Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El sindicalismo avanza con el plan para empoderar a Alberto

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   En medio de las negociaciones que se iniciaron este lunes con sectores empresarios y sociales, además de la asistencia en pleno de la dirigencia sindical que se referencia en la Confederación General del Trabajo, los principales popes sindicales pusieron en marcha la última parte del plan que vienen acunando para “empoderar” al presidente Alberto Fernández en medio de los cruces subterráneos y a veces públicos que mantienen con el ala dura del Frente de Todos.

   Esa movida, que incomoda a los habitantes del Instituto Patria y que tendrá su broche de oro durante el acto virtual de la celebración del Día de la Lealtad peronista, el 17 de octubre en el Salón Felipe Vallese de la CGT, es impulsada de manera central por dos amigos y aliados de Alberto: los cosecretarios generales de la central obrera, Héctor Daer y Carlos Acuña. Por afuera aunque muy cerca de ellos en el pensamiento y en la estrategia, pivotean el líder del gremio de la Construcción, Gerardo Martínez; el titular de UPCN, Andrés Rodríguez, y el eterno secretario general del gremio de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri.

    El rápido repaso de los nombres de los dirigentes que buscan que Alberto se muestre como el dueño de las riendas del poder exime de mayores comentarios: son los dirigentes que en la central obrera y en sus respectivas organizaciones suman entre el 70 y el 80 % de apoyo de sus afiliados. Cerca de ellos, aunque en esta etapa de definiciones todavía no se han pronunciado, se mueven otros dos caciques con peso y pasado como el mercantil Armando Cavallieri y el gastronómico Luis Barrionuevo.

    La frutilla del postre, según comentaban fuentes del albertismo puro en coincidencia con la mirada de la cúpula cegetista, sería que aparezca en público el apoyo que el camionero Hugo Moyano, aunque no así su hijo Pablo y hombre fuerte del Sindicato que los nuclea, daría a esa movida para empoderar al presidente. “Hugo apoya por ahora por lo bajo”, le dijo Daer a un funcionario con el que habló el lunes. Sin embargo, y por aquello de que los porotos también en el sindicalismo se cuentan de a uno, la realidad es que Moyano se mantiene por ahora como un aliado discreto pero inamovible de Cristina Fernández.

   Daer y Acuña mientras tanto se han hecho cargo por estas horas de tomar contacto con los gobernadores peronistas, y también con un buen número de intendentes del PJ que gobiernan territorios en el conurbano bonaerense y en el interior de la provincia. La idea es sumar apoyos públicos al gesto hacia el presidente antes de que se ponga en escena la celebración del 17 de octubre, que como se sabe tendrá a Alberto como orador central y vía streaming se retransmitirá a distintos actos cerrados que se organizaran en otros puntos del país. Alberto, se recuerda, pidió a la CGT desactivar el “banderazo” que se planeaba para la celebración peronista en razón de las limitaciones que impone la pandemia de coronavirus.

   Otro dato no menor de esa estrategia sindical es que durante el desarrollo del acto del 17 de octubre tanto la CGT como la liga de gobernadores e intendentes y el propio Consejo Nacional del Partido Justicialista, que encabeza el sanjuanino José Luis Gioja, le pedirán a Fernández que asuma formalmente la presidencia del partido. Un trámite --si es que Alberto acepta, algo que todos descuentan-- que debería completarse sin puja interna en el acto de renovación de autoridades previsto para el 20 de diciembre.

   Esa decisión del peronismo tradicional de dar todo por sentado y anticipar que tal como marca la historia del peronismo, el que ejerce la presidencia de la Nación también es el presidente del partido, incomoda al cristinismo puro, que no ha ahorrado críticas. Aunque Gioja personalmente le comunicó a Alberto que la movida para encumbrarlo la había conversado primero con la vicepresidente. “El fuego amigo proviene de las segundas líneas, no de ella, hay algunos menos moderados que otros pero no hay un veto (de Cristina)”, se le escuchó decir a Lingeri tras la reunión con el gobierno y los empresarios e el Salón de los Científicos de la Casa Rosada.

   Tanto es así, reconocían fuentes sindicales y también del gobierno, que incluso algunos no descartan todavía que Cristina pueda asistir como invitada estelar al acto en la CGT donde Alberto sería encumbrado. O “empoderado”. Fuentes habituales del antiguo petit hotel de la calle Rodríguez Peña 88, fruncen el ceño cundo se les consulta sobre esa posible presencia de su jefa en el Salón Felipe Vallese.