Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Martín "Gula" Aguirre: "Ojalá me pueda recuperar y jugar un partido en Bella Vista"

El ex-River sueña estar bien de la rodilla y despedirse en La Loma. "Vamos a ver si armamos un plan de retiro con Rodrigo Palacio y Pablito Arriagada", avisó.

¿Se repetirá esta imagen? Fotos: Archivo-La Nueva.

Mikel Iñurrategui / minurrategui@lanueva.com
(Nota ampliada de la edición impresa)

 

   Una maldita lesión obligó a Martín Aguirre a alejarse de las canchas y tener que ponerle fin tempranamente a su carrera, que tuvo su pico máximo en River: siendo clave para el ascenso y llegando a disfrutar del comienzo de la Era Gallardo.

   Si bien la idea de la nota era hacer un repaso de su recorrido por el fútbol, el Gula paró la pelota, avisó y sorprendió, como cuando pisaba el área: “Dios quiera que me pueda recuperar y poder jugar un partido oficial para retirarme en Bella Vista, que es la cuota que me quedó pendiente" .

   “Ahora tengo que recuperar la rodilla y poder lograr ese objetivo”, adelantó Martín, en diálogo con “La Nueva.”.

   A los 33 años el Gula le puso fin a su etapa como profesional, luego de lidiar casi dos años con problemas físicos tras la lesión sufrida en el Superclásico ante Boca, en octubre de 2012, cuando se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda.

   “Tenía pensado volver al club, habíamos hablado con Pablito Arriagada y con Rodrigo en su momento, que si el se retiraba de poder jugar unos minutos en Bella Vista. Se hizo difícil porque Rodrigo todavía sigue jugando imaginate...y yo con la rodilla así tampoco me daba”, señaló.

Con el Pala, en pleno corazón de La Loma.
 

   “Igual no cierro la puerta de jugar en Bella Vista -insistió-. Si yo veo que me acomodo con la rodilla y puedo entrenar y jugar un partido, lo voy a intentar. Irme de la cancha así sería hermoso, un partido aunque sea... sería lindo terminar donde uno nació. Generar el contexto también para atraer a la gente... estamos esperando que Rodrigo se retire. Cuando se retire Rodrigo, vamos a ver si armamos un plan de retiro con Pablito, los tres juntos en el club”, contó el Gula, los hinchas de Bella Vista y el buen fútbol, agradecidos e ilusionados.

   -Justamente vos y Rodrigo son un ejemplo de que se puede llegar a lo más alto, por un camino largo o distinto. No siempre hace falta irse o “pegarla” de bien chico, ¿no?

   -Es verdad, hay diferentes caminos. Yo siempre les digo a los chicos que sueñen, si lo tienen bien impregnado en el ser que quieren ser futbolistas y que quieren vivir de esto que no los pare nada. Nosotros llegamos por un camino más largo... yo tuve ir a Excursionistas y que me digan que no, que no sos bueno; vas a Aldosivi y te dicen que tampoco; fui a la quinta de Italia y también me dijeron que no... era no bajar los brazos. Volver a Bella Vista, seguir peleándola ahí y haber hecho ese camino largo, pero sin bajar los brazos es una forma de incentivar a los chicos y mostrarles que se puede. Hoy es distinto, a través de la tecnología uno se puede mostrar diferente y la idea es que los chicos de Bahía y la zona vean que se puede llegar si uno se lo propone y lo siente en el alma. Si uno le puede dar las condiciones necesarias para que se puedan desarrollar, creo que eso es fundamental. Ahora justamente estoy trabajando en un proyecto personal en los barrios, que apunta un poco a eso.

   -¿Vos cuándo creés que hiciste el clic?

   -Creo que el segundo semestre en Villa Mitre, que arranqué jugando de titular. Fue decir, bueno, este es el fútbol profesional tengo que aprovechar estas oportunidades. Después, la invitación de Godoy Cruz para ir para allá fue un crecimiento en todo sentido, en el juego, físico, técnica, todo... Fueron tres o cuatro años de mucho aprendizaje en cuanto a lo que es la profesión del fútbol.

En Villa Mitre también festejó.
 

   -Y una vez que tuviste que tomar la decisión de retirarte, ¿Te costó o se dio por decantación?

   -Fue una decantación, no fue una elección. Hicimos millones de cosas en torno a la rodilla y la verdad que no lo hemos encontrado la vuelta. Con los médicos de River, de la Selección en su momento, hice triple turno... agoté todas las instancias. Fueron casi dos años de recuperación, en su momento fue muy estresante y veía que no había avances. La verdad que no podía... venía a Bahía, corría y se me inflamaba. La rodilla me dijo 'hasta que llegó tu cuerpo'. La verdad que fue duro el retiro, es muy doloroso cuando no lo elegís y no lo tenes proyectado, eso es lo que más cuesta.

