Bahía Blanca | Miércoles, 01 de mayo

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Una residencia estudiantil que privilegia las vistas

   Sin renunciar al atractivo paisaje circundante, este edificio de departamentos para estudiantes en Granada, España, privilegió las vistas con recursos para protegerse del sol.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com  

 Es imposible no quedar atado al entorno y al paisaje a la hora de trabajar en un proyecto de arquitectura. Eso sucedió con los arquitectos encargados de diseñar una residencia para estudiantes en Granada, España, en un terreno de posición elevada y desprotegida, desde donde se domina todo un valle, con los paisajes de Sierra Nevada, la Alhambra, la Cartuja y las cubiertas rojas de la edificación del casco urbano.

   Esa visión es la que dominó el proyecto desde el principio. Capturar esa inmensidad con un edificio grande y rotundo, capaz de albergar las 419 habitaciones del programa al tiempo de colocar una pieza capaz de resistir un terremoto pero que a la vez fuera ligera y elegante.

   Las vistas sobre la ciudad y el valle había qué privilegiarlas pero también exigían una respuesta para proteger las fachadas expuestas al sol de poniente.

   Para evitar el impacto en un edificio de 92 metros de largo y 6 plantas de altura, se diseñó una suerte de estrella de tres brazos, curvando su huella para suavizar las perspectivas.

Largas escamas

   La fachada principal sigue un patrón quebrado que reorienta las ventanas y la protege, con largas escamas perforadas, del agresivo sol de la tarde, sin renunciar a las vistas.

   Se plantea como un homenaje a la arquitectura nazarí, propia de Granada, rica en sus juegos de luces y sombras, sin perder la fuerza de la luz filtrada a través de pequeños agujeros. Así se intuye un juego de perforaciones triangulares que, por los requerimientos técnicos y estructurales del material, se define mediante un pequeño algoritmo plástico.

   “El resultado es mil edificios en uno”, indican los autores, que cambia con el recorrido del sol, cuando las sombras crean nuevos patrones en los paños blancos. Brilla en el zenit solar y se tiñe de dorado en el ocaso.

   El blanco exterior contrasta con lo cálido de los interiores. Las habitaciones se visten de madera y los espacios sociales se inspiran en los colores de la cerámica granadina. En el área común, una piscina se singular forma invita al baño con una suave rampa, casi  una playa.