Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Cuarentena: Alberto les pasó la pelota a los gobernadores

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   El presidente Alberto Fernández resolvió trasladarle sin excepciones la responsabilidad a los gobernadores para que analicen y eventualmente apliquen medidas de flexibilización a la extensión de la cuarentena social preventiva y obligatoria que se extenderá en principio hasta el 26 de abril.

   En boca de uno de sus habituales intérpretes, el presidente si bien navega por estas horas en medio de las mieles que le otorgan la alta imagen positiva que registran, con sus más y sus menos, todas las encuestas, Alberto decidió no ser tan permisivo en torno al segundo drama que provoca la pandemia y que tiene que ver exclusivamente con la penosa situación económica que atraviesa todo el país casi sin excepciones de distinción de regiones. “Que los gobernadores se haga cargo de lo que les toca”, dicen sin contemplaciones esos confidentes.

   La mayoría de los mandatarios le habían planteado al presidente en aquella teleconferencia del jueves de la semana pasada sus respectivos dramas locales, en especial por las miles de pequeñas y medianas empresas que estaban pidiendo auxilio a las administraciones no para seguir produciendo sino para pagar los sueldos del mes de marzo.

   En ese marco se incluyó la decisión de la Casa Rosada de establecer un fondo de 120.000 millones de pesos de ayuda de parte del Tesoro Nacional, que se empezaría repartir durante esta semana y la que viene según los índices de la Coparticipación Federal.

   A los gobernadores que pidieron excepciones, como flexibilizar la cuarentena en aquellos pueblos del interior que registran bajo o nulo contagio de coronavirus, el presidente les extendió aquel mensaje: háganse cargo de analizar caso por caso. Lo que conllevó un mensaje subterráneo: “ustedes a la vez serán los responsables”.

   El presidente habilitó una especie de mesa de reclamos para esos eventuales pedidos que comenzó a funcionar en el ministerio del Interior directamente a cargo del titular de la cartera, Wado De Pedro. Claro que lo hizo a la vez con una serie de requisitos burocráticos que aunque nadie lo dirá en público, tiene toda la intención de “ablandar” a los mandatarios obsesionado como está en mantener los buenos resultados sanitarios que muestran todos los estudios y los comentarios de su equipo de científicos sobre la utilidad de la cuarentena obligatoria.

    Ocurre que si un gobernador recibe el pedido de uno o más intendentes de su provincia para flexibilizar la cuarentena y habilitar más actividades que las poquísimas que incluyó el DNU de ampliación de la cuarentena, ese pedido primero deberá ser evaluado por el comité sanitario de cada provincia. Si es aprobado, será enviado entonces al ministro del Interior.

   Pero nada termina ahí. De Pedro tiene a su vez que elevarle esos requerimientos al Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, máximo responsable por debajo del presidente de analizar esas eventuales flexibilidades. Si Cafiero lo considera pertinente, elevará las solicitudes al presidente, quien tendrá la última palabra pero no sin antes consultar al equipo de científicos que lo aconsejan. También tendrá voz y voto en esa decisión el ministro de Salud, Ginés González García.

   Para ponerlo blanco sobre negro, siempre con la impresión de que el gobierno nacional busca más bien desalentar cualquier tipo de apertura controlada de la cuarentena, lo más probable es que entre aquel pedido inicial de un intendente, y el momento en el que se autoriza a abrir parcialmente el encierro domiciliario, pasarán al menos dos semanas. En este caso, ya habría superado el plazo del 26 de abril como nuevo vencimiento de la cuarentena obligatoria, que incluso todos o casi todos en la Casa Rosada descuentan que será extendida al menos hasta el 3 o 4 de mayo.

   En buen romance, Alberto encontró una forma absolutamente sustentable y muy poco sujeta a dobles lecturas o sospechas de parte de los gobernadores, de modo de no tener que pagar él solo los efectos devastadores del parte de la economía que comienza a hacerse sentir en todo el país.

   Una primera sorpresa: hasta este martes por la mañana, la mesa de reclamos que maneja De Pedro estaba vacía. Y la segunda fue que uno de los primeros gobernadores en anunciar oficialmente que no solicitará ninguna excepción para su provincia fue el cordobés Juan Schiaretti, que busca ahora relanzar su relación con el presidente y con el gobierno central luego de un largo período de distanciamiento.