Esa maldita rodilla.
 

   Una vez que colgó los botines, Aguirre probó con vivir el fútbol desde otro lado, por ejemplo, siendo parte del cuerpo técnico de su amigo Cristián “El Lobo” Ledesma en Tigre.

   -¿Cómo fue esa experiencia?

   -Yo con el Lobo tengo una relación de hermandad, nos hicimos muy amigos en River, tenemos una relación hermosa. Tenía que probar ver si me apasionaba, si me gustaba hacerlo por laburo. Antes de terminar la temporada nos juntamos a hablar con el Lobo y me dijo...'¿Gula no te gusta, no?'. Ellos son apasionados, saben hasta quien juega de '4' en Arabia Saudita y la verdad que yo nunca fui un obsesivo del fútbol de mirarlo, a mí me encantaba jugarlo y disfrutar del juego en sí, pero nunca fui un obsesivo. Obviamente que le había dado la palabra y no le iba a fallar, así que terminó la temporada y me volví a Bahía.

   -¿No ser un obsesivo, te jugó a favor o en contra para tu carrera?

   -A favor es que jugas bastante relajado más allá de los lugares en los que uno ha jugado. Más allá de la responsabilidad y el compromiso que tenía, más por como se vive en Argentina. El mismo entorno del fútbol es así, vos ves a los brasileños que se cagan de risa en la cancha, acá el exitismo del fútbol es terrible. En contra no sé... traté siempre de tomármelo relajado, nunca fui un hiperprofesional pero hasta donde me dio el físico traté de disfrutar el lugar en donde estaba. Creo que también esa era la clave de generar lindas relaciones en los lugares donde uno pasó.

Lo sufre Orión, festeja el Gula.
 

Dejó su huella

   Martín Sebastián Aguirre nació el 14 de septimbre de 1981 y debutó en Bella Vista el 11 de octubre de 1998 (0-1 ante Olimpo). Luego pasó por Alem De Coronel Pringles, Villa Mitre, Godoy Cruz, Olimpo y River.

   Si bien no fue muy extenso su paso por el “Millonario” (jugó 48 partidos) el Gula fue un símbolo del regreso de River a Primera, viviendo de adentro una de las épocas más difíciles de la institución y disfrutando, ya un poco más de afuera por la lesión, la reconstrucción impulsada por Marcelo Gallardo.

   -¿Cómo se da tu llegada a River, imagino que te mueve todo un llamado así?

   -Yo tenía todo arreglado para ir a Colón, tenía todo hablado con el Bichi Fuertes. Ya estaba haciendo las valijas para irme a Santa Fe y apareció River... ahí el mismo Bichi me llama y me dice: 'Gula, ni lo dudes: olvidate que te llamé, olvidate que existió Colón. Andate a River que vas a ver que es otro mundo'. Una grandeza impresionante de su parte. Y fue así, viví cuatro años muy intensos, de mucho aprendizaje, de crecimiento personal y profesional. Además, pude disfrutar todo el proceso: desde que estaba en la ruina el club, en todo sentido, hasta el final de 2015 que ganamos la Libertadores. Esos cuatro años fueron de un proceso hermoso de reconstrucción.

Adiós al sufrimiento, llegó el ascenso.
 

   Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez fueron los abanderados en llevar adelante el regreso de River a Primera, poniéndose al frente de uno de los momentos más difíciles de la historia del club.

   “Fernando llegó al club y el vestuario de Ezeiza tenía esas sillas de lona, no había locker nada... Bella Vista tenía mejor vestuario. Y vos decís wow, no puede ser que River esté así. Y él y el Chori (Domínguez) llamaron carpinteros, gestionaron para hacer el vestuario nuevo, un sentido de pertenencia tremendo. Eran los primeros en llegar, los últimos en irse... predicaban con el ejemplo. Siendo tan grandes y tan consagrados en el club, que tomen la posta de esa manera era imposible no seguirles el ritmo”, contó el Gula.

¡Qué trío! Cavenaghi, el Chori y David...
 

   -Ese contexto potenciaba todo...

   -Claro, era un clima hostil al principio y después de agradecimiento por haber estado en ese momento. Con el paso del tiempo, se fue tomando más dimensión de lo que se logró y de lo que se jugaba en ese momento. Ir a las provincias y que te esperen miles de personas en todos lados, era una movida que decís 'wow, estamos en River'. Ahí te cae la ficha del lugar en el que estás. Salir del túnel y ver el Monumental lleno es increíble, ahí empezás a tomar dimensión de dónde estás jugando y la verdad que ser parte de ese momento fue muy lindo. Más allá de la lesión y el retiro, lo disfruté muchísimo.

   -Encima vos, al venir de abajo, lo disfrutás todo el doble, ¿no?

