Bahía Blanca | Lunes, 07 de julio

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Empuje y buenas ideas: como es el fuego sagrado de los emprendedores bahienses

Aunque son jóvenes, tienen varios proyectos e ideas de negocios, muchos de los cuales, cosecharon premios a nivel nacional y ya están en marcha en el mercado. 

Fotos: Jano Rueda- La Nueva

Francisco Rinaldi

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Están desbordados de entusiasmo. Las horas del día no les alcanzan, pero quieren hacer cada vez más. Pese a su juventud, ya tienen varios emprendimientos en marcha o llevan sobre sus espaldas arduas presentaciones de negocios ante experimentados empresarios de nuestro país, quienes, impiadosos, preguntaron hasta el último detalle de ese proyecto ideado en interminables rondas de mate con amigos y profesores. 
Con muchas ideas, ganas de trabajar, frustraciones a cuesta en una sociedad que no perdona errores, los emprendedores bahienses esperan que todo ese potencial, que no pocas ciudades del interior envidiarían, se transforme en una realidad. 
¿Cómo nacen esas ideas? ¿qué piensan estos chicos? ¿quiénes y cómo tratan de ayudarlos? ¿qué falta? Para responder a estas y otras preguntas, La Nueva. se reunió, vía Jitsi, con cuatro emprendedores locales, dos docentes universitarias vinculadas al emprendedorismo y un joven empresario de la Unión Industrial local. 
Ellos son:  Bettina Fernández, licenciada en Economía (UNS), especialista en Gestión de la Innovación y la Tecnología y docente de la UTN-FRBB, Carolina Pereyra Huertas, licenciada en Adminisración (UNS), diplomada en Gestión del Desarrollo Emprendedor, docente en varias instituciones locales del nivel Superior y asesora independiente, Micaela Belladonna y  Facundo Zamora (BankU), Martín Parra (Matchat), Maximiliano Rodríguez (NexoSmart) y Juan Ignacio Rodríguez, titular del departamento de Jóvenes de la Unión Industrial de Bahía Blanca. 
Los tramos salientes, a continuación. 
--Bahía es una ciudad con muchas ideas y potencial emprendedor ¿qué falta para mejorar?
“Un informe entre emprendedores de toda América Latina arrojó que ante los problemas que genera hoy la pandemia, la mayoría acude a su propio equipo emprendedor y a sus familias para buscar ayuda, pero las instituciones educativas figuran muy abajo en la lista”. 
“Esto nos deja sacar dos conclusiones: la primera, es la importancia de la generación de equipos de trabajo interdisciplinarios que funcionen, algo que tratamos de hacer". 
"La otra es que, pese a ello, tenemos que ofrecerles un alto grado de servicio a nuestros emprendedores. Tenemos que querer con todas nuestras ganas que les vaya bien”, explica Carolina. 
--¿Y por dónde se arranca? 
-- Se empieza desde lo lúdico. Nosotros los apoyamos para que participen en concursos de ideas a nivel nacional (N de R: uno de los más reconocidos es el que se hace desde una entidad financiera) lo que les permite capacitarse y validar sus proyectos ante inversores, generalmente, hombres de negocios con mucha experiencia a cuestas”. 
“En caso de que quieren pasar a otra instancia, se los apoya en la búsqueda de financiamiento, porque hay organismos públicos que ponen a disposición algunas líneas específicas”. 
--De todas formas, el pasar de la idea de producto al negocio puede generar cierta desilusión, porque no todo tiene mercado…
“Después de tanto pensar en un producto, en mejorarlo, en dedicar horas y horas a las cuestiones técnicas, es lógico que no analicen demasiado si se puede o no vender”. 
“En el curso que dicto en la Facultad Regional de la UTN, donde asisten alumnos de todas las carreras, siempre tengo una conversación inicial con ellos donde los fuerzo a ver este aspecto". 
"Y puede haber una cierta desilusión, pero está bueno decirlo riéndose. Hay encarar todo esto desde lo lúdico, ver que el error no es malo, porque es lo que te ayuda a mejorar”.
“Además, quizá de ese producto con pocas posibilidades de venta se puede generar un buen negocio, si hay un buen equipo de trabajo detrás”, reflexiona Bettina. 

