sociedad con Hugo Vicente, que jugó al fútbol en Olimpo”.

   -¿Tu hijo salió futbolista?

   -No, es una ojota... Martín (32) y mi hija (Rocío Victoria) son maravillosos.

   -¿Cómo fue tu experiencia laboral en el Tu y Yo y en el RJ?

   -Era conserje en el primero (5 años) y estuve uno en el segundo. Hay miles de anécdotas, porque surgen distintas situaciones en todo momento. 

   “Por caso, es un mito es de que en las habitaciones hay cámaras. El dueño no lo permitiría. Antes de ir a trabajar teníamos la idea que se veía a través de un espejo, pero es todo falso. Sólo hay un circuito cerrado de cámaras de seguridad para la entrada y la salida, y el movimiento de la calle”.

   -¿Nunca te objetó nada tu señora?

   -Nooo, lo importante era llevar la plata a casa.

   -¿Quién te puso Ñato?

   -Juan Bazerque. Se equivocó. El viento, con los años, te va llevando la cara para atrás y te queda la nariz adelante, ja, ja, ja.

 

Sus números

   219 partidos jugó Adrián Rodríguez en la Liga del Sur entre Liniers, Bella Vista, Tiro Federal y Pacífico, además del seleccionado bahiense (1979 y 1982). Lo expulsaron en 22 ocasiones y marcó 11 goles. (Datos: Eduardo López).