Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

Bahía Blanca | Viernes, 04 de julio

Calle O’Higgins: ayer y hoy de la Gran Vía del Sur Argentino

Una de las cuadras emblemáticas del centro, marcada por el paso del tiempo. 

Mario Minervino / [email protected]

 

   A fines del siglo XIX el movimiento del centro bahiense se concentraba en calle Zelarrayán, traccionado por un concurrido bar que funcionaba en la esquina de Rodríguez y Zelarrayán.

   Cuando a principios del siglo XX el propietario de ese comercio se mudó a O’Higgins y Chiclana, la primera cuadra de O’Higgins se consolidó como la preferida. Pronto aparecieron palacetes y casas señoriales, que la convirtieron, al decir de una crónica de época, en “la Florida bahiense”, en relación a esa popular calle porteña.

   Con el tiempo, la cuadra ha ido modificando su fisonomía, resignando en gran medida su atractivo.

Primera cuadra de O'Higgins, década del 30

   La primera imagen, coloreada de manera digital, data de la década del 30. Es una vista desde Drago hacia la plaza Rivadavia. Con doble sentido de circulación vehicular, todavía por la izquierda, da cuenta del protagonismo ganado por el automóvil.

   La ausencia de edificios en altura permitía al palacio Municipal imponerse en el perfil urbano (al fondo, a la derecha), mientras que, en primer plano, asoma el toldo de uno de los locales de frente de la Galería Peuser. A pocos metros se ubica un palacete similar, cuya planta baja ocupara durante casi 50 años la tienda New London.

   A la izquierda, la tienda La Ciudad de Bahía Blanca, con sus atractivas vidrieras abarcando toda la planta baja y unas singulares ventanas tipo bob window en la planta alta.

   Llegando a la esquina de Chiclana, La Central Muñiz, la casa amueblada que servía como hotel, departamentos y escritorios.

   Todo se suma para conformar una cuadra maravillosa. Por su arquitectura y elegancia. Con las mujeres paseando con sus líneas art decó de vestidos entallados y rectos, y los hombres recostados sobre las vidrieras, cada cual con su sombrero y de traje.

La cuadra hoy. Foto: Emmanuel Briane

   El paisaje actual es completamente diferente. Las veredas anchas no alcanzan a disimular los cambios que lo han afectado. A la derecha se alcanza a ver la galería Peuser, que se ha salvado de la demolición pero ha resignado su uso original de escritorios, habitaciones, pensión. Un local de comidas rápidas ocupa la totalidad de su planta baja y parte del primer piso, lo único en uso de la propiedad. Ya no está el palacete de New London, demolido en la década del 80 para dar lugar a una playa de estacionamiento.

   No se ve la torre municipal, oculta por una medianera poblada de pequeñas ventanas.

   Si aquel paisaje de la década del 30 maravillaba a propios y extraños, el del presente resulta poco atractivo. Se ha empobrecido y ha empobrecido a una cuadra que de todas maneras se sostiene por usos y costumbres, aunque sin aquella elegancia y prestancia que le valió ser llamada La Gran Vía del Sur Argentino.