Los emprendedores
Licenciada en Administración de la UNS, Micaela Belladonna se halla varada en EE. UU. dónde fue en busca de un empleo temporal. Asegura que quiere volver y que su mayor deseo es iniciar el negocio propio, orientado a la sustentabilidad ambiental y la ecología. 
Junto con Facundo Zamora, graduado de la misma carrera, dieron vida a BankU, un proyecto por medio del cual los pequeños negocios pueden conocer los antecedentes financieros de sus clientes, uno de los cuatro que la UNS colocó en el podio de los diez finalistas del prestigioso concurso Patagonia Emprende. 
“La experiencia emprendedora y el aprendizaje que se logra queda en tu currículum. En todas las entrevistas laborales que tuve, es el aspecto que más llama la atención a los entrevistadores”, dice Micaela.  
“Empleo asalariado y emprendedorismo no son dos cosas opuestas. Quien tiene una actitud emprendedora elije vincularse de esa forma, aun trabajando en una empresa, ya que es proactivo en su puesto de trabajo, reconoce errores, sabe trabajar en equipos…todas cualidades que son muy importantes para un futuro empleo”, explica Carolina. 
--¿Y cuáles son los principales escollos? 
“La financiación y la preparación para presentarse frente a inversores (N de R: es una de las instancias del concurso). Como tenés que tratar de impactar a los inversores en apenas cinco minutos, quienes suelen hacer preguntas incómodas, pusimos a prueba el proyecto con familiares y amigos”, señala Facundo.  
“Los mayores problemas surgen a la hora de escalar el producto (N de R: en la jerga emprendedora, cuando se sabe que un producto funciona, pero necesita empezar a crecer en ventas) porque es ahí donde se necesitan inversores”. 
“Y aunque hoy están muy acostumbrados a ver chicos jóvenes presentando proyectos de negocios, a veces, esto puede generar algunos preconceptos entre alguien de más de 50 años”, admite Martín Parra, ingeniero civil de la UNS y creador de Matchat, una red social para los amantes del deporte, donde pueden encontrarse para coordinar la práctica de actividades deportivas. 
“La primera vez que fui a ver un inversor a los 19 años, me dijo ‘no te doy la plata porque te las vas a gastar en j…”, recuerda Maximiliano, un “sub-30” que es todo un veterano del mundo de los emprendimientos tecnológicos, ganador del concurso del Patagonia en 2019 con Alquilerium, una plataforma de alquileres on line. 
“Yo creo que en Bahía falta un poco educar a los inversores. La inversión en startups requiere una mayor maduración y no todos están preparados para eso”, advierte. 
“Muchas veces te preguntan ¿y cuándo voy a ganar plata? Pero hablamos de otro tipo de negocios. Por ejemplo, Twitter dio balances negativos por siete años, pero al octavo, la acción vale más que la del New York Times”, explica Martín. 
Emprendedor nato y consultor de empresas, Juan Ignacio Rodríguez encabeza el departamento de Jóvenes de la UIBB. 
“A la hora de iniciar un negocio, la interdisciplinariedad entre actores es lo  que lo potencia, porque cuando se encuentra con la gente correcta, con las ganas y la cultura similar, el techo se lo pone uno mismo”, señala Juan Ignacio, licenciado en Recursos Humanos y con varias ideas de negocios que esperan ponerse en marcha una vez que la pandemia nos permita volver a la normalidad, pero “sin relación directa con la tecnología, no es lo mío”. 
La llama emprendedora está más viva que nunca en Bahía Blanca. Alimentarla es responsabilidad no sólo de quienes aportan las ideas, sino también, de toda la clase dirigente local. Los de ahora y los que vendrán. El futuro económico, en un mundo con tecnologías que irrumpen de forma cada vez más disruptiva, depende, en mucho, de ese fuego sagrado.