Pablo Arana: "Si no se volvía a correr este año se disolvía el equipo"
El preparador bahiense temió lo peor durante la pandemia. Afortunadamente, la cosa salió adelante y su estructura sigue ligada al éxito.
Por Tomás Arribas / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa de hoy)
Pasa el tiempo, se renuevan los circuitos, recambia la plantilla de pilotos y aumentan los avances, pero el “Arana Ingeniería Sport” prolonga su vigencia y ratifica constantemente su catálogo de equipo de primera línea.
La estructura que alista el bahiense Pablo Arana en la Clase 3 del Turismo Nacional supo sobreponerse al catastrófico calendario 2020, concluido la semana pasada en El Villicum de San Juan.
Por si ello fuese poco, el team copó la primera plana con sus tres pilotos en la última doble programación, con un saldo de una victoria en final con Ever Franetovich (Corolla), dos podios con Alfonso Domenech (Corolla) y un éxito en series con Diego Ciantini (Cruze).
“Era fundamental un resultado así. Primero, porque teníamos cambios en la estructura del equipo (NdR: la inclusión del balcarceño Ciantini), y ni hablar por el año vivido. Necesitábamos una inyección de ánimo, tanto para el taller, los pilotos y sponsors. Eso nos da otro panorama para encarar el 2021”, expresó Pablo Arana, titular del equipo.
Pero detrás de los galardones, el taller aún intenta paliar las secuelas de los 8 meses de inactividad laboral, que, en determinado momento de pandemia, encendió las alarmas.
“Estuvimos casi ocho meses sin trabajar. Habíamos corridos dos competencias, habiendo pasado el receso del verano semanas antes, por lo que ya veníamos de un tiempo importante sin actividad. Y después de eso pasó lo que pasó. En definitiva, todo el capital y lo que teníamos quedó parado, sin valor y sin la posibilidad producir”, explicó Pablo.
—¿Llegaste a pensar lo peor en algún momento?
—Si no se volvía a correr este año se disolvía todo. La peleamos como pudimos, usamos todos los ahorros y un poco más, hicimos algunos trabajos en autos particulares como para subsistir y así salimos a flote, pero todo muy sacrificado. El capital que teníamos dejó de producir, por lo cual no hubo ingreso de ningún tipo durante siete meses. Y llegamos a la fecha de reinicio con lo justo. Menos mal, porque ya era imposible sostenerse.
Lo dicho anteriormente. En cada manifestación deportiva mecánica del Turismo Nacional, los vehículos alistados por Pablo y su grupo de trabajo se encasillan en la primera plana deportiva. ¿Cómo se llega a ese nivel?
“Tenemos la suerte de todos los años poder pelear la punta. La clave es el equilibrio en los autos, eso nos permite ser competitivos en cualquier circuito al que vayamos a correr. Particularmente, creo que eso se da porque me gustan los desarrollos y la ingeniería. Cuando encontrás algún piloto rápido le podés sacar el jugo. Ahí está la clave, poder desarrollar para explotarlo. Acá en el taller hacemos absolutamente todo: amortiguadores, caja de cambios, frenos, etc., porque nos gusta la mecánica en sí”, aseveró.
—¿Qué faltó para pelear de lleno?
—Tuvimos mucha mala suerte. Pero a su vez cometimos errores y sucedieron cosas que no debieron pasar. Acá en Bahía, con Alfonso (Domenech) se cortó la directa cuando venía ganando la serie, aunque después remontó y llegó 8°. Pero esos puntos perdidos, más los de La Pedrera (San Luis), donde largaba en primera fila y rompió el embrague, nos relegaron. Después en La Plata, si bien es un circuito en el que estamos en desventaja en relación a muchos, tampoco ligamos. Es cierto que no fuimos tan competitivos, pero fue una carrera brava, con toques y maniobras ásperas.
“Lo importante es que se consolidó el equipo. Llegamos a entendernos muy bien y terminamos la temporada muy bien. En San Juan, Alfonso sumó dos podios, Ever ganó y todo resultó muy bien. Ojalá se pueda seguir con ambos el año que viene y podamos pelear el campeonato. Aún con esos puntos perdidos, Alfonso bajó el número. Es decir que la cosa claramente pudo ser mejor", cerró.
“Este intervalo no hay que tomarlo como vacaciones”
Por si el parate pandémico fuese una cuestión menor para los actores de la industria automovilística, entre medio se produjo una considerable crisis institucional en Apat (Turismo Nacional), que llegó a poner en jaque su integridad.
“En un momento me preocupó. Yo creía que no era el contexto oportuno para semejante movida y lo sigo sosteniendo. Se pudo retomar la actividad porque todos hicimos un gran esfuerzo, aún con la tremenda devaluación que padecimos. Pensá que nuestros costos son en dólares, pero cobramos lo mismo que en marzo, y encima para hacer fechas dobles. Por eso hubo la cantidad de autos en la segunda parte del campeonato. En ese sentido hubo que rearmar todo”, dijo Arana.
—Y ahora no hay mucho descanso...
—Y ya descansamos más de siete meses (risas). Y encima mal descansados, porque fue con mucho estrés. Por eso ahora, este intervalo no hay que tomarlo como vacaciones. No estamos holgados para darnos ese lujo, y además no hay mucho margen tampoco. Hay que seguir como si el campeonato hubiese empezado recién en septiembre. Tenemos que cerrar con los pilotos en estos días y de ahí en más ver qué hacemos con el Chevrolet Cruze de vieja generación, que le desarmé una parte y quiero utilizarla para armar una nueva carrocería.
“Mientras iremos haciendo reformas y nuevos desarrollos para probar y ver si funcionan. Esto es constantemente así, por eso es que todavía damos pelea. No hay que quedarse atrás”, cerró.