Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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“Ya no somos competidores; tenemos un producto complementario”

Roberto Domenech, presidente de Centro de Empresas Procesadoras Avícolas, celebra la diversificación del consumo de proteína total en Argentina. 

En la Argentina se consumen 47 kilos de pollo por habitante por año. La carne vacuna está en 51k y el cerdo en 18k. / Fotos: Archivo La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   De acuerdo con los cálculos de los diferentes actores de la cadena, la producción de pollos en la Argentina alcanzará los 2.330.000 toneladas en el corriente año. El dato no es menor: es otro récord que se repite, en forma sistemática, desde hace al menos cinco años.

   Pero no sólo se trata del mercado interno de las aves, donde con 47 kilos por habitante por año se está cada vez más cerca de los actuales 51 k/h/a de la carne vacuna, algo impensado en nuestra cultura de consumo, sino que para este mismo año se prevén exportaciones de hasta casi 300.000 toneladas por poco menos de 500 millones de dólares.

El consumo aviar en la Argentina es de 47 kilos por habitante por año, cada vez más cerca de los 51 k/h/a de la carne vacuna, algo impensado para nuestros hábitos.

   Actualmente, el consumo interno de proteína animal se extiende al cerdo, que denota un importante crecimiento también y ronda los 18 kilos por habitante por año. En total, y sumando algo de pescado, en la Argentina son 120 k/h/a.

   La comparación con la carne vacuna no es menor en nuestro país: Veamos: en 1958 el consumo era de 98,4 kilos por habitante por año. La secuencia sigue con 86k en 1968; 78k en 1978: 72k en 1988 y 62k en 1998, hasta llegar a 68k en 2008.

   “Esta realidad es muy buena. Ya no somos competidores; tenemos un producto complementario en el marco de un mundo que genera demandas y oportunidades en alimentos”, dijo Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).

Roberto Domenech, presidente de CEPA.

   “Argentina se caracteriza por la producción de alimentos. Hoy podemos pensar en exportar cualquiera de estas carnes sin temores por el abastecimiento del mercado interno, ni por la reacción de nuestra gente, que ya generó el hábito de diversificar el consumo”, agregó Domenech.

   “No obstante, más allá de las proyecciones quinquenales con las que trabajamos, aparecen imprevistos, algunos de relativa importancia y, otros, graves”, admitió.

   Domenech citó a uno de ellos, inevitablemente relacionado con la actualidad de la pandemia. “Hoy estamos en una extrema dificultad”, sostuvo.

   “El coronavirus en nivel de pandemia nos ha puesto en un terreno desconocido. Nuestro producto, que es considerado esencial, atravesó en apenas 90 días aspectos contradictorios: demandas extraordinarias y caídas de consumo impresionantes, hasta retornar a una aparente normalidad, todavía difícil de leer con claridad en el comportamiento del consumidor”, agregó.

“Hoy podemos pensar en exportar cualquier carne sin temor por el abastecimiento del mercado interno”, dijo Domenech.

   También dijo que el comercio mundial tuvo un comportamiento similar, dejando en claro que tendrá una disminución importante que los analistas sitúan entre un 12 a un 30 %.

   “Los alimentos —dijo Domenech a NA— se ubicarán en la franja más cercana al 12 %, lo cual implicará una muy importante competencia por mantener los mercados y cuya primera consecuencia natural es la caída de los precios”.

   El directivo indicó que, seguramente, se revivirá una actitud por parte de los países, que comenzó en 1998 y se profundizó en 2008, relacionada con asegurar la seguridad y la soberanía alimentaria y, en este contexto, cerrar las fronteras ante emergencias como éstas demandan contar con calidad y cantidades suficientes de alimentos propios.

   “¿Cómo vemos el futuro de nuestro sector? Como un gran desafío. Los antiguos sabios, acostumbrados a aconsejar a los reyes en momentos críticos, decían: ‘Esto también pasará. Estamos seguros de que así ocurrirá”, dijo.

   “Pero no todo será igual y debemos trabajar, desde ahora, para tratar de visualizar cuáles serán los cambios que se avecinan, los nuevos hábitos, las nuevas demandas de los consumidores y qué servicios deberemos proveerles”, pronosticó.

   “Saber cómo se comportará el comercio internacional y dentro suyo, el comercio electrónico, qué tipos de packaging serán demandados y demás. Estos cambios requerirán inversiones y rápidos reflejos para responder a las demandas de quienes nos rodean y nos observan”, agregó.

   Domenech recordó que la industria aviar ingresó a crianza en este mayo y, de entonces, las pollitas (casi seis millones en el año) reproducirán los 900 millones de pollos que se registran por año en Argentina.

   “La pregunta es sobre qué escenario tomamos las decisiones. Y en momentos como el actual es donde cobra dimensión el verdadero empresario que va más allá de su empresa, adonde está su gente y el futuro de los próximos años del sector. Son momentos difíciles, en los cuales hay que decidir, desde afuera, sobre la coyuntura”, concluyó.