Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Las claves que aporta el intestino para vivir hasta los 100 años

Son numerosos los estudios que tratan de indagar en las razones de la longevidad de las personas analizando qué han hecho o que han dejado de hacer en sus vidas.

   La literatura científica en torno a los centenarios es más que extensa. Son numerosos los estudios que tratan de indagar en las claves de la longevidad analizando qué han hecho o que han dejado de hacer en sus vidas aquellas personas que han cumplido 100 o más años de edad.

   En esa línea que se inscribe un estudio reciente que profundizó un hallazgo que hasta ahora no tenía una explicación clara y que es que las personas que llegan a los 100 años tienen en su tracto digestivo una cantidad 15 veces mayor de una bacteria llamada Eubacterium limosum, que las personas con una longevidad promedio.

   “Durante la última década, se ha hecho evidente que las bacterias en el intestino humano influyen en nuestra salud de muchas maneras. El organismo que estudiamos -Eubacterium limosum- afecta la salud al evitar que un compuesto problemático se convierta en uno peor", dijo a modo de conclusión el autor principal del estudio, el profesor Joseph Krzycki, investigador de la Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos, que publicó sus hallazgos en la prestigiosa revista especializada “Journal of Biological Chemistry”.

   Allí, Krzycki y sus colegas explican el efecto antiinflamatorio de esta bacteria, que es capaz de reducir el riesgo de sufrir distintas formas de enfermedad cardiovascular. Su trabajo se realizó mediante cultivos de laboratorio de E. limosum, a través de los cuales obtuvieron evidencias que sugieren que el microorganismo impide la producción de una sustancia química llamada trimetilamina (TMA), que se encuentra relacionada con el desarrollo de aterosclerosis. 

   La aterosclerosis es el proceso por el cual las paredes interiores de las arterias se van obstruyendo progresivamente, lo que constituye el punto de partida de enfermedades como el accidente cerebrovascular (ACV), la enfermedad coronaria o la enfermedad vascular periférica.

   El presente estudio va un paso más allá, pues analizó la interacción entre distintos elementos que conforman el ecosistema digestivo. El TMA, explican los investigadores, se produce a partir de la descomposición de la L-Carnitina (que ingresa al organismo a través de las carnes, e incluso algunos la ingieren como suplemento nutricional) por parte de otros microorganismos presentes en el intestino. 

   Krzycki y sus colegas descubrieron que el E. limosum produce una enzima que posee un grupo químico llamado metilo de la L-carnitina, que tiene la capacidad de evitar que otras bacterias en el intestino la conviertan en TMA. “La bacteria hace esto para su propio beneficio, pero tiene el efecto secundario de reducir la toxicidad de la TMA”, explicó. 

  “Hasta ahora, las únicas reacciones microbianas intestinales conocidas con L-carnitina involucraban convertirlo en su forma mala”, agregó el investigador, que sostiene que el hallazgo podría ayudar a prevenir la aterosclerosis en personas que tienen la suerte de tener muchas E. limosum en el intestino. O, en caso de aquellos que no tienen altas cantidades de esta bacteria, abre el camino a buscar formas de estimular su presencia.

   Modificar el ecosistema intestinal (microbiota) hoy es posible a través de distintas intervenciones en la dieta. El objetivo es, en muchos de los casos, mejorar las defensas del organismo antes las enfermedades infecciones, pero también ante las alergias. 

   “Una microbiota saludable asegura un menor riesgo de diarreas de los lactantes, de alergias alimentarias y de trastornos funcionales como cólicos”, pone como ejemplo la doctora María del Carmen Toca, de la Sección de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición del Hospital Nacional Alejandro Posadas.

   La importancia de actuar desde temprano sobre el ecosistema intestinal está dada por el hecho de que sus efectos en las primeras etapas de la vida son los más duraderos.

   “El estado de salud digestiva que podamos tener en la edad adulta también va a depender de qué intervenciones tempranas se hayan hecho con impacto en la microbiota, adonde las decisiones sobre la alimentación juegan un papel fundamental”, concluyó el doctor Christian Boggio Marzet, coordinador del Grupo de Trabajo de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Pirovano.