Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Pasó el susto para Rodrigo Gerhardt: “Desde que me operaron me siento en un cumpleaños”

Le detectaron un tumor en el oído interno y el 13 de abril pasó por el quirófano.

El bahiense que juega en Ferro se encuentra en plena recuperación.

Por Fernando Rodríguez / @rodriguezefe

 

   Rodrigo Gerhardt descansa en su departamento de Buenos Aires. No está solo, lo acompaña, con el amor incondicional, su mamá Marisa Salvucci.

   —¿Cómo estás llevando todo esto?

   —No sé si te referís a la cuarentena o a mi cabeza, pero las dos las llevo muy bien, je, je.

   Nueve días después de pasar por el quirófano a Rodrigo Gerhardt se lo nota relajado.

   “Desde que me operaron -del oído interno- me siento en un cumpleaños; los primeros días –aseguró- no podía dormir de lo contento que estaba. Igual, esto me sirvió para crecer mucho”.

   Atrás quedaron las dudas que le surgieron el 28 de noviembre, cuando le diagnosticaron un schwannoma.

   “Cuando investigué y ví que era un tumor en el nervio periférico dije ‘uyyy, la p.. madre’”, confesó este bahiense, de 23 años y ex jugador de Bahía Basket.

   Todo comenzó el 1 de noviembre, en Comodoro Rivadavia, cuando Ferro, donde estaba jugando Rodrigo, había viajado para visitar a Gimnasia.

   “A la noche estaba acostado, se me partía la cabeza y me sentía muy mareado. Compartía habitación con el 'Ruso' Bettiga y le dije: ‘Llamá al kine (kinesiólogo) porque me siento muy mal’. Vino, me movió el cuello pensando que era una contractura y al rato vomité. Se me aflojó todo, me dormí y pasó”, contó.

   La repetición de algunos episodios sumado a la profesionalidad del kinesiólogo Juan Ferraro, quien siguió investigando, llevaron a Rodrigo a hacerse varios estudios.

   “Siempre me pasaba cuando me estaba acostando o en la cama. Me decían que podía ser vértigo posicional. Conseguimos medicación para el vértigo, pero el kinesiólogo siguió investigando, me hicieron una radiografía de cervical y un día me dijo que había conseguido un especialista en vértigo. Me dieron 5 o 6 estudios”, contó.

   Conocidos los resultados, el 6 de diciembre el cuerpo médico decidió bajarlo de la competencia.

   “Me comunicaron que debía operarme. A partir de ahí –detalló- empecé a averiguar y probé otras alternativas, hasta que en febrero acordamos que me operaba en abril”.

   El ánimo de Rodrigo fue variando.

   “Me sorprendí yo mismo de cómo encaré todo el proceso”, reconoció.

   “Al día siguiente que me dieron la noticia –recordó– fui a entrenar y me sentía bien. Después, claro, vi a un neurocirujano que es el uno del Fleni, tuvimos una charla de 10 o 15 minutos y cuando salí empecé a marearme de la impresión, por lo que me dijo y mostró en fotos de otros casos”.

   Los riesgos, naturalmente, eran numerosos.

   “Por ahí pasan 12 tipos de nervios. Yo tenía un terrible cagazo a la parálisis facial”, confesó.

   Lo cierto es que los médicos, según contó, no tocaron ninguno.

   “Me abrieron atrás de la oreja izquierda –agregó– y, por lo que dijeron, removieron el 98% del tumor, pero salió espectacular la cirugía”.

   Hoy jueves tiene turno para sacarse los puntos, lo que será otro avance en la recuperación.

   “El 97% de los casos de estos tumores son benignos. Claramente la biopsia se hace por protocolo. Y si hubiera quedado un resto, se aplican unos rayos localizados que terminan con todo esto”, se proyectó.

   Buscando potenciales disparadores que le hubieran generado la enfermedad, Rodrigo encontró respuestas en el otorrinolaringólogo, quien le explicó que este tipo de tumores vienen apareciendo en personas de menor edad.

   Esto se asocia con el constante uso del celular. Y le dio una recomendación.

   “Me sugirió, a modo de prevención, alejar el teléfono y ponerlo en modo avión, sobre todo de noche”, resaltó.

   Lo peor ya pasó para Rodrigo.

   Es tiempo de seguir recuperándose, invirtiendo tiempo en su carrera de Marketing y de soñar con el regreso a las canchas.