Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Para el 73% de los negocios bahienses, el comercio electrónico es una necesidad

La cifra surge de un relevamiento entre 1.500 establecimientos, que se adhirieron a la plataforma municipal Desde Casa. Entrevista a uno de sus desarrolladores. 

Foto: Jano Rueda La Nueva.

Francisco Rinaldi

frinaldi@lanueva.com

"He visto el futuro y funciona”. La frase de Lincoln Steffens, a menudo, utilizada con ironía, bien puede resumir el pensamiento de un comerciante bahiense que, hasta hoy, renegaba contra la digitalización de sus negocios, pero que, a fuerza de pandemia y aislamiento obligatorio, comprendió que gracias a la misma podía sostenerlos y, por que no, expandirlos.

 Es que en la ciudad, sobre 1.500 comercios y empresas locales inscriptos en Desde Casa, la aplicación de la Municipalidad que permite acercarlas al mundo del comercio electrónico, más del 30 por ciento admitió que incrementó sus ventas incluso en la etapa de aislamiento y un 73% señaló que el canal de ventas on line es una necesidad.

 Incluso, se detectaron nuevos desafíos: siete de cada diez admitió que necesita un espacio propio para mostrar sus productos y servicios, ya que Desde Casa es una herramienta de contacto, útil para una primera aproximación en la emergencia, aunque limitada para quienes desean animarse a más.

 Pero para hablar de emprendimientos tecnológicos en tiempos de pandemia, La Nueva. contactó a Maximiliano Rodríguez, socio de NexoSmart, emprendedor local y desarrollador de la aplicación que actualmente se fomenta desde la comuna local. 

Los tramos salientes, a continuación.

 --Pese a las cifras de crecimiento, el comerciante tradicional sigue viendo al comercio electrónico como un aliado, y hasta lo siente como algo que le va a restar ventas ¿que tiene para decirle?

  --Que piense en los dinosaurios: si hubiese un Darwin de la selección natural de los negocios, le adelantaría que si sigue pensando así, se va a extinguir.

  “En EE.UU. ya ocurrió el armagedón de los centros comerciales, con bajas de ventas del 70% y cierres masivos, porque el público se inclinó a comprar en línea.

  “El tema es que abrir un comercio electrónico es igual a un emprendimiento aparte: de la misma forma que en un comercio a la calle pagás un alquiler, que crece en función de las posibilidades de que el cliente te encuentre con mayor facilidad, en el comercio on line hay que moverse para encontrar a ese cliente”.

  “Nosotros estamos dando con Leonardo Valente (otro emprendedor bahiense) varios webinars (N de R: capacitaciones por Internet) para que los comerciantes aprendan a sacarle un mayor provecho a Desde Casa, que es una plataforma que le donamos al municipio, y en cuyo desarrollo se sumaron actores muy importantes, como las cámaras empresarias locales, el Polo Tecnológico y la UNS entre otras". Hay mucho material para capacitarse, sólo hay que dar el paso”.

  --¿Y cómo debería darse ese paso?

 --Es fundamental hacer un modelo de testeo del negocio, que son las redes sociales. 

"Por eso, es  crucial iniciar con una muy buena configuración de esas redes sociales para poder sacarles provecho desde una perspectiva comercial". 

"No se trata de vender una silla poniendo una foto con la descripción y nada más, porque hoy tenemos del otro lado de la pantalla a un consumidor cada vez más hábil, que antes de ver esa silla, ya vio diez más”.

“El paso siguiente es iniciar con un market place (N de R: sitios web donde se encuentran compradores y vendedores. En nuestro país y América Latina, Mercado Libre es el más importante), algo que es una necesidad en Bahía Blanca, pese a que no se pudo implementar exitosamente hasta hoy”.

 --¿Qué haría falta para que funcione?

 --Un procesador de pagos eficiente. En Rosario  armaron su propio market place con excelentes resultados, pero se asociaron a un banco, de manera que cuando se produce una transacción, en forma inmediata, se acredita el dinero en la cuenta bancaria del comerciante en esa entidad financiera. 

"Inclusive, los costos son más bajos incluso que en otros".

A "Quique" con cariño

 Con su primer desarrollo web a los sólo 11 años, Maximiliano Rodríguez es un emprendedor tecnológico desde hace años. 

“Mi papá es ingeniero en Sistemas. Recuerdo que cuando era muy chico me dio una máquina y me dijo 'hacé lo que quieras'. Terminé montando un servidor en mi propia casa. Hasta que lo tuve que sacar porque el ruido que hacía no dejaba dormir a nadie, casi me matan”, rememora.

  Fundador de varias startups, sus desarrollos han trascendido las fronteras de nuestro país, ya que la firma que encabeza tiene clientes en Europa y América Latina.

 “Tenemos clientes globales, europeos, mejicanos.

"En Panamá, desarrollamos un completo sistema de parquímetros para una comuna de ese país, gracias a la cual, creamos un sistema de barreras automáticas que están conectadas al celular".

"Incluso, hicimos una aplicación para el cobro de multas para los inspectores de tránsito de ese país”, destaca.

 Pero los negocios digitales no fueron sus inicios. Con un pasado como estudiante de bioquímica en la UNS, quizó ser médico, aunque nunca dejó de lado su estrecha relación con la tecnología.

 Sin embargo, cuando cursó Biología Celular con el doctor Luis “Quique” Politi, su vida quiso tomar otro rumbo. 

“Gracias a esa materia, me enamoré de la carrera, a punto tal que fui pasante en el Conicet y me quedan sólo dos años para finalizarla". 

Es que Politi es un reconocido investigador local, con doctorados y pasado docente en algunas de las aulas más prestigiosas del mundo, como las de la  Universidad Johns Hopkins. 

"Pero me vi forzado a dejarla porque gané un concurso para acceder a financiamiento de una de mis start ups y me exigían dedicación full time". 

"Fue muy difícil tomar esa decisión, pero pasamos de ser dos personas a 15, por lo cual, lo tuve que hacer”.

Pero no cierra la puerta, sobretodo, tras rendir un final exitosamente en 2019. 

Además, su relación con Politi -hoy jubilado-continúa con asados y encuentros a cenar.

“Cuando dejé la carrera me preguntó: ¿vos, cómo estás? Yo le respondí “excelente”. Y me dijo: “eso es lo único que importa. Ya vas a tener tiempo para ser bioquímico".