   -Era impresionante, llegar y ver que estaba Cavenaghi, Maidana, Leo Ponzio, El Chori, Trezeguet, el Lobo Ledesma. Que yo sea titular y que el Lobo quedara en el banco era una cosa que... ufff.

   -¿Notabas que tenías un plus por conocer la categoría?

   -Sí, lo notaba mas que nada en el grupo. En la parte de hablar con Matías (Almeyda) antes de los partidos, de contarle mi experiencia antes de enfrentar a equipos chicos del interior, que capaz que se enfrentan con River una vez en la historia. Trataba de transmitir capaz lo que uno se jugaba en ese partido, ese año fueron todas finales. Nosotros tenemos que equiparar lo que es la entrega, el choque, la presión y después, jugar y sacar diferencia con el juego, que la teníamos. Lo primero era correr y poner pierna fuerte, porque nos jugaban de esa forma. Cada partido era una final, literal, fue un año de finales... es muy estresante.

Celebrando con David Trezeguet.
 

   -Encima todo el morbo que había alrededor...

   -Era terrible... ese año fue increíble lo difícil que era jugar en ese momento, la pelota quemaba. Para que David (Trezeguet), nunca me voy olvidar, para que el diga 'nunca sentí tanta presión adentro de una cancha'. Vos decís, bueno, que nos queda a los terrenales si este tipo, que a los 18 años fue campeón mundial y pateó un penal, siente presión... Era muy hostil todo.

   -¿El día después fue todo desahogo?

   -Sí, si vos ves las imágenes... el llanto de todos era de desahogo. Porque una semana antes estábamos casi afuera, nos dio una mano Chacarita que ganó en Rosario. Era terrible. Esa semana nos fuimos al Delta, con Estanislao Bachrach, que es biólogo especializado en neurociencia, hicimos todo el laburo para bajar la ansiedad. Después de ganar ese partido fueron tres días, porque salió la noticia de que se iban Fernando y el Chori y otra vez quilombo ja, ja. Pero sí, fue un desahogo, ya se respiraba otra cosa.

El nuevo River

   En ese nuevo aire, llegó Ramón Díaz, un título local, Marcelo Gallardo y los años de gloria a nivel internacional.

   “El campeonato conseguido con Ramón en 2014 fue sacarse una mochila para ese grupo de jugadores. Me acuerdo que ascendimos y era 'bueno ahora hay que salir campeón'. Y una vez que salimos campeones los muchachos se relajaron y uno los veía que estaban en su máximo potencial, con una confianza impresionante. Por eso también Marcelo logró que jugaran como lo hacían, era increíble verlos jugar. Todos se potenciaban, crecían... Ese era el momento más lindo para estar en River, porque entrabas a la cancha con el pecho inflado, con una confianza por la nubes, los equipos te miraban distinto, vos te das cuenta el respeto que genera en el rival eso y eso quedó demostrado en los resultados.

   -¿Te sorprendió Gallardo?

   -Recuerdo la primera charla delante del plantel, que vos ahí ya le haces una radiografía al DT que llega, y decíamos 'che que personalidad que tiene'. Pararse adelante del grupo de esa forma, esa exigencia, desde el primer momento siempre fue muy llamativa su personalidad y la conformación de su equipo y la forma de laburar. Estaba Sandra Rossi en la parte de neurociencia, era todo muy innovador. Uno veía que era muy profesional, con una exigencia impresionante y un manejo de grupo terrible: no se casaba con nadie, jugaba el que estaba mejor sea el nombre que sea. Esa honestidad a la hora de elegir a los jugadores, yo siempre se la valoro porque eso da una credibilidad en el grupo que sabe que juega siempre el que está mejor y el que mejor entrena y el 11 siempre lo armaba en función a eso y nada más. Y más en el fútbol profesional que siempre está el tema de los representantes y demás... Ahí en River Marcelo hizo un cambio en lo estructural muy grande y eso se vio reflejado en los resultados.

Con la Copa y Barovero.
 

   Mientras hacía todos los esfuerzos necesarios para poder volver a jugar, el Gula siempre contó con el apoyo incondicional del Mundo River.

   “El día de la última operación que tuve, me despierto de la anestesia y estaba todo el cuerpo técnico al rededor mío. Habían salido a correr y se fueron hasta la clínica a verme. Y al rato cayó todo el plantel en una combi, con una foto mía y una dedicatoria para mí. El grupo se portó increíble, pero porque veía que uno le metía y le metía y no abandonaba. Y siempre siendo positivo y esas cosas se valoraron y es por eso que todavía tenemos una muy linda relación con la mayoría.

¡Qué gesto! Todo el plantel de River se acercó a hacerle el aguante al Gula.
 

   -Con la gente también generaste un gran vínculo...

   -Es una de las cosas que más me asombra hasta el día de hoy. Tengo una gran ida y vuelta con la gente y tienen un recuerdo muy lindo, a pesar de que no jugué tantos partidos. Y haber dejado una marca tan linda en todo aspecto, más que nada en lo humano por como uno se portó. Porque yo me podría haber quedado en el club un año y medio más porque no tenía el alta y recuerdo que hablé mano a mano con Marcelo y le dije que no me iba a quedar porque yo sabía que no iba a poder estar a la altura. Era quedarme a cobrar un año y medio de plata sabiendo que no iba a jugar, no me parecía correcto para nada, creo que eso también ayudó para que la gente me recuerde con cariño y es una puerta que sé que siempre está abierta. Fue algo en agradecimiento al club, porque en dos años de lesiones me ayudó muchísimo y yo eso lo agradezco y lo valoro siempre.

Gallardo y un regalo ante Liniers.
 

   En Formosa y ante Liniers por la Copa Argentina 2015, fue la última vez que el Gula se vistió de jugador profesional, para cerrar una carrera que nunca dejó de crecer.

   “El último partido fue como un regalo que nos hizo Gallardo, con Aimar (Pablo) fuimos los dos pichicateados (sic.) porque estábamos los dos rengos. Él no podía caminar por el tobillo y yo por la rodilla, llegamos al aeropuerto y no nos podíamos bajar del avión. Marcelo nos llevó como un mimo a todo el esfuerzo que habíamos hecho por recuperarnos, era el último partido de la temporada y jugar un ratito fue increíble, lo disfruté mucho”, reconoció.

   El Gula dejó su huella en cada lugar en el que pasó y todavía sueña con retirarse en La Loma, con su gente y donde empezó todo... Ojalá esa maldita rodilla lo deje volver a tirar paredes con Palacio y Arriagada, ¿Por qué no?


Gula a un toque

*Rodrigo Palacio

   -El exitismo argentino hizo que se le caiga por una jugada o un partido, es una sociedad muy hostil. Yo creo que Rodrigo no estuvo valorado con la carrera que hizo. El que dice algo de Rodrigo es porque lo mira desde el sillón de su casa. Uno sabe el recorrido que hizo Rodrigo, desde Bella Vista, Huracán de Tres Arroyos, ganar todo en Boca, seguir jugando en Italia y siempre con una humildad increíble a la hora de jugar y de ser, por eso está donde está y donde va lo aman. Rodri es eso, todo sencillez pero con una mentalidad ganadora que le hizo lograr todo lo que logró. Estamos hablando de un tipo que logró cosas increíbles, hay que valorar a los chicos de Bahía como ahora Germán, Lautaro... Pero ya te digo, el que habla mal de Rodrigo que mire su vida primero.

*Sus entrenadores

   -Del Checho Batista, aprendí mucho porque jugaba de cinco como yo. Otro que me dejó muchas enseñanzas es Diego Cocca, es terrible lo que he aprendido de él en lo táctico en los movimientos, en el juego en sí. Con Omar De Felippe también, Julio Román en Bella Vista me ha dejado muchas enseñanzas de vida, en abrirme la cabeza. Me creía enganche en su momento y él con su manera de papá, nos sentamos arriba de una pelota cada uno y me empezó a explicar las posibilidades que tenía llegando de atrás en el mediocampo y después me acuerdo que hice un montón de goles gracias a eso. Obviamente que Marcelo, aunque yo lo viví mucho más de afuera que de adentro, con Matías Almeyda también tuve mucho aprendizaje. Yo tenía una capacidad de que me lo decían, lo ponía en práctica enseguida, aprendía rápido.

*Su mejor versión

   -Tuve un lapso en Godoy Cruz, en Olimpo los útlimos partidos, en Villa Mitre el segundo semestre y el primero en River. Cuando mejor me sentía en River, estaba creciendo otra vez y adquiriendo nuevas formas de moverme, ahí vino otra vez la lesión. Va mucho en un trabajo personal, de la confianza que uno se tiene, de entrenar en la semana imaginándote el partido, creía mucho en eso: en el laburo de la semana. Es fundamental tener tranqulidad y claridad mental para entrar aun partido, eso te da aire, frescura, rapidez mental. Sino entrás estresado, con la adrenalina que conlleva un partido entrás mal, por eso salen partidos tan trabados en Argentina, queda poco espacio para la creatividad y disfrutar el juego.

*Fernando Cavenaghi

   -Un jugador de una calidad impresionante. Tengo una gran relación hasta el día de hoy, pero con todos los de ese grupo. Era un grupo muy lindo, con tipos que venían de abajo, eran muy laburantes y muy profesionales. Y con Fernando sí, es el día de hoy que seguimos en contacto y siempre pensando en hacer cosas juntos.

(Datos estadísticos: Eduardo "Cocho" López)