Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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Mario Serrano, por siempre en la memoria del deporte bahiense

A 39 años de su muerte en el intento de conquistar la "cara argentina" del Everest. 

Una imagen de Mario Serrano, en un momento de la expedición al Daulaghiri. Fotos: Archivo La Nueva.

Por Ricardo Sbrana - rsbrana@lanueva.com 

  Este domingo se cumplen 39 años de la muerte del doctor Alberto Mario Serrano, primer montañista bahiense en intentar coronar una de las cumbres del Himalaya, la elegida por las expediciones argentinas: el Monte Dhaulagiri.

   Nació en nuestra ciudad el 31 de agosto de 1946. Sus padres, Nicasio Serrano y Margarita Romero, habían llegado a nuestra ciudad provenientes de Tornquist.

   Mario estudió en el colegio Don Bosco, donde sobresalió en el primario y, sobre todo, en el bachillerato. Se ganó el respeto de docentes y autoridades, también dentro de la comunidad de los scouts, donde forjó un espíritu solidario y apasionado por la naturaleza.

   Posteriormente ingresó a la Escuela Naval, aunque tiempo después cambió de arma y se incorporó a Gendarmería (1966). Allí alcanzó el grado de Oficial y por conducta y capacidad, recibió ocho distinciones.

   En 1978 pidió la baja para estudiar abogacía en Buenos Aires y, finalmente, hacer carrera como diplomático en el Palacio San Martín.

   Con el montañismo comenzó a principios de 1967. Participó de las escaladas más importantes en nuestro país. Por ejemplo, a los 27 años lideró el ascenso al Aconcagua por la ruta “Glaciar de los Polacos”, una de las más exigentes en ese momento. En la concreción de ese hito representó a Gendarmería y al Club Andino Buenos Aires. Arribó a la cumbre junto con Reinaldo Cereseto, tras cinco horas de escalada.

Alberto Mario Serrano.

   También conquistó cumbres vírgenes en los hielos continentales de la Patagonia, por caso el cerro Mascarello, el Roma y el Campana, entre otros. Se lo considera un pionero del montañismo argentino en esa zona.

   Serrano formó parte de dos expediciones al Dhaulagiri. La primera cuando tenía 24 años y formaba parte de Gendarmería. Fue la tercer expedición argentina a ese macizo del Himalaya, de 8.167 metros y séptimo pico más alto del mundo.

   El relato en exclusiva de quien vio por última vez a Serrano.  

    En la segunda (1981) fue el propio montañista quien se encargó de organizar la expedición y reunir el dinero para llevarla a cabo. Participaron también Alfredo Rosasco, Héctor Cuiñas, Marcelo Aguilar, Werner Lyon, Jorge Vitón, Luciano Pera, Ulises Vitale y un médico de apellido Fernández. El propio Serrano y Rosasco eran los más experimentados.

   Restaban 130 metros para alcanzar la cumbre y en medio del mal tiempo, el plan era resistir sin hacer nada, hasta que mejorasen las condiciones. Permanecieron cuatro días dentro de dos carpitas por sobre el nivel de los 8 mil metros. Es decir, en la llamada "zona de la muerte”, porque a esa altura el desgaste físico llega a un punto tal que cada vez se puede menos, aunque no se haga nada.

El Dhaulagiri, la fatídica montaña de las expediciones argentinas al Himalaya.

   Cuando el viento bajó la intensidad, el grupo inició el descenso hacia el campamento base 3 (6.100 metros) con el objetivo de recuperar energía, esperar que la montaña descargase la nieve acumulada por el temporal y retomar el ascenso en condiciones favorables, para coronar la cima el 25 de mayo de 1981. Según el relato oficial, durante el descenso, en medio de escasa visibilidad por presencia de nubes, Serrano se retrasó de Rosasco, quien narró a "La Nueva." que el bahiense mostraba entonces signos inequívocos de agotamiento. Los demás habían descendido y aguardaban el arribo de ambos para el día siguiente (24 de mayo).

   Serrano decidió reponerse en el campamento 5, a 7.100 metros, y allí permaneció. Pero exactamente a las 10.30 del 24 de mayo, los compañeros divisaron con largavistas que el bulto referencia de la ubicación de Serrano -con mochila, bolsa de dormir y carpa- había comenzado a deslizarse hacia abajo, sobre la nieve. Segundos después, observaron aterrados la separación de los cuatro bultos, que en forma abrupta cayeron a una grieta.

El homenaje de distintas instituciones: Club Andino Bahía Blanca, Gendarmería Nacional y comunidad scout Santa Juana de Arco. La cuarta no lleva identificación pero se supone que es municipal. 

   "Mario era un polivalente, porque le gustaba la alta montaña, la cual no es de gran dificultad técnica pero es montaña de altura, como puede ser la Cordillera Real de Bolivia, la Cordillera Blanca de Perú, la Cordillera de Los Andes central, el Himalaya... Y la escalada técnica. El hizo muchas expediciones. Mario fue un pionero de las expediciones a la Patagonia, junto a los hermanos (Pedro y Jorge) Skvarca. Conquistaron la zona del Chaltén, que ni existía en el '63, '64 y '65", recordó Rosasco en una entrevista para "La Nueva." en la que reveló detalles de aquella fatídica campaña al "Dhaula".

Serrano, durante una entrevista en esta redacción en 1980.

   Dentro de los varios homenajes que recibió Serrano, cuya muerte fue de impacto para toda la comunidad bahiense y para el montañismo argentino, uno es el de la mayólica emplazada en la plaza Pellegrini de nuestra ciudad.

   A pesar del deterioro del monumento, se observa que han sido colocadas nuevas placas recordatorias.

   Una muestra de que ni el vandalismo ni el paso del tiempo van a borrar de la memoria colectiva la figura de este deportista bahiense.