Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Había una vez...

Ya de chicos nos encanta escuchar e inventar historias, es algo que nuestros cerebros hacen naturalmente pero, ¿por qué?

Por María Florencia Daneri / Especial para La Nueva.

   Desde tiempos antiguos, conocimientos y valores han sido transmitidos en forma de historias. Cuentos, como La Ilíada, y La Odisea, fueron narrados oralmente por siglos antes de ser escritos. Contar historias es un fenómeno mundial, que ocurre en todas las sociedades y culturas. Ya de chicos nos encanta escuchar e inventar historias, es algo que nuestros cerebros hacen naturalmente pero, ¿por qué?

   Las buenas historias involucran gente viviendo aventuras y enfrentando complicados desafíos, escuchar estas historias nos permite ponernos en lugar de los personajes e imaginar cómo podríamos responder a desafíos similares nosotros mismos.

   En cierta forma, las historias pueden funcionar como un simulador de vuelo para nuestra mente. Así como distintas áreas de nuestro cerebro se activan cuando percibimos imágenes, sonidos y movimientos de la vida real, nuestro cerebro también se activa cuando estamos inmersos con una historia. Incluso cuando vamos a dormir, nuestro cerebro permanece despierto contándonos historias a las que llamamos sueños.

   A las carcajadas con una comedia o llorando con un drama, los personajes de las historias tienen el poder de emocionarnos, ¿de dónde proviene ese mágico poder emotivo?

   Numerosos estudios científicos sugieren que existe un tipo de neurona (las células que conforman nuestro cerebro) llamado neurona espejo.

   Estas neuronas se llaman espejo porque se activan cuando realizamos alguna acción especifica o vemos esa misma acción realizada por otro. Las neuronas espejo son muy importantes para nuestro desarrollo porque están implicadas en el aprendizaje, donde la imitación es fundamental.

   Estas neuronas espejo serían la fuente de empatía que sentimos cuando vemos una película o escuchamos una historia, ellas nos ayudan a entender la historia desencadenando en el cerebro las emociones que vemos en la pantalla o escuchamos en un relato. Así, cuando vemos el beso de las estrellas de cine en una película, algunas de las células que se activan en nuestro cerebro son las mismas que lo hacen cuando besamos a los que amamos, eso nos permite interpretar y comprender lo que está viviendo el personaje. Al final, la magia del cine está en nuestro cerebro, ¿no les parece?

Sobre la autora

   María Florencia Daneri es investigadora en el área de neurociencias interesada en la divulgación científica. Cuenta con amplia experiencia como docente y comunicadora.

   Es Doctora de la Universidad de Buenos Aires - Área Ciencias Biológicas - Neurociencias.

   Licenciada de Ciencias Biológicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Neurofisiología.

   Profesora Universitaria para la Enseñanza Media y Superior en Biología. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA.

   Especialista en el estudio comparado de habilidades cognitivas y sus bases neurales en vertebrados. Actualmente Investigadora Científica de CONICET - Investigadora Asistente en INBIOSUR.

Producción científica

• 10 Artículos originales en revistas científicas internacionales y nacionales con referato.

• 2 capítulos de libros en colaboración.

• Evaluadora de artículos de pares - Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento

• Más de 50 comunicaciones en reuniones científicas y congresos internacionales y nacionales.