Bahía Blanca | Martes, 08 de julio

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Sebastián, el chico con síndrome de Down que trabaja en un local deportivo

Cuenta que le gusta manejarse solo: se toma el colectivo para ir a trabajar, se encarga de contar las cajas que llegan con zapatillas y hace varios trámites bancarios.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva. / Video: Belén Uriarte

Por Sol Azcárate / [email protected]

 

   A Sebastián Raúl Bostal le suena la alarma a las 7 de la mañana, de lunes a viernes, para ir a trabajar. Dice que no precisa ayuda para despegarse de la almohada ni para tomar la 509 que lo lleva desde su casa de Bella Vista hasta la zapatería Preti, en el corazón de la ciudad.

   Tiene 29 años y hace 9 que trabaja ahí. Sus compañeros lo definen como una persona honesta y muy colaboradora. Pero también lo gastan por ser un poco “botón”: si alguien falta, sale o llega tarde, Sebastián es el primero en avisarle al dueño del local.

   Observa todo, no se le escapa nada y cuando nombra a alguien, lo hace con nombre y apellido. Le gustan mucho los números: la tarea para la que más lo convocan en la zapatería es la de contar las cajas que llegan y encargarse de reponer en el depósito. Pero si algo le destacan es que está siempre dispuesto para el trabajo que sea.

   Sebastián forma parte de Integrar, una asociación conformada por padres y madres de personas con síndrome de Down. Y quiere que sus amigos de la institución también tengan la posibilidad de trabajar.

   Parado entre las estanterías donde reposan las cajas de zapatillas, mira fijo a la cámara por única vez sólo para hacer un pedido a los ojos de los empresarios que estén del otro lado.

   —Mis amigos quieren trabajar, dénle trabajo a mis amigos. Yo empecé porque mis papás me lo propusieron y me gustó.

   Si bien dice que no le gusta salir, disfruta de su viaje en colectivo hasta el local de Donado como de la música en los boliches y de los partidos de Bahía Basket.

   —Con Nacho y Teo [sus dos amigos] siempre voy a la cancha, siempre ganamos.

   El deporte también es súper importante en su vida: no se pierde un partido de Boca y su máximo ídolo es Pepe Sánchez. Además es basquetbolista de la escuela deportiva de Integrar y juega al pádel: en el trabajo ya avisó que en mayo cambiará las cajas por raquetas para participar de un torneo en España. 

   El reloj marca las doce y veinticinco del día del cumpleaños 29 de Sebastián. En 5 minutos termina su día laboral. Y de pronto deja de responder a las preguntas y empieza a mirar para otro lado. Entonces una compañera lo deschava:

   —¡Está mirando el reloj! Ya se quiere ir.

Un gran compañero

   A César Liberman alguien una vez le preguntó si le daba “lugar” en su zapatería a un chico con discapacidad. Él no dudó en contratarlo: hace 9 años Sebastián fue el primer empleado con síndrome de Down en entrar a trabajar a su empresa, pero no el único con discapacidad.

   —Hay que darles la oportunidad a los chicos. Sé que hay empresas que lo hacen. Cuando empezó, el trabajo de él era pegar códigos de barra, pero después se fue modernizando y ya todo venía con los códigos incluidos, entonces pasó a hacer otras tareas. Es muy colaborador, es una persona igual que todos. No está siempre en el depósito, ayuda a clasificar y contar la mercadería, va al banco también.

   César dice que, sin dudas, él aprendió mucho más al lado de Sebastián de lo que cualquier empleado puede aprender en una empresa.

   —Me sorprendió la sensibilidad y la honestidad que tiene, aunque igual aprendió a mentir (risas). Hay trabajos que los puede hacer tranquilamente y los hace excelente, igual o mejor que cualquier otra persona. El problema es que la gente le tiene miedo a lo desconocido.

   Gabriela hace 30 años que trabaja en esa zapatería, por lo que fue testigo del progreso y de las ganas de Sebastián en estos 9 años.

   —Me sorprendió que aprende rapidísimo, todo lo que le decís te hace caso, es muy observador: observa quién trabaja, quién llega tarde, quién no, quién viene, quién sale. Los reta si los ve haciendo cosas que no son. Por ahí le digo “me voy un ratito a la cocina” y me dice “sí, sí, yo me hago cargo”. Él es responsable, si ve algo raro me lo cuenta. No le gusta ver que alguien no está trabajando: dice que trabajen, que no charlen.

Una perlita para el recuerdo

   —¿A quién llamaste una vez? —le pregunta César.

   —A la policía —responde Sebastián.

   El dueño de Preti explica lo que pasó: Sebastián siempre agarraba la comida de sus compañeros; pero un día le faltó su yogurt y marcó el 911.

   —Dijo que en Preti había ladrones. Cayeron 6 patrulleros acá en la puerta —recuerda el empresario sin poder contener la risa.

Cupo por discapacidad

   La titular de la Fundación Diser (Discapacidad y Servicio), Mara Recondo, señaló que el Estado debe cumplir con el cupo obligatorio para las personas con discapacidad que es del 4 %. En el caso de las empresas privadas no existe obligación, pero hay “incentivos impositivos para promover la inclusión de personas con discapacidad”. Es decir que emplearlas les sale mucho más barato porque evitan ciertas cargas sociales.

   Según establece la ley Nº22.431, "el sistema de protección integral de las personas con discapacidad tiene como objetivo asegurar la atención médica, la educación y la seguridad social; también promueve la concesión de franquicias y estímulos dentro del mundo del trabajo".

   En tanto, la ley Nº 25.689 modifica la ley Nº22.431 y agrega que "el Estado nacional, con todos sus organismos, está obligado a ocupar personas con discapacidad en una proporción no menor del 4 % de la totalidad de su personal y a establecer reservas de puestos de trabajo, exclusivamente otorgados por ellas".

   Ahora bien, ¿qué pasa en Bahía Blanca?

   Desde Diser hicieron pedidos de informe al Hospital Penna para ver si se respeta el cupo. Fueron respondidos, pero Mara aclara que es difícil determinar si se cumple o no teniendo en cuenta que al ser un hospital provincial la estadística se debe computar a partir de la cantidad de empleados de toda la provincia de Buenos Aires.

   —Respondieron que tienen 1.201 empleados en planta permanente tanto en la ley 10.471 (Carrera profesional hospitalaria) como en la ley 10.430 (Personal de la Administración Pública de la provincia de Buenos Aires). Con respecto a la ley 10.592 (régimen jurídico básico e integral para las personas con discapacidad), el hospital cuenta con 6 empleados con discapacidad trabajando en planta y hay 12 en espera de su acto administrativo para efectivizar su ingreso.

   Recondo, que también forma parte del Observatorio de los Derechos de las Personas con Discapacidad, indicó que pidieron informes al Municipio, al Ministerio de Trabajo y al Sindicato de Municipales para conocer si en Bahía Blanca se cumple o no el cupo laboral a nivel estatal, pero no obtuvieron respuesta.

   —Sabemos que en el Concejo Deliberante no se cumple el cupo. Antes estaba Mario López (2003-2007 por el Frente para la Victoria) —falleció en 2018— y el cupo se cubría